Redactor de HERALDO DE ARAGÓN

McDonalds en Moscú

Un Mcdonalds de Moscú con una larga fila de público antes de que se cierre.
Un Mcdonalds de Moscú con una larga fila de público antes de que se cierre.
Efe

Hace 30 años conocí Moscú, con 22 grados bajos cero en aquel invierno. En el verano de 1991, había buscado testimonios telefónicos para publicar en HERALDO con Rogelio Alonso (actual profesor titular de Ciencia Política de la Universidad Rey Juan Carlos) lo que ocurrió con el golpe de Estado contra el presidente Mijail Gorbachov.

La visita fue aquel invierno de 1992, el mismo año en el que España acogió los Juegos Olímpicos de Barcelona. Se veía cómo la mafia especulaba en la capital de Rusia con la comida, las drogas o las armas, con los coches, el vodka o las medicinas en los «comerceski». Conocí aquella especie de kioscos, donde los rusos vendían productos procedentes de la ayuda europea que llegó al nuevo país en plena creación, como unos chorizos españoles.

El 85% de los ciudadanos rusos sobrevivían ese año por debajo del umbral de la pobreza. Pero en esa coyuntura, conocí también el estreno del primer establecimiento de McDonald’s en la capital rusa, como un símbolo de la liberación en aquella Rusia y de su evolución económica, que ya no negaba el capitalismo.

Pero la guerra de Ucrania, provocada hace más de dos semanas por la invasión de las tropas rusas que envió el presidente ruso Vladímir Putin, ha llevado al cierre de la hamburguesería McDonald’s. Es una imagen histórica, como fue su llegada hace tres décadas, junto a la marcha de otras marcas como Coca-Cola, Pepsi o Starbucks, junto a tiendas españolas de Inditex.

Habrá que ver hasta dónde llegan esos adioses y si el siglo XXI será un paso hacia atrás para la historia de Rusia.

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