Rusia conmemora en silencio el centenario de la muerte de Lenin, reducido ahora a nostalgia comunista

Vladimir Lenin murió el 21 de enero de 1924 a la edad de 53 años en su residencia de Gorki. 

Conmemoración en Moscú del centenario de la muerte de Lenin en torno a su mausoleo.
Conmemoración en Moscú del centenario de la muerte de Lenin en torno a su mausoleo.
Alexander Zemlianichenko

Rusia conmemoró este domingo en medio de un silencio oficial muy revelador el centenario de la muerte de Vladímir Lenin, el fundador de la Unión Soviética, al que el Kremlin responsabiliza del "problema" de Ucrania.

"Si ponemos como ejemplo la operación militar especial en Ucrania, lo vemos claramente. Cuanto más critican a Lenin por Ucrania, más evidente es que el camino que escogió para solucionar ese problema fue más efectivo que el actual", comentó Guennadi, un veterano comunista.

En previsión de posibles protestas, las autoridades blindaron la plaza Roja, y redujeron a su mínima expresión los actos y homenajes públicos al líder de la revolución bolchevique, cuya repetición es uno de los mayores temores del presidente de Rusia, Vladímir Putin.

"Yo nací en 1949. Los que vivimos bajo el socialismo lo comparamos con la vida actual y no hay comparación. Antes íbamos cantando a todas partes, ahora todos están hipnotizados con el teléfono. Además, ahora Putin nos limita las libertades", señaló entre lágrimas Lida.

Comunistas y nostálgicos

Las bajas temperaturas -unos 15 grados bajo cero- redujeron la afluencia de público, pero no impidieron que cientos de personas rindieran homenaje al padre del proletariado soviético a los pies del Kremlin.

Comunistas y nostálgicos del antiguo régimen de todas las edades combatían el frío ondeando banderas con la hoz y el martillo y entonando canciones soviéticas sobre el empedrado de la plaza.

Depositaron grandes coronas de flores a la entrada del mausoleo de mármol que acoge el cuerpo embalsamado de Lenin, protegido desde 1924 por un sarcófago, ante el que presentaron sus respetos en un silencio casi sepulcral.

Distanciamiento

La conmemoración este domingo del centenario de la muerte de Vladimir Lenin se sitúa en línea con los recordatorios de los últimos años al líder comunista: en silencio y desde el distanciamiento marcado por el actual dirigente del país, Vladimir Putin, quien señalara en su día la doctrina de la "revolución global" defendida por el líder bolchevique como "la bomba atómica" que acabaría destruyendo "el edificio ruso".

Vladimir Lenin murió el 21 de enero de 1924 a la edad de 53 años en su residencia de Gorki en la región de Moscú, sin instrucciones escritas sobre el método y el lugar de su entierro. A los pocos días de su fallecimiento, y vista la voluntad popular, los dirigentes soviéticos comenzaron los planes para embalsamar el cadáver de Lenin a largo plazo. El mausoleo es, desde 1990, patrimonio mundial de la Unesco y lo visitan aproximadamente 450.000 personas cada año, según estimó en 2017 el comandante del Kremlin, Sergey Khlebnikov.

No obstante, a pesar de esta relevancia popular, en la arena de la historia Putin ha reducido a Lenin a un mero ejercicio de debate sobre el lugar de reposo definitivo de sus restos mortales. En 2019, el presidente ruso se pronunció sin mucho interés sobre el tema. "Me parece que debería quedarse donde está, más que nada porque todavía hay bastante gente que vincula sus vidas y sus destinos a ciertos eventos del pasado", manifestó antes de pasar página al tema. "Mejor no darle muchas vueltas. ¿Para qué? Lo que tenemos que hacer es mirar hacia el futuro", añadió en comentarios recogidos por la agencia TASS.

No se organizaron más eventos conmemorativos que el recordatorio organizado por el Partido Comunista de Rusia en el mausoleo de Lenin, donde diputados y líderes del partido han depositado coronas de flores ante la momia del líder bolchevique. Una celebración que ha contado con el beneplácito implícito de Putin, quien ha decidido no enfadar a los nostálgicos y a los simpatizantes de un partido que a día de hoy es la segunda fuerza en la Duma de Rusia, si bien a una enorme distancia de la Rusia Unida de Putin.

En 2016, el periodista Mijail Zigar explicó a 'The Guardian' esta postura ambivalente. "Realmente no existe una postura oficial del Kremlin a este respecto dado que no pueden identificarse con Lenin porque era un revolucionario, como tampoco existe una narrativa oficial sobre lo que ocurrió en 1917. Es demasiado difícil, y es demasiado complejo, pero entienden que es importante de cara a la formación de la conciencia nacional rusa, tal y como la entendemos hoy".

Así las cosas, "Putin quiere evitar cualquier decisión que acabe desatando unas fuerzas que no pueda controlar", explicó en 2017, durante el centenario de la Revolución de Octubre, a la emisora internacional estadounidense Radio Free Europe la experta Anna Arutunian, autora del libro 'La Mística de Putin'. "En momentos tan emocionales como estos una mala decisión podría repercutir en un incremento del respaldo al Partido Comunista", añadió.

No obstante, Putin rara vez ha desaprovechado la oportunidad de manifestar su radical oposición al concepto de estructura nacional abanderado por Lenin, quien apostó por la concesión del mismo rango jurídico a todas las repúblicas soviéticas. "Tenía muchas ideas sobre la autonomía de las regiones y es verdad que gobernar de acuerdo a tus ideas es correcto, pero siempre cuando esa idea arroje los resultados adecuados, y esa idea es la que acabó desembocando en la caída de la Unión Soviética", hizo saber el presidente en 2016.

"Las fronteras se definieron de manera absolutamente arbitraria y no siempre justificada", argumentó, antes de poner específicamente el caso de Ucrania como ejemplo. "La región del Donbás fue transferida a Ucrania bajo el pretexto de incrementar allí el porcentaje de proletariado para reforzar el apoyo social: eso fue un auténtico sinsentido", añadió. Con todo, Putin también declaró en ese momento que no albergaba ningún tipo de rechazo al dispuesto Partido Comunista de la Unión Soviética. "Mi carné anda por alguna parte. No es que fuera un comunista por ideología, pero tampoco lo fui por obligación", remachó.

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