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Mujeres iraníes en Aragón: "Detrás de todas las muertes y tanto dolor, por vez primera veo una esperanza de cambio"

Una refugiada y una zaragozana de padres iraníes analizan las protestas en Teherán tras el fallecimiento de la joven Amini, detenida por no llevar bien puesto el velo.

Shabnam Pakravan (derecha) junto a la refugiada iraní M. J., en el reciento de la Expo este martes en Zaragoza.
Shabnam Pakravan (derecha) junto a la refugiada iraní M. J., en el recinto de la Expo este martes en Zaragoza.
Guillermo Mestre

Está a miles de kilómetros de su país, pero sigue a "todas horas" las protestas desatadas en Irán por la muerte de la joven Mahsa Amini -arrestada por la Policía de la Moral por no llevar bien puesto el velo-, que hasta el momento han costado la vida de 154 personas (según la ong Human Rights). "El sábado por la noche sentí una presión en el pecho de los nervios que estoy haciendo. Si estuviera allí me uniría a una de esas manifestaciones para defender los derechos de la mujer", dice rotunda M. J., iraní de 37 años refugiada en Zaragoza desde junio de 2021 junto a su hijo de 15.

Ella llevó velo en una época y chador con 13 y 14 años (obligada por la dirección del colegio en el que estudiaba). Y lo que tiene claro es que tras esas protestas está la reivindicación de la mujeres iraníes de que nadie les impongan cómo tienen que vestirse o comportarse. "Quieren ser libres para actuar como ellas deseen. El Gobierno las tiene como esclavas; tienen prohibido absolutamente todo", denuncia.

Por su parte, Shabnam Pakravan, de 40 años, residente en Aragón desde 2009 e hija de iraníes que salieron de Teherán antes de la revolución de 1979 (del ayatolá Jomeini), comenta que en todas las fotos que conserva su madre de los años 70 aparece con una vestimenta occidental. "Está con vestidos, falsas, tacones... Nunca verás a una mujer iraní fuera de su país con pañuelo o velo; no es de su cultura, es una imposición del régimen. El islam te pide que seas moderado en tu ropa, pero no te obliga a estar tapada. En el nombre del islam están oprimiendo al pueblo. Debería desaparecer cualquier régimen que sea fanático", sostiene.

Ambas tienen trayectorias personales diferentes, pero sí una cosa en común: sus religiones están prohibidas en Irán. La familia de Shabnam (ella nació en Madrid) son bahais y M. J. se convirtió al cristianismo, una decisión que le empujó al exilio. "Cuando mi marido se enteró comenzaron las peleas y la violencia (física). En el instituto conocí a una chica que era cristina y empecé a investigar. En el cristianismo se habla de ser amable y del amor hacia los demás; en cambio, en el islam todo son guerras, penas y castigos. Mi madre me obligaba a cumplir las leyes islámicas de forma muy estricta. El cambio de religión en mi país conlleva la pena de muerte. Si ahora estuviera allí, estaría muerta, en la cárcel o siendo maltratada (su esposo no le concede el divorcio)", señala esta refugiada iraní, que conoció a Shabnam a través de la ong Accem (para quien hace de traductora de forma desinteresada al hablar el persa o farsi).

"Si ahora estuviera en Irán, estaría muerta, en la cárcel o siendo maltratada. El cambio de religión en mi país conlleva la pena de muerte"

La comunidad iraní en España no es muy numerosa. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, en nuestro país residen 7.440 (a 1 de enero de 2022), de los cuales 31 viven en Aragón. El pasado sábado, más de un centenar de personas se concentraban en el centro de Madrid en apoyo a las mujeres y al pueblo de Irán. Los actos de solidaridad se repiten a diario por todo el mundo; por ejemplo, este miércoles cantantes, activistas y actrices francesas como Juliette Binoche, Marion Cotillard o Charlotte Gainsbourg han difundido un vídeo en el que aparecen cortándose mechones de pelo en respaldo a las iraníes. O, este martes, la eurodiputada sueca de origen iraquí, Abir Al-Sahlani, se cortaba también el cabello al subir al estrado en el Parlamento Europeo. "Cortarse el pelo en protesta es una tradición milenaria. Muestra que la ira es más fuerte que el poder del opresor. Las mujeres de Irán han tenido suficiente. La UE debería mostrar el mismo coraje y darles un apoyo completo", escribía después, junto al vídeo del momento en Instagram.

También Shabnam pide a los gobiernos y a todo el mundo que no den la espalda ante este conflicto que tantas vidas se ha cobrado ya, junto a detenciones de periodistas, futbolistas, cantantes, ciudadanos anónimos... "Todos los iraníes que viven fuera se están movilizando para darles voz. No es una lucha de religiones, de hombres o mujeres; es una lucha del ser humano, de apoyar a otros seres humanos, de dar voz y esperanza a aquellas personas que están oprimidas, sin derechos", reclama.

"No es una lucha de religiones, de hombres o mujeres; es una lucha del ser humano y de dar voz y esperanza a aquellas personas que están oprimidas, sin derechos"

El deseo de M. J. -que mantiene contacto con sus padres- es que "esta revolución" tenga resultados. "Muchos hombres iraníes están apoyando a las mujeres. Esto demuestra que hasta ellos por fin se han dado cuenta de que las mujeres debemos de tener los mismos derechos, sobre todo las nuevas generaciones", destaca. Mientras, a Shabnam sus tíos y primos que viven en Teherán le cuentan que están expectantes de ver en qué se traducen las manifestaciones. "Están con miedo, porque de repente entran en tu casa sin importarles nada, pero al mismo tiempo toda la comunidad iraní tiene una esperanza. Desde luego algo ha cambiado dentro del país: las mujeres no están solas y los jóvenes ya no son los de antes. Están saliendo a las calles sabiendo que pueden perder la vida. Cuando sean más mayores, no creo que Irán siga como hasta ahora. Esta revolución no es positiva, pero detrás de todas las muertes y tanto dolor, por vez primera veo una esperanza de cambio", asegura.

Sobre el terreno, llegan noticias de mujeres caminando por las vías públicas sin velo, conductores que hacen sonar los cláxones sin parar, niñas de colegios y estudiantes de institutos que exclaman "no queremos la república islámica' o gritos por las noches desde las ventanas contra el Gobierno de Teherán y el líder supremo, Ali Jameneí.

Este martes quedaba en libertad, bajo fianza, el cantante Shervin Hajipour, cuya canción 'For' se ha convertido en el himno de las protestas. Su estribillo "Mujer, vida, libertad" resuena con fuerza desde la muerte de Amini, de 22 años, pocos días después de entrar en coma tras desmayarse en un centro de detención, en medio de denuncias de torturas y malos tratos. Tres palabras de las que puede hacer gala la refugiada M. J., para quien su exilio forzado ha merecido la pena a pesar de echar de menos a su familia y su nación. "Tengo un hijo que estaba en medio sufriendo. Vine a España con mucho miedo y preocupación, pero ahora en Zaragoza he encontrado un sitio seguro. He vuelto a tener confianza en mí misma".

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