"¡No puedo soportar esta maldita cosa!": el gesto que delata el carácter de Carlos III

El nuevo monarca británico tuvo una sorprendente reacción durante su visita este martes a Irlanda del Norte.

Ya en su proclamación tuvo otro incidente con una de ellas.

No están siendo días fáciles para Carlos III. A la pérdida de su madre, la reina Isabel II, se suma toda la responsabilidad que ha recaído sobre él al heredar la corona británica. Sobreanalizado en todo momento, como ha sido la tónica general durante toda su vida, en los últimos días se le ha visto perder los nervios en un par de ocasiones por un mismo motivo: las plumas estilográficas.

El monarca visitó este martes por primera vez desde su proclamación Irlanda del Norte, en un momento clave para la provincia británica por el avance de las posiciones secesionistas y el repunte de las tensiones políticas tras el Brexit.

Las relaciones entre la República de Irlanda y el Reino Unido no atraviesan por su mejor momento y, en Belfast, los partidos norirlandeses no se ponen de acuerdo para formar un Gobierno de poder compartido entre unionistas y nacionalistas por los problemas que están causando el protocolo del Brexit para la región.

Pese a los problemas políticos, todo marchaba relativamente bien durante la visita de Carlos III al castillo de Hillsborough, a las afueras de Belfast, donde se reunía con los principales representantes políticos norirlandeses, encabezados por la vicepresidenta del Sinn Féin, la republicana Michelle O'Neill, y el líder del Partido Democrático Unionista (DUP), Jeffrey Donaldson.

Pero la tinta se puso en su camino. Durante la ceremonia de firma en los libros oficiales el monarca se quejó airadamente de la pluma que estaba usando. "¡No puedo soportar esta maldita cosa! Lo que hacen cada maldito momento", exclamó al mancharse los dedos ante sus asistentes reales que, rápidamente y visiblemente preocupados, socorrieron al nuevo monarca. Esta ya es la segunda vez que Carlos III aparece en los titulares por una pluma de tinta. Durante su proclamación el pasado sábado se vio cómo le pedía a un ayudante que quitase una bandeja de plumas estilográficas de su escritorio para poder continuar, lo que deja claro que las estilográficas no son su fuerte y quizás la paciencia, tampoco.

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