"Gaza ya no existe"

Eso lo que le han comentado a la ministra de Defensa, Margarita Robles, con el dolor en sus rostros como cara de presentación, algunos de los 139 hispanopalestinos.

La ministra de Defensa, Margarita Robles (i), y el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares (2-i), reciben a los hispano-palestinos que fueron evacuados de Gaza
La ministra de Defensa, Margarita Robles (i), y el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares (2-i), reciben a los hispano-palestinos que fueron evacuados de Gaza
Pepe Méndez

 "Gaza ya no existe". Eso lo que le han comentado a la ministra de Defensa, Margarita Robles, con el dolor en sus rostros como cara de presentación, algunos de los 139 hispanopalestinos cuando bajaban las escalinatas del avión militar que ha aterrizado esta tarde en la base aérea de Torrejón.

Y eso es lo que han querido repetir de viva voz a los periodistas, una vez que han pasado la aduana, estos 'pasajeros' del horror de la guerra, a los que mirar hace daño, especialmente a los más pequeños.

Tres menores de un año, en brazos de sus madres, arropándoles y protegiéndoles de la fría niebla de la base aérea esta tarde cuando han llegado, procedentes de El Cairo.

Sesenta y cuatro menores de edad, algunos de ellos con pequeñas mochilitas en sus brazos, con lo poco que han podido traer. Niños, pero también mayores y buena parte de ellos enfermos, como Nafez Abu Jarad, de 65 años, rodeado de medios de comunicación, deseando contar el sufrimiento que han vivido.

"No hay ninguno que no haya sufrido ataques de avión. Ni que no se le haya muerto la familia, los padres, hermanos... No sé de una veintena de personas, no sé si están bajo tierra o vivos", decía.

Un soldado israelí en las operaciones en el puerto de Gaza
Un soldado israelí en las operaciones en el puerto de Gaza
ISRAELI DEFENCE FORCES

"La situación esta mal, mal. Me he escapado como he podido, con mi familia", repetía Nafez, doctor en Económicas. "Gaza está destrozada. Mi piso no sé dónde está, nadie se acuerda dónde estaba su vivienda; esta todo destrozado", se lamentaba este hispanopalestino, quien vivió tres años en España, a la que ama.

Su mujer es española y el dice una y otra vez que España es su patria. "Es todo. Es mi casa desde el 81, cuando me case. Cuando he venido aquí, veo el cariño que nos dais a la causa palestina. Es igualdad", insistía.

Su hija Natalia, de 25 años, recién casada hace un año, viene del brazo de su marido. Ha venido de visita varias veces para ver a su hermano y su hermana. Nunca para quedarse, pero ahora han cambiado las cosas.

"La guerra, muy mal. Hemos cambiado estos días de seis casas porque todas las zonas son peligrosas. Toda Gaza es peligrosa. Dormíamos en habitaciones distintas cada día", decía a EFE.

Ataque israelí en la Franja de Gaza
Ataque israelí en la Franja de Gaza
Leo Correa

Tampoco existe ya su casa, según le han hecho llegar sus vecinos. En la base le espera su hermano, al que puede ver a través de una puerta de cristal. Sonríe, se emociona y no puede parar de decir "¡ya, ya, ya!".

Quería contar a todos los periodistas, como los que hablaban español, todo el drama que se vive en Gaza desde el pasado 7 de octubre, pero no podía evitar querer pasar lo antes posible ese pequeño umbral que les separaba de sus familiares.

Profesores, economistas, profesionales de muchas especialidades, algunos de los cuales decían desconocer dónde iban a dormir hoy, y qué iba a ser de sus vidas a partir de ahora.

Pero, como incidía Nafez, seguro que verán "algo de luz" ya fuera del horror de esa guerra que llevan todos en sus caras, incluso los más pequeños, ataviados con chándal y ropa cómoda para poder soportar la última parte del trayecto hacia la libertad. 

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