El desastre del Titan siembra serias dudas sobre este tipo de expediciones

Crecen las voces de científicos que exigen "hacer un parón y reflexionar" para mejorar la seguridad de los viajes turísticos submarinos

This photo provided by OceanGate Expeditions shows a submersible vessel named Titan used to visit the wreckage site of the Titanic. In a race against the clock on the high seas, an expanding international armada of ships and airplanes searched Tuesday, June 20, 2023, for the submersible that vanished in the North Atlantic while taking five people down to the wreck of the Titanic. (OceanGate Expeditions via AP)
This photo provided by OceanGate Expeditions shows a submersible vessel named Titan used to visit the wreckage site of the Titanic. In a race against the clock on the high seas, an expanding international armada of ships and airplanes searched Tuesday, June 20, 2023, for the submersible that vanished in the North Atlantic while taking five people down to the wreck of the Titanic. (OceanGate Expeditions via AP)
OceanGate Expeditions

La atracción por el Titanic es tan poderosa como los peligros de viajar hasta el pecio. "Es más difícil ir al fondo del océano que a la zona más lejana de la Luna", dice un astronauta de la NASA en el vídeo informativo de OceanGate, la empresa que estaba al frente de estas expediciones desde 2018 y propietaria del Titan, el sumergible que implosionó durante su última inmersión hacia los restos del trasatlántico.

La mayoría de quienes han participado en estos descensos es gente experimentada en el ocio de aventura y afirman que el chute de adrenalina y, sobre todo, la fascinante sensación de "vivir dentro de una película" ni siquiera es comparable con la ascensión al Everest. Un ejemplo: Renata Rojas, financiera estadounidense de ascendencia mexicana, ahorró durante 30 años para pagarse los 250.000 dólares del billete. En tres ocasiones vio interrumpido el viaje debido al mal tiempo. Lo consiguió el año pasado. Al emerger de nuevo se mostró radiante: «Los sueños no tienen precio, algunas personas quieren un Ferrari. Algunas personas compran una casa. Yo quería ir al Titanic».

Pero tras el fatal destino del Titan, crecen las críticas a la seguridad del proyecto. Al menos en una parte del colectivo científico. "Espero que hagamos un parón y reflexionemos un poco", sugiere el oceanógrafo Peter Guirguis en Nature.

¿Peligran las visitas al Titanic? Nadie lo sabe. El océano no es solo una fuente de peligros, sino también una laguna legal y sobre las expediciones a su fondo se ciernen serias dudas. El Titan carecía de bandera y solo navegaba en las aguas internacionales que rodean al legendario trasatlántico hundido. Es decir, estaba exento de ataduras sobre las normativas de seguridad que rigen en el mundo naval. En ese sentido han crecido las voces que piden una acción coordinada de los Gobiernos para cubrir este vacío o regular las condiciones en que se puede descender al pecio. "No es un viaje de placer", exclama el físico Michael Guillén, quien ha pedido prohibir todo tipo de expediciones para que las autoridades y los expertos establezcan qué límites deben aplicarse.

Unos ruidos submarinos registrados cada media hora han iluminado todas las esperanzas, pero su naturaleza no está clara

Preparado «para morir»

Guillén formó parte de una inmersión al Titanic en la que casi pierde la vida hace tres años. Su sumergible era un prototipo de investigación diferente al Titan. Mejor preparado. Una fuerte corriente marina lo empotró entre el casco y una hélice del formidable navío. La tripulación tardó una hora en desenganchar la nave. Él, en ese tiempo, se preparó "para morir". "De repente sentí paz y estaba listo para dejar mi vida, y luego se me dio una segunda oportunidad", recuerda en GB News este profesor de Física en la Universidad de Harvard.

Además de él, otros expertos consideran necesario "implementar restricciones" que mejoren la seguridad de los viajes, pero que también, y este es un elemento fundamental, desanimen a compañías o gente con una experiencia insuficiente a emprender esta aventura. "Hasta entonces sería necesario detener todos los viajes al Titanic", que en algunos casos pueden confundirse con una "operación kamikaze", como denomina el empresario y aventurero alemán Arthur Loibl, de 61 años, a su propia visita al pecio.

"Si bien los peligros de la exploración de aguas profundas son obvios y bien conocidos, muchos todavía se sienten atraídos por superar los límites, una fascinación que conozco muy bien. Mi insaciable curiosidad por mirar más allá del horizonte hace que lleve una vida poco convencional. Pero incluso yo me limito a meterme en un pequeño submarino para hundirme cuatro kilómetros hasta el fondo del Atlántico", ha escrito el conocido explorador y aventurero Levison Wood en un artículo en 'The Times'.

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