Alarma de la FAO la guerra puede disparar el número de personas hambrientas

Rusia y Ucrania representan más de un tercio de las exportaciones mundiales de cereales, que se verán comprometidas para países de África y Oriente Medio.

Un momento de la recolección de cereal de invierno.
Imagen de archivo.
Red Arax

La guerra desatada por el líder ruso, Vladímir Putin, con la invasión de Ucrania puede provocar una hambruna en países de África y Oriente Medio debido al aumento en el precio del trigo, el maíz y el aceite de girasol, de los que los dos países implicados en la contienda son de los mayores productores mundiales. Lo señala la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en un informe hecho público este viernes y no exento de polémica. El semanario alemán 'Der Spiegel' aseguró dos días antes que se habría retrasado la publicación de este documento debido a las presiones del director general de la FAO, el chino Qu Dongyu, que estaría siguiendo las órdenes de Pekín para tratar de evitarle a Rusia ese mal trago.

El ministro de exteriores chino, Wang Yi, declaró el lunes que Moscú es el "socio estratégico más importante" para Pekín y consideró que el lazo que une hoy a ambos países constituye "una de las relaciones bilaterales más cruciales del mundo". Un portavoz de la FAO consultado por este diario rechazó la tesis planteada por 'Der Spiegel' y aseguró que el retraso se debió a la complejidad de la elaboración del informe, de 41 páginas. Los tiempos seguidos por la FAO, no obstante, contrastan con la inmediatez con la que denunció el impacto negativo que iba a tener la guerra otra agencia de la ONU que también se ocupa de este tema, el Programa Mundial de Alimentos (PMA).

El mismo 24 de febrero, cuando comenzó la invasión, su director ejecutivo, el estadounidense David Beasley, publicó un video en las redes sociales grabado desde el sur de Yemen, donde estaba distribuyendo comida a los desplazados debido a la guerra civil que sufre este país. "Y tenemos ahora una guerra en Ucrania. La mitad del grano viene del área de Rusia y Ucrania. La guerra tendrá un enorme impacto en el coste de la comida, el transporte y los carburantes. Cuando pensabas que las cosas no podían empeorar, lo hacen. Es catastrófico", lamentó Beasley. El PMA destacó ese mismo día la importancia de los países ribereños del Mar Negro en la producción de cereales, advirtiendo que las consecuencias de la invasión de Ucrania iban a sentirse más allá de sus fronteras, especialmente en "los países más pobres". Conviene recordar que las llamadas 'Primaveras Árabes' comenzaron por las protestas desatadas en Túnez por la subida del precio del pan, entre otros motivos.

"El mundo no se puede permitir dejar que otro conflicto haga que aumente todavía más el número de personas hambrientas", señaló el PMA. Según el último informe sobre el Estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo, elaborado por diversas agencias de Naciones Unidas, había 811 millones de personas subalimentadas en 2020, cerca de la décima parte de la población mundial. El director general de la FAO, Qu Dongyu, confirmó este viernes la previsión del PMA al afirmar que la cifra de hambrientos está destinada a empeorar: "Muchas más personas se verán empujadas a la pobreza y el hambre a causa del conflicto en Ucrania".

Con los puertos ucranianos del Mar Negro cerrados, las dificultades para saber si la cosecha de cereales podrá recogerse en ese país en junio y las sanciones financieras y comerciales a Rusia, el escenario es explosivo para la seguridad alimentaria internacional. Rusia es el mayor exportador mundial del trigo, mientras que Ucrania es el quinto. Entre ambos países representan más de un tercio de las exportaciones mundiales de cereales. El desequilibrio que la guerra puede provocar en los mercados es particularmente peligroso para las alrededor de 50 naciones, muchas de ellas pobres, que obtienen el 30% o más de su suministro de trigo comprándolo a Rusia y a Ucrania.

Entre ellas hay Estados con un déficit estructural de alimentos y un problema de superpoblación, como Egipto, Bangladesh, Nigeria o Indonesia. También el coste de los fertilizantes se ha disparado. Como recuerda el director general de la FAO, el precio de la urea, un fertilizante nitrogenado esencial, ha aumentado más del 300% en un año. "Las probables perturbaciones de las actividades agrícolas de estos dos grandes exportadores de productos alimenticios básicos podrían agravar seriamente la inseguridad alimentaria en todo el mundo, en un momento en que los precios internacionales de los alimentos ya son altos y volátiles", señala Qu Dongyu.

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