Un cardiólogo cercano a Bolsonaro, el cuarto ministro de Salud de Brasil en la pandemia

Con más de 30 años de experiencia, el médico enfrentará el desafío de frenar la covid cuando vacunación se realiza a cuentagotas y el país vive el peor momento de la pandemia, con 280.000 muertos y más de 11,5 millones de contagios.

Marcelo Queiroga, nuevo ministro de Sanidad de Brasil.
Marcelo Queiroga, nuevo ministro de Sanidad de Brasil.
UESLEI MARCELINO/Reuters

Marcelo Queiroga, un cardiólogo del sector privado cercano al presidente Jair Bolsonaro, es el cuarto ministro de Salud nombrado por el líder ultraderechista desde que la pandemia del coronavirus llegó a Brasil, hace un año.

Con más de 30 años de experiencia, el médico, de 55 años, enfrentará el desafío de frenar la covid en momentos en que la campaña de vacunación se realiza a cuentagotas y el país vive el peor momento de la pandemia, con un total de 280.000 muertos y más de 11,5 millones de contagios.

De perfil técnico, Queiroga reemplazó en el Ministerio a Eduardo Pazuello, un general del Ejército experto en logística y sin experiencia en salud, que comandó la cartera desde mayo de 2020, pero al que Bolsonaro tuvo que cambiar por presiones políticas.

Presidente de la Sociedad Brasileña de Cardiología, Queiroga no es un desconocido para Bolsonaro, que ya lo había postulado en diciembre pasado para ser miembro de la junta directiva de la Agencia Nacional de Salud, una nominación que estaba a la espera de confirmación por parte del Senado.

No fue su primera opción

Desde que el capitán de la reserva era candidato presidencial, el médico ya le hablaba al oído y formó parte del equipo de transición cuando fue elegido jefe de Estado en octubre de 2018.

Sin embargo, Queiroga no fue la primera opción de Bolsonaro, quien antes consultó a la también cardióloga Ludhmila Hajjar, que desistió de aceptar la invitación porque sus ideas de combate a la pandemia no coinciden con las del mandatario, que se opone radicalmente a las medidas de confinamiento para frenar la expansión del virus.

Pese a su cercanía con el líder ultraderechista, el nuevo titular de Salud también ha dicho que apoya las medidas de restricción para evitar la expansión de los contagios, pero considera que los confinamientos rígidos tan solo deben de adoptarse en casos extremos y nunca como "política de Gobierno".

El cardiólogo también es partidario de acelerar la campaña de vacunación en el país y rechaza frontalmente el uso de la cloroquina, medicamento promovido por Bolsonaro pese a que su eficacia contra la covid-19 no está comprobada científicamente.

"La propia Sociedad Brasileña de Cardiología no recomendó su uso en los pacientes, ni yo soy favorable porque no hay consenso en la comunidad científica", afirmó el médico, quien acostumbra a calificar a Bolsonaro de "mito" en sus redes sociales.

La insistencia del líder de la negacionista ultraderecha brasileña en promover la cloroquina y otras divergencias sobre la gestión de la pandemia, como su oposición al aislamiento social, propiciaron la caída en el último año de otros dos ministros de Salud, el diputado Luiz Enrique Mandetta y el oncólogo Nelson Teich.

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