El adiós de Angela Merkel

La criticaron por no tener hijos y acabó convertida en ‘madre’ de Alemania.

La canciller alemana, Angela Merkel.
La canciller alemana, Angela Merkel.
Hannibal Hanschke / Reuters

Qué lejano parece ese año de 2006 en el que apareció en la escena política europea la hija de un pastor protestante de la Alemania comunista, una científica forjada en las virtudes de la austeridad y del europeísmo que le inculcó su mentor político, el democristiano Helmut Kohl.

Aunque suene increíble, a Angela Merkel sus rivales socialdemócratas intentaron desacreditarla con un argumento imposible: Doris Schröder, la mujer de su contrincante del SPD, aseguró que una política que no tenía hijos no podía comprender a las madres trabajadoras. Ese absurdo reproche no caló, al contrario, Merkel abrió una carrera de victorias electorales y se convirtió en la ‘madre’ de Alemania... y en la ‘madrastra’ de los países del sur, por su ortodoxia económica, cuando llegó la crisis.

Pero Merkel ha sido mucho más que ese injusto cliché. Sobrevivió a los vendavales que han barrido a más de veinte gobiernos. Y desafió a las convenciones: mantuvo Grecia dentro del euro, abrió las puertas a los refugiados, pactó con la derecha y con la izquierda... Ahora, como una heroína cansada, con los aliados de su partido desangrados en su feudo de Baviera, en una Europa herida por los populismos y la desafección, pone fecha a su retirada. Seguramente se echará de menos su sentido común y su coraje.