El Coloso de Constantino vuelve al centro de Roma

Una representación de la gigantesca escultura del emperador realizada por una fundación española puede visitarse gratis en los Museos Capitolinos

El coloso del emperador Constantino, replicado con impresoras 3D por una empresa madrileña
El coloso del emperador Constantino, replicado con impresoras 3D por una empresa madrileña
EFE

Los súbditos del emperador Constantino, que llevó las riendas del Imperio Romano durante buena parte de la primera mitad del siglo IV después de Cristo, debían quedarse boquiabiertos cuando estaban delante de la escultura que lo mostraba como un coloso. De casi trece metros de altura, la obra, que utilizaba una representación anterior de Júpiter Óptimo Máximo, estaba colocada en el corazón de la Roma Antigua para apabullar a los ciudadanos con su gigantesco tamaño. No había mejor manera de mostrar el inmenso poder del emperador. Esa misma sensación es la que produce hoy en los turistas la contemplación de la reconstrucción a tamaño real del Coloso de Constantino inaugurada este lunes en los jardines de Villa Caffarelli, que forman parte del complejo de los Museos Capitolinos de Roma, donde se conservan los 10 fragmentos originales de la obra.

Un equipo multidisciplinar de expertos de la Fundación Factum, una entidad sin ánimo de lucro con sede en Madrid y dedicada a la preservación artística utilizando tecnologías digitales, trabajó durante dos años en la escultura, que se realizó en un taller situado en el barrio de San Blas. Se utilizó una impresora en 3D para recrear las piezas que se conservan, mientras que las partes que se han perdido fueron diseñadas partiendo de un estudio histórico y un análisis arqueológico. "Utilizamos la información que nos ofrecen otras esculturas de la antigüedad, como el Coloso que hay en el museo Hermitage de San Petersburgo. Todo el trabajo se ha realizado bajo la supervisión científica del superintendente de Bienes Culturales del Ayuntamiento de Roma, Claudio Parisi Presicce", explica Sol Costales, miembro de la Fundación Factum.

Financiada en parte por la Fundación Prada, que la presentó hace dos años en Milán por primera vez, la obra permanecerá a partir de ahora en los Museos Capitolinos de Roma, donde puede visitarse gratis. De cuatro toneladas de peso y con una estructura interna de aluminio para dotarla de mayor estabilidad y facilitar su montaje y desmontaje, la escultura está realizada con una resina que contiene polvo de mármol y de mica, por lo que al contemplarla parece de piedra. Muestra sentado a Constantino, que lleva en la mano derecha un cetro y en la izquierda, una bola, atributos del poder imperial. Una túnica de bronce dorado cubre su cintura y el hombro y la pierna izquierda, mientras que quedan al aire el torso y el brazo y la rodilla derecha.

"Es una representación que sigue la tradición clásica homérica, ofreciendo la máxima devoción posible a un ser divino o a una persona de gran importancia", explica Parisi Presicce. Esta escultura, la más grande de la antigüedad de las que han llegado hasta nuestros días, aunque haya sido en fragmentos, tiene una enorme importancia histórica, al marcar el paso del mundo pagano al cristianismo, pues fue Constantino el primer emperador en convertirse a esa religión. Tras perderse las trazas del Coloso con la caída de Roma, los diez restos originales fueron descubiertos en 1486 en la antigua basílica de Majencio y se trasladaron entonces a los Museos Capitolinos para su conservación. No fue hasta finales del siglo XIX cuando los expertos los identificaron como parte del retrato colosal del emperador Constantino.

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