El fuego engulle las carreteras del norte de Canadá y obliga a evacuar a 168.000 personas

Los Territorios del Noroeste declaran el estado de emergencia ante la amenaza de más de 200 focos que rodean las localidades.

El cielo de Fort Smith (Canadá), rojo por culpa de los incendios.
El cielo de Fort Smith (Canadá), rojo por culpa de los incendios.
AFP

Casi tres meses después de que se desatara la primera ola de incendios en Canadá, el fuego continúa arrasando todo a su paso y ya ha consumido unos 136.000 kilómetros cuadrados de bosque. La epidemia de llamas rodea a decenas de pueblos en el norte del país, lo que obligó este miércoles a declarar el estado de emergencia en la región. Los Territorios del Noroeste, de unos 45.000 habitantes, la mayoría de origen indígena, vive una crisis sin precedentes. Más de 230 focos permanecía activos este miércoles, con más de 2,1 millones de hectáreas quemadas hasta ahora. La devastación en el norte equivale al promedio anual que se suele registrar en todo el país.

La región, una de las menos habitadas, ha visto cómo la aldea de Enterprise, un asentamiento de un centenar de vecinos, fue destruida casi por completo por el fuego. Los incendios masivos amenazan incluso a la capital, Yellowknife, donde unas 20.000 personas podrían ser evacuadas. La ciudad estaba este miércoles cercada por al menos cuatro incendios en tres de sus frentes. El peligro ha llevado a reducir las operaciones de un hospital, que trasladó a decenas de sus pacientes a áreas seguras en el sur del país.

«Estamos en una situación de crisis y nuestro Gobierno está usando todas las herramientas a su alcance», afirmó este miércoles el ministro de Medio Ambiente provincial, Shane Thompson, quien destacó que esto le permite «acceder a los recursos y desplegarlos». Las autoridades pidieron la ayuda del Ejército para intentar controlar y sofocar los fuegos. A las decenas de efectivos que ya trabajaban en los Territorios del Noroeste, cien bomberos de las fuerzas canadienses se unieron a la batalla junto con una veintena de personal de logística y varias aeronaves.

En la localidad de Hay River, en el sur de la provincia, más de 3.000 personas salieron del territorio. Pero este miércoles unas 500, muchas de ellas de avanzada edad, permanecían en sus casas pese al elevado riesgo. La alcaldesa de Hay River, Kandis Jameson, lamentó que las opciones para su evacuación se agotan. «Los servicios de telefonía no están funcionando. Están colapsados. No hay forma de alertar del peligro a los que se niegan a marcharse o están atrapados. Además, las llamas amenazan la única carretera disponible para la evacuación por tierra», explicó.

Los miles de afectados del norte se suman a los 168.000 canadienses que ya han tenido que abandonar sus hogares porque las llamas se acercaban a sus puertas. La emergencia debilita las fuerzas que combaten los incendios. Cuando un foco es controlado, otro se activa a cientos de kilómetros.

Rebrote de las llamas

Hasta este miércoles, más de un millar de focos asolaban a las trece provincias del país, de los que unos 670 estaban fuera de control. De hecho, un solo incendio es tan grande que podría compararse con la superficie que cubre Grecia. Los expertos analizan que ese fuego no será apagado sino hasta dentro de uno o dos años. Calculan que el territorio debajo de las llamas se ha calentado tanto que ni siquiera el invierno será capaz de enfriarlo. Las altas temperaturas que conserva la tierra en ese área podría causar el rebrote de los incendios.

Canadá ha mantenido su escala de preparación para emergencias en el máximo nivel -de cinco posibles - desde hace el 11 de mayo. La necesidad de recursos para combatir el aluvión de fuegos no ha cesado desde entonces.

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