Aumentan a 38 los muertos por el derrumbe de un edificio de viviendas en la ciudad rusa de Magnitogorsk

Entre los fallecidos hay seis menores de edad. Los equipos de emergencias siguen trabajando.

Miembros de los servicios de rescate retiran escombros del edificio derrumbado.
Miembros de los servicios de rescate retiran escombros del edificio derrumbado.
Efe

Al menos 38 personas han muerto por el derrumbe de un edificio de viviendas que tuvo lugar el pasado 31 de diciembre en la ciudad rusa de Magnitogorsk, en los Urales, según el balance de víctimas que ha proporcionado este miércoles el Ministerio de Emergencias del país.

"La cifra de víctimas mortales ha aumentado a 37 personas después de que se recuperaran de entre los escombros los cuerpos de un hombre y una mujer", ha dicho un portavoz del Ministerio, según ha informado la agencia rusa de noticias Sputnik.

Poco después se encontró a la última fallecida. "Ha sido recuperado (entre los escombros del edificio) el cuerpo de otra víctima, una mujer", dijo un portavoz del Ministerio de Situaciones de Emergencias de Rusia a la agencia Interfax.

La fuente precisó que la recuperación del nuevo cuerpo sitúa en 38 el número total de los fallecidos por el derrumbe, entre ellos seis niños.

De momento se desconoce la suerte de otras tres personas que residían en la sección del edificio de apartamentos de diez plantas que se desplomó presuntamente por una explosión de gas.

El edificio se vino abajo el lunes por la mañana a causa de una explosión provocada por una fuga de gas. Un total de 35 apartamentos han quedado totalmente destrozados mientras que otros diez han sufrido daños parciales.

Desde entonces, los equipos de emergencias trabajan para localizar y rescatar a posibles supervivientes. El martes encontraron con vida a un bebé de once meses que estaba bajo los escombros.

"Los rescatistas oyeron un llanto", contó el gobernador regional. "El niño se salvó porque estaba en su cama y bien arropado", añadió.

En el inmueble vivían unas 120 personas, de las cuales cerca de una veintena siguen desaparecidas.

Cientos de personas han sido movilizadas para las labores de rescate, incluidos especialistas procedentes de Moscú y de Yekaterimburgo, la capital de los Urales, equipados con perros rastreadores.

Las autoridades han advertido de que debido a las bajas temperaturas, del orden de los 20 grados bajo cero, las posibilidades de hallar sobrevivientes bajo los escombros se reduce con cada hora que pasa.

El presidente ruso, Vladímir Putin, se personó el lunes en el lugar del siniestro, acudió a los hospitales donde fueron ingresados los heridos e impartió instrucciones de prestar todo tipo de ayuda a los damnificados.

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