El populismo triunfa en Brasil

La victoria del exmilitar ultraderechista Jair Bolsonaro sacude la política internacional.

Jair Bolsonaro
Jair Bolsonaro
Efe

La victoria del candidato Jair Bolsonaro en las elecciones presidenciales celebradas el domingo en Brasil supone que el ‘tsunami’ de populismo nacionalista y ultraconservador que arrasa en Estados Unidos y en parte de Europa avanza también en América Latina a través del mayor país del subcontinente.

Cuatro victorias consecutivas del Partido de los Trabajadores de Lula da Silva y Dilma Rousseff, entre 2002 y 2014, y un infructuoso mandato del impopular Michel Temer han dejado paso a una cómoda victoria de un ‘salvador de la patria’, un exmilitar nostálgico de la dictadura castrense (1964-1985) que, después de casi treinta años como diputado irrelevante, se ha transformado en un antipolítico en línea con tantos otros líderes populistas, como Donald Trump o Nicolás Maduro, que hoy están en el poder. Bolsonaro ha hablado de reformar la Constitución de una forma ilegal (mediante un consejo de notables), de otorgar un papel preponderante al Ejército y de dar carta blanca a la policía para matar.

Los planteamientos populistas de este excéntrico demagogo han calado en amplias capas de la población que lo ven como la solución a la profunda crisis institucional y económica que asola el país desde hace años. Y, ciertamente, el gigante latinoamericano no termina de despegar económicamente y sigue arrastrando un problema casi crónico de inseguridad y violencia, con 64.000 homicidios anuales. Sin embargo, el perfil abiertamente autoritario, misógino y racista del que será presidente de Brasil desde el 1 de enero compromete el presente y el futuro de una de las economías emergentes más relevantes del planeta y de un país que parecía llamado a desempeñar un papel protagonista en el siglo XXI. La Historia demuestra que los populismos y sus recetas simples nunca han sido capaces de solucionar problemas complejos como los que hoy atenazan a Brasil.