Trump y la prueba del algodón

Las elecciones legislativas de hoy indicarán si Trump mantiene su apoyo popular.

Donald Trump durante un acto electoral.
Donald Trump durante un acto electoral.
Jonathan Ernst / Reuters

El ínclito inquilino de la Casa Blanca (convertida en un «manicomio», según Bob Woodward) es la punta de lanza del ‘posfascismo’ (Traverso). No obstante, hoy, en las elecciones de medio mandato, se comprobará si gana o pierde apoyos. Trump triunfó hace dos años porque prometió seguridad, cierre de fronteras y ‘América primero’, cuando amplias capas sociales de EE. UU. miraban con desconfianza al exterior y con miedo al futuro. Era un candidato que hacía ostentación de su demagogia, racismo y machismo. Pero, como demuestra un reciente artículo de la revista ‘Science’, la gente que se siente amenazada pide ‘mano dura’. Por eso, la nueva ‘posdemocracia’ (Castells) se configura alrededor del neoliberalismo económico y el autoritarismo político.

El ‘brexit’ es un claro ejemplo de que las promesas de los populismos soberanistas se resquebrajan en cuanto toman contacto con la realidad: el Reino Unido es hoy un país dividido, retraído y aún más asustado que cuando votó el referéndum.

¿Y Trump? El ególatra millonario aún mantiene su electorado porque sus recetas simplonas todavía no han generado todos sus perniciosos efectos. Eso sí, en menos de dos años ha conseguido que EE. UU. dilapide su liderazgo mundial, ha lanzado una guerra comercial que acabará dañando a sus trabajadores y ha tensionado al país en una violenta pugna entre reaccionarismo y liberalismo.