Metamorfosi, el pueblo griego que votará trasladarse a un lugar más seguro

El municipio, situado en una llanura a escasos kilómetros de Atenas, sufre periódicas inundaciones al ser punto de encuentro de cuatro ríos.

Las pertenencias de los vecinos de Metamorfosi siguen apiladas en las calles tres meses después de las últimas inundaciones.
Las pertenencias de los vecinos de Metamorfosi siguen apiladas en las calles tres meses después de las últimas inundaciones.
Colpisa

En las calles de Metamorfosi se amontonan las pertenencias de sus vecinos en pleno diciembre. Colchones, fotografías, mesas y sillas, prendas de ropa, peluches... Llevan allí meses, bañadas en barro, mientras los campos de algodón que sustentaban la economía local se pudren a unos metros. La vida en esta pequeña localidad del centro de Grecia, a unos doce kilómetros de Atenas, se paró a principios del pasado septiembre, cuando las peores lluvias en casi un siglo en el país inundaron la zona. Hasta cuatro metros de altura alcanzó allí el agua, que cubrió todo. Sus residentes esperan desde entonces a aclarar su futuro: volver y reconstruir su pasado o dejar atrás los recuerdos y trasladar el pueblo a un lugar seguro. Una decisión que someterán en los próximos días a votación.

En el municipio, con unas 240 personas en su censo, están hartos y sobre todo preocupados por las terribles riadas que soportan de forma periódica. Ocurrió en 1953, en 1994 y en 2023, cuando la tormenta 'Daniel' -que dejó la mayor cifra de precipitaciones en Grecia desde que hay registros, 1930- provocó importantes daños en viviendas, cultivos y edificios como la iglesia o el cementerio, donde el agua arrasó con las lápidas. Vassilis Tsatsarelis recuerda a sus 80 años cada uno de esos episodios. «Quiero irme», responde sin dudarlo. «Aunque nací y crecí aquí, no quiero esto para mis nietos», explica. Él votará 'sí' al traslado de Metamorfosi a un lugar menos expuesto a las inundaciones que, según los planes municipales, se ubica a ocho kilómetros y se llama Palamás.

Metamorfosi -que en griego significa transformación, cosas del destino- es el punto de encuentro de cuatro ríos y afluentes y se trata, además, del rincón más bajo de la llanura de Tesalia, el corazón agrícola de Grecia. Sus vecinos trabajaban sobre todo el algodón pero también algo de maíz y de ganado aunque ahora, con muchas de sus máquinas inutilizadas por el agua, intentan buscarse la vida en otras labores. Residen en casas de familiares o en viviendas alquiladas en otros municipios. A muchos les tuvieron que sacar de sus hogares en botes salvavidas e incluso en avión. En el temporal de 1994 tardaron tres meses en regresar al pueblo. Esta vez no creen que puedan volver, al menos, hasta la próxima primavera. Y siempre con el miedo a que la lluvia les empuje de nuevo al abismo en cualquier momento.

«No se puede vivir con esta inseguridad todo el tiempo», asume Thanasis Tsoukalas, un agricultor de 55 años que es también partidario del traslado. «Crecimos aquí, nacimos aquí, las tumbas de nuestros padres están aquí, es nuestro pueblo. Pero la seguridad es lo primero», reflexiona tras la última catástrofe, que se llevó dos vidas (un hombre y su madre, ahogados en casa) en el municipio. Kyriakos Mitsotakis, primer ministro griego, utilizó las imágenes de Metamorfosi para demostrar la tragedia que sufría el país cuando, días después del paso de Daniel, acudió a Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, para pedir más ayuda a la UE. Él mismo se ha mostrado abierto a reubicaciones como la que van a votar aquí siempre que los vecinos estén a favor y se demuestre que no hay otra alternativa para protegerles de futuras riadas.

Escenas de pesadilla

Un proyecto antiinundaciones podría llevar años y los expertos municipales en ingeniería civil disponen de estudios que alertan de episodios repetidos y de una geomorfología que no ayuda precisamente a evitarlos. Petros Kontogiannis, presidente de esta comunidad, asegura que «no nos despertamos una mañana y dijimos 'vamos a reubicarnos'». La idea «surgió de las escenas de pesadilla que vivimos esa noche. Cada vez que llueve, nuestro pueblo está en riesgo», expone. No sería la primera vez en Grecia que se realiza una mudanza de este tipo ya que entre 1960 y 1970 se movió a varias zonas rurales montañosas por deslizamientos de tierras. La elección de la vecina Palamás como nueva residencia tampoco es casual ya que allí se extienden terrenos pertenecientes a ambos municipios que el Ayuntamiento ha cedido a Metamorfosi.

Pero la última palabra la tienen los vecinos. Vassilis es contundente: «Si vivo hasta el año que viene no podré volver a pasar por una experiencia así». Si, como él quiere, el resultado de la votación es favorable a la reubicación, Metamorfosi, su pueblo, donde están todos sus recuerdos, se convertirá en el almacén de la maquinaria agrícola de quienes un día llenaron de vida sus calles. 

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