Derrota e incertidumbre

El rechazo del Parlamento al acuerdo de May con Bruselas agrava en el Reino Unido la crisis provocada por el 'brexit'

La Cámara de los Comunes durante la sesión de ayer, en la que fue rechazado el acuerdo para el 'brexit'.
La Cámara de los Comunes durante la sesión de ayer, en la que fue rechazado el acuerdo para el 'brexit'.
Reuters

La aplastante derrota de Theresa May ayer en la Cámara de los Comunes, que rechazó el acuerdo para la retirada de la UE, viene a agudizar la grave crisis política que el ‘brexit’ ha provocado en el Reino Unido. La continuidad del Gobierno de May pende de un hilo y el país se enfrenta a la posibilidad de salir de la Unión de manera abrupta y sin normas reguladoras, lo que solo parece que pueda evitarse contando con la buena voluntad de los socios europeos.

Lejos de ser la fiesta de exaltación nacional que prometían sus partidarios, el ‘brexit’ ha generado en el Reino Unido una crisis política de gran magnitud. Las contradicciones de la sociedad y de las fuerzas políticas británicas respecto a Europa se han agudizado, dando lugar a divisiones irreconciliables. Buena prueba de ello es el contundente rechazo que dio ayer el Parlamento, con una diferencia de 230 votos (en un total de 650 escaños), al acuerdo tan trabajosamente negociado por May en Bruselas. Los abogados de un ‘brexit’ duro dentro del propio Partido Conservador se unieron a la oposición laborista y a los unionistas norirlandeses, dejando en evidencia la debilidad del Gobierno, que tendrá que enfrentarse de inmediato a una moción de censura. Pero más allá del destino de May y de su Gobierno, el verdadero drama reside en que no se sabe qué tipo de ‘brexit’ o en qué condiciones podría suscitar apoyo parlamentario suficiente, lo que deja el futuro del país en una absoluta incertidumbre. De no darse nuevos pasos, el próximo 29 de marzo se produciría la salida sin ningún tipo de acuerdo que regulase las relaciones del Reino Unido con la UE, lo que podría ser catastrófico para la economía británica. La opción más probable parece, sin embargo, que Bruselas encuentre la vía legal y política para retrasar esa fecha y dejar tiempo para nuevas negociaciones. Son los británicos, en cualquier caso, quienes deben aclarar sus ideas y decidir cuál es el camino que quieren seguir.