Israel advierte de que la guerra "será larga" y dejará "escenas difíciles de digerir" en Gaza

El ejército realizó durante la noche del viernes sus primeras incursiones más allá de la Franja para buscar rehenes y destruir bases de Hamás

Ciudadanos palestinos buscan entre los escombros de los edificios destruidos tras un ataque israelí, en la ciudad de Rafah, en la Franja de Gaza.
Ciudadanos palestinos buscan entre los escombros de los edificios destruidos tras un ataque israelí, en la ciudad de Rafah, en la Franja de Gaza.
EP

Una semana después del ataque sorpresa de Hamás, la "venganza" prometida por Benjamín Netanyahu avanza a golpe de los mayores bombardeos que se recuerdan en Gaza y entra en una nueva fase con las primeras incursiones por tierra en su territorio. Daniel Hagari, portavoz militar de las Fuerzas de Defensa, confirmó que sus tropas, con el apoyo de tanques, penetraron en suelo gazatí para localizar lanzaderas de cohetes y obtener información sobre los lugares donde los milicianos ocultan a los rehenes. La propia existencia de cautivos en manos de la organización islamista -podrían superar el centenar- parecía ser un talón de Aquiles que condicionara los movimientos de Israel, pero el ejército no ha variado sus planes y avanza con determinación hacia la ofensiva terrestre.

La primera incursión llegó después del ultimátum de veinticuatro horas impuesto por Tel Aviv a los residentes en el norte de la Franja para que abandonaran los asentamientos y se trasladaran al sur. El problema es que no se ofreció un alto el fuego por lo que quienes emprendieron la huida lo hicieron en mitad de los bombardeos. Al cierre de esta edición, las explosiones iluminaban la noche en numerosos puntos de la Franja donde Tel Aviv aseguró que había instalaciones islamistas. Según un comunicado oficial, una de las incursiones por tierra permitió destruir una batería de misiles antitanque de Hamás.

Israel preparó a sus aliados para una "guerra larga y dura", como repitió Netanyahu en una intervención televisada en la que por primera vez no respetó el Sabbat (día sagrado para los judíos). También espera que "cuando las cosas se pongan feas" y "las escenas de Gaza sean difíciles de digerir" los gobiernos y organizaciones que le prestan respaldo se mantengan firmes a su lado, en palabras del portavoz militar Jonathan Conricus.

La acumulación masiva de fuerzas en la frontera, una caravana interminable de excavadoras y blindados cargados en camiones y campos enteros convertidos en aparcamientos para tanques, dibujaban este viernes el escenario de una operación terrestre a las puertas de Gaza, a la altura de la localidad de Zikim. Este es el último puesto de control hasta el que permite acceder el Ejército a la prensa. A partir de aquí ya es zona de guerra. A unos cuantos kilómetros, en el Ministerio de Defensa situado en Tel Aviv, Netanyahu reunió por primera vez al recientemente creado Gobierno de emergencia para analizar la situación en el frente.

Los gazatíes recibieron un mensaje de las Fuerzas de Defensa a primera hora de la mañana que les pedía abandonar el norte de la Franja y buscar refugio en la parte sur, más allá del río. El portavoz militar consideró este anuncio como "un paso humanitario para reducir víctimas civiles" y acusó a Hamás de combatir en zonas urbanas y usar a los ciudadanos como "escudos humanos". El ejército publicó un mapa -y lo lanzo en octavillas- para indicar la ruta a seguir a ese millón de personas a las que insta a marcharse, en mitad de los bombardeos más duros que nunca ha sufrido la Franja.

Este mensaje recibió la respuesta inmediata de Naciones Unidas, que dijo que ese movimiento masivo de población resulta "imposible" de llevar a la práctica sin que tenga "consecuencias humanitarias devastadoras", en palabras del portavoz, Stéphane Dujarric. La ONU hizo un "firme llamamiento" a que esta orden "sea rescindida para evitar que una situación que ya es una tragedia se convierta en otra desastrosa".

Ante la previsión del endurecimiento de la situación, la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Próximo (Umrwa) decidió reubicar su principal centro de operaciones y su personal no local en el sur para continuar con sus misiones humanitarias. También la OMS calificó la medida de Israel de "sentencia de muerte" para aquellas personas "gravemente enfermas cuyas lesiones significan que su única posibilidad de supervivencia es estar conectados a soporte vital, como ventiladores mecánicos"

"Propaganda" enemiga

Hamas pidió a la población palestina que no hiciera caso de la "propaganda" enemiga. Sin embargo, a lo largo del día miles de personas -más de 400.000, según algunos medios- emprendieron la ruta al sur, muchos a pie. Otros decidieron quedarse en sus casas. "No me voy. Si salimos todos seremos más de un millón y no veo nada claro lo que sucederá. La mayoría nos quedamos, no tenemos a donde ir, que sea lo que Dios quiera", era la respuesta de Kayed Hammad, cooperante y productor en la ciudad de Gaza.

Los islamistas llamaron a un "día de la ira" o de la yihad que tuvo gran seguimiento en Cisjordania donde, después de la oración de mediodía, se registraron violentos choques con las fuerzas de seguridad en lugares como Yenín, Ramala, Nablus, Hebrón o Tulkarem. Al menos once palestinos fueron abatidos por disparos israelíes en las marchas en solidaridad con Gaza. En total ya han perdido la vida 44 palestinos en los territorios ocupados desde el inicio de la guerra en la Franja lo que indica que la tensión está en su máximo grado.

La frontera con Egipto estuvo cerrada este viernes un día más y las autoridades de El Cairo dejaron claro que no están dispuestas a recibir una oleada de refugiados. La ayuda humanitaria de países como Jordania, Irak o Turquía ya está depositada en el aeropuerto de Al Arish, pero con el paso egipcio cerrado no puede llegar hasta Gaza. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, instó a Israel a permitir la entrada de este tipo de mercancía, pero no obtuvo respuesta de ningún tipo.

Antes de dar el ultimátum de evacuación del norte de Gaza, Israel recibió las visitas del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, y del de Defensa, Austin Lloyd, que le ofrecieron un respaldo total. Washington calificó la orden de evacuación de un millón de civiles de "tarea difícil", pero lo consideró una "advertencia justa" para los civiles, según el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby.

Finalizados sus encuentros en Israel y Jordania, donde se reunió con el 'desaparecido' presidente palestino Mahmoud Abás, Blinken voló a Catar, el país que apoya de manera más firme a Hamás. Esta visita puede resultar clave para determinar el tiempo que puede durar esta guerra.

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