Los acusados del atentado del 13-N, entre el arrepentimiento y la clemencia

Salah Abdeslam, el único superviviente de los comandos, volvió a pedir perdón y aseguró que el castigo "era excesivo".

Dibujo de Salah Abdeslam juzgado como presunto autor del atentado de la sala Bataclan de París.
Dibujo de Salah Abdeslam juzgado como presunto autor del atentado de la sala Bataclan de París.
Reuters

Entre el arrepentimiento, el perdón y la clemencia, los acusados de los atentados del 13 de noviembre de 2015 en París y Saint-Denis se dirigieron este lunes por última vez al tribunal que les juzga en Francia, que dejó el caso visto para sentencia, que será divulgada el próximo miércoles.

La 148 y penúltima jornada de este macroproceso sirvió para que los catorce acusados presentes se dirigieran por última vez al tribunal antes de que se pronuncie una sentencia.

Particularmente esperadas eran las palabras de Salah Abdeslam, el único superviviente de los comandos que causaron 130 muertos y 400 heridos en el Estadio de Francia, varias terrazas de la capital y la sala de espectáculos Bataclan.

Siguiendo la línea de defensa de los últimos meses, el franco-marroquí, sobre el que pesa la mayor petición de pena, cadena perpetua sin posibilidad de reducción de condena, pidió una vez más perdón a las víctimas y consideró exagerado el castigo al que se enfrenta sin haber matado a nadie.

"En este tribunal he reconocido que no soy perfecto, que he cometido errores. Pero no soy un asesino. Si me condenan por asesinato, cometen una injusticia", aseguró el acusado, que consideró que Francia "pierde sus valores" y que los auténticos responsables de la masacre no están en el banquillo de los acusados.

Es la misma tesis que el pasado viernes sostuvo su defensa, empeñada en reducir al máximo la pena contra un joven que se ha convertido en el rostro de aquella noche sangrienta.

Abdeslam, de 32 años, aseguró el primer día del proceso que era un soldado del Estado Islámico y que no reconocía la legitimidad del tribunal, pero su tono se fue ablandando con el paso de los días y acabó, entre lágrimas, pidiendo perdón a las víctimas.

Una "evolución" que él atribuyó en su último alegato a que durante casi seis años estuvo en aislamiento, torturado y vejado en la prisión, tanto en Bélgica, donde fue arrestado cuatro meses después de los atentados, como luego en Francia.

"Me han tratado como un perro", aseguró el acusado, que reconoció que acudir al tribunal durante tantos días fue "una recuperación del contacto con la sociedad", que le hizo recapacitar y cambiar su actitud.

Al tiempo, negó que se trate de una estrategia de defensa y sostuvo que su arrepentimiento "solo puede ser sincero" cuando "hay tanto sufrimiento".

La perspectiva de no volver a salir de prisión le pareció a Abdeslam injusta porque, como ha venido asegurando durante el proceso, él no ha matado a nadie, al contrario, evitó muertes al renunciar "por humanidad" a detonar su cinturón de explosivos.

"La cadena perpetua está a la altura de los hechos, pero no de las personas que están en este banquillo de los acusados. Los asesinos no están en estos bancos", aseguró.

Una tesis que no convence a los abogados de las víctimas, que como aseguró el letrado Jean Reinhart al término de la sesión, "son indecentes" en boca de "un coautor" de la masacre.

Difícil aceptar las disculpas

"Es difícil aceptar esas disculpas", aseguró por su parte Olivier, que salvó la vida en una de las terrazas ametralladas por los terroristas y que no se cree el cambio de actitud de "los terribles (que) se han convertido ahora en osos de peluche".

Porque Abdeslam no fue el único que pidió perdón. Mohamed Abrini, el hombre que, según su propio testimonio renunció a llevar un cinturón de explosivos unos días antes, lo que propició que Abdeslam ocupara su lugar, reconoció sus "remordimientos" por haber participado en "algo que podía haber evitado". "Pido perdón a las víctimas, espero que algún día puedan reconstruir sus vidas", señaló el acusado sobre el que pesa una petición de cadena perpetua con, al menos, 22 años seguros de cumplimiento.

Sofien Ayari, que acompañó en su fuga a Abdeslam y para quien pidieron cadena perpetua con al menos 30 años de cumplimiento, aseguró que espera "que nunca más nadie tenga que soportar este sufrimiento", al tiempo que acusó a los abogados de las víctimas "de no querer conocer" los motivos que llevaron a cometer el atentado.

"Hay respuestas que no puedo aportar, pero las que he podido, las he dado", señaló este acusado, que consideró a los autores materiales de los atentados de "fanáticos que han hecho interpretaciones extremas de los textos" religiosos.

Mohamed Bakkali, uno de los responsables de la logística de los atentados, según la acusación, que pide contra él cadena perpetúa con 22 años de cumplimiento mínimo, también pidió perdón, algo que no hicieron Adel Haddadi y Muhammad Usman, reconocidos guerrilleros del EI, que se limitaron a dar las gracias a sus abogados y para quienes se pidieron penas de 20 años de cárcel.

El resto de los acusados, que afrontan penas menores, negaron conocer las intenciones macabras de los comandos a quienes ayudaron en algún momento de la preparación y, entre lágrimas, pidieron indulgencia a la corte.

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