Biden desactiva la bomba familiar y elimina una de las mayores bazas electorales de Trump

Su hijo Hunter llega a un acuerdo con la justicia sobre sus delitos de evasión de impuestos y posesión de armas.

Hunter Biden sube al Marine One presidencial por detrás de su padre en la base Andrews, en Maryland.
Hunter Biden sube al Marine One presidencial por detrás de su padre en la base Andrews, en Maryland.
SHAWN THEW/EFE

Hunter Biden, hijo del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ya ha alcanzado un acuerdo con las autoridades federales en los casos de evasión de impuestos y posesión ilegal de un arma de los que le acusa la justicia. El pacto suscrito supone su admisión de culpa a cambio de evitar un engorroso juicio, pero, sobre todo, para eludir una potencial condena de cárcel.

Los delitos que se le imputan consisten en dos menores por no pagar impuestos federales sobre la renta en 2017 y 2018 por una cantidad de más de 100.000 dólares cada año; y un tercero, más serio, por mentir sobre el consumo de drogas en el formulario de compra de un arma de fuego en octubre de 2018.

Aunque no es la primera vez que un equipo legal especializado obtiene un acuerdo benigno para un cliente de la élite social o empresarial después de una demostrada cooperación y pago de las sumas adeudadas, más tarifas y sanciones adicionales, la noticia ha sorprendido, aunque, como siempre, a unos más que a otros.

El extremismo que embarga estos tiempos al Partido Republicano, obsesionado durante años con el hijo de Biden, pródigo en faltas y negocios derivados del nepotismo, esperaba un ajusticiamiento de altura en los tribunales como vendetta política al atrevimiento de investigar e imputar a su líder supremo, Donald Trump. Un golpe político que preparaban asestar letalmente en el corazón de su rival demócrata de cara a su reelección en 2024.

La investigación se ha prolongado durante cinco años dirigida por el fiscal federal en Delaware, David Weiss, incidentalmente designado por el propio Trump, y se ha sumergido en los asuntos personales y empresariales de Hunter Biden -incluidos sus operaciones en el extranjero y los dudosos méritos de su posición en la junta directiva de la compañía energética ucraniana Burisma-, pero nunca ha producido los resultados deseados.

Ni entrevistas con testigos y revisión a fondo de documentos financieros en busca de blanqueos de dinero ni el escrutinio de los correos electrónicos portadores de supuesta evidencia delictiva hallados en el ordenador portátil abandonado por Hunter Biden en una pequeño taller de reparación en Delaware -un hecho que el acusado ni siquiera puede recordar, pero cuyo dueño, seguidor de Trump, y frustrado por la falta de pago, diligentemente entregó a los operativos de la derecha para fundar la creación de un arma política contra el presidente- parecen haber dado fruto.

Especulaciones y acusaciones

Los hallazgos de la Fiscalía se reducen al final a tres cargos de menor nivel y sin relación alguna con la avalancha de especulaciones y acusaciones con que el extremismo republicano a pretendido socavar al presidente. De hecho, de no haber sido por la confesión del propio Hunter en su libro de memorias de 2019, es difícil que este caso hubiera salido a la luz alguna vez.

Y no es ya que solo poseyera una pistola menos de una semana, es que este tipo de infracciones, de gran seriedad, raramente se imputan a nadie a menos que se cometa un delito con el arma en cuestión.

Aun así, el grupo republicano en el Congreso liderado por Kevin McCarthy ha pedido un investigación sumaria del fiscal -de nuevo, uno de los suyos- mientras se denuncia un inmenso doble estándar del sistema de justicia que ha imputado a Trump, a pesar de que los casos no sean comparables bajo ninguna unidad de medida.

El republicanismo brama trato preferencial hacia el hijo del presidente y exige venganza. El propio presidente Trump, ha llegado a pedir la pena de muerte para Hunter Biden. Desde las bancada de su formación se demanda un juicio político del Departamento de Justicia.

En el olvido queda el hecho de que Hacienda retrasara una investigación en curso sobre las inmensas irregularidades en los impuestos de Trump durante su mandato por pura deferencia al jefe del Estado. O el hecho de que su hija Ivanka Trump y su yerno Jared Kushner se beneficiaron colosalmente de sus puestos fantasma en la Administración, con licencias comerciales en China y un formidable préstamo de los saudíes por ninguna razón relacionada con méritos propios sino por su poder de influencia.

Respetable distancia

Biden, que raramente habla de los asuntos de su familia y se mantiene a un respetable margen de las investigaciones en curso, ha mencionado a su hijo en contadas ocasiones. La más reciente ocasión en que ha hablado de su hijo Biden fue sobre el cargo de posesión de armas, Lo hizo en una entrevista en televisión en respuesta a una pregunta del periodista. Con todo no es difícil de imaginar que en el entorno del presidente se ha tratado de favorecer una resolución 'amigable' a los problemas de su único hijo actual para distanciarlos de la contienda presidencial del próximo año.

Como padre, Joe Biden ha sido siempre el mástil de su familia, y en el caso de su hijo Hunter se ha movilizado en no pocas ocasiones para salvarle de su propia impericia.

Cuando cinco décadas atrás, recién elegido senador, la tragedia le arrancó abruptamente la vida de su esposa y de su hija de un año, con otros dos pequeños con serias heridas en una cama de hospital, declaró públicamente que senadores había muchos pero familia solo había una. No era solo una verdad, sino un compromiso de vida.

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