Éxodo 2.0

Las caravanas de ciudadanos centroamericanos que huyen de la violencia estructural de sus países e intentan llegar a Estados Unidos son una nueva manifestación de los movimientos migratorios de alcance global: el Éxodo de nuestro tiempo.

Estos centroamericanos se suman al fenómeno global de las migraciones.
Estos centroamericanos se suman al fenómeno global de las migraciones.
Krisis'18

Empezaron poco más de doscientos. Hoy son unos cuantos miles de personas de todas las edades; una muchedumbre de hondureños que huyen de su país porque quieren alcanzar una vida en condiciones dignas. La caravana comenzó hace varias semanas. A mediados de octubre iniciaron la gran caminata para alcanzar Estados Unidos. Desde San Pedro Sula hasta la frontera de Tijuana tienen 4.352 km o 2.265 si es por Laredo. Quieren conseguir el ‘sueño americano’. Aspiran al ‘american dream’ como tantos europeos hicieron en los siglos XIX y XX. Sienten que nada puede ser peor que lo que viven. Por eso, pese a las dificultades, han cruzado Guatemala y siguen caminando por México.

Para muchos no es la primera vez ni tampoco es la primera marcha en grupo de gentes que huyen de su mala vida. En este caso, el clic lo facilitó Bartolo Fuentes desde su cuenta de Facebook. En su ‘post’ de 7 de octubre titulado ‘Podemos ayudar a evitar más muerte y sufrimiento en la ruta de los migrantes hondureños’, escribe: "Cada día salen del país más de 300 personas desde Honduras con rumbo a los Estados Unidos, según datos de organismos gubernamentales. Aparte hay otros no registrados que viajan con coyotes y pagan hasta 8 mil dólares. Los más pobres suman casi 10 mil en el mes. Van con pocos recursos, caminan por rutas peligrosas, a veces a pie, pagan bus cuando pueden o usan el ferrocarril. Hay unos 40 albergues que los apoyan dándoles donde dormir hasta por dos días y algo de comer. No pocos se atreven a ‘charolear’, es decir pedir en las calles de las ciudades para comer o continuar el viaje".

Y unos párrafos después sigue: "Un grupo de hondureños y hondureñas, que ya no aguantan vivir aquí, han decidido marcharse para sobrevivir. Pero no quieren irse a escondidas, quieren hacerlo de frente y diciendo al mundo la verdad, por qué se van. Clamando desde Honduras para que México les brinde protección ante esta verdadera crisis humanitaria que enfrentamos en Honduras. El llamado es para las organizaciones en Honduras que dicen trabajar por los derechos de los migrantes, gubernamentales y no gubernamentales, y para los organismos internacionales: no cierren los ojos, no tapen sus oídos y escuchen el clamor de este pueblo sufriente y hagan lo que puedan para ayudarles".

Desde entonces este periodista, exdiputado y activista sigue contando los acontecimientos usando las redes sociales. Su actuación es muy controvertida. Corre muchos riesgos porque, además de apoyar a los migrantes, denuncia al gobierno de Juan Orlando Hernández. No lo tiene fácil, ni lo tienen fácil quienes han decido caminar juntos.

Este Éxodo 2.0, divulgado, sustentado y distribuido por medios digitales, no es el único. Siguiendo el ejemplo de los hondureños, otra caravana arrancó el miércoles 31 de octubre desde El Salvador. En ambos casos, huyen de la violencia cotidiana y estructural de sus respectivos países. Huyen de la miseria y del desempleo, del círculo perverso de la pobreza donde no es posible esperar nada mejor. Son personas que sufren desde hace décadas un conflicto social resultado de unas democracias de baja intensidad, tal como describió Edelberto Torres Rivas. Son sociedades instaladas en la violencia crónica, sufriendo su condición geoestratégica y las injerencias del todopoderoso vecino del norte. Son personas que aspiran al sueño de alcanzar una tierra donde vivir mejor. Buscan refugio, buscan seguridad y libertad. Por eso huyen, por eso son refugiados y lo primero que piden es solidaridad. Como bien sabemos, no son los únicos. Aquí cerca, en el Mediterráneo, se vive a diario. Estos centroamericanos se suman al fenómeno global de las migraciones en un planeta mal distribuido donde las cosas se podrían hacer mucho mejor.

Faltan respuestas globales. La Declaración de Nueva York 2016 preparó el terreno para que a finales de este 2018 seamos capaces de respuesta común son dos Pactos Globales, el de migrantes y el de refugiados. Nos falta coraje y voluntad. Es el momento.

Chaime Marcuello Servós es profesor de la Universidad de Zaragoza