Nicolas Hulot, ministro francés de Ecología, dimite sin avisar a Macron

El político asegura estar desencantado por su incapacidad personal, pero sobre todo, por la de la sociedad en su conjunto.

Nicolas Hulot, exministro de Ecología.
Nicolas Hulot, exministro de Ecología.
Reuters

El ministro francés de la Transición Ecológica y "número tres del Gobierno", Nicolas Hulot, anunció este martes su dimisión, algo de lo que no había avisado ni al presidente, Emmanuel Macron, ni al primer ministro, Edouard Philippe.

"Me sorprendo cada día resignándome, cada día me acomodo dando pequeños pasos cuando la situación universal, en un momento en el que el planeta se convierte en una estufa, merece que cambiemos de paradigma", dijo Hulot en la emisora 'France Inter', donde anunció sin previo aviso que dimitía.

Llevaba meses meditando esta decisión, que en Francia todos esperaban sin saber cuándo llegaría. Según contó, ya había compartido su intención con el presidente y con el primer ministro, Edouard Philippe, y si se ha decidido ahora a hacerlo de esta manera, no muy delicada, era para impedir que lo convencieran otra vez.

La gota que colmó el vaso cayó este lunes durante una reunión en el Palacio del Elíseo, en la que Macron aceptó rebajar de 400 a 200 euros el precio de las licencias de caza, en presencia de un lobista, el representante de los cazadores franceses Thierry Coste.

"Es significativa la presencia de grupos de presión en los círculos de poder", añadió Hulot, de 63 años, que se mostró mucho más crítico con su propia gestión de lo que lo hicieron otros miembros del Gobierno cuando supieron la noticia al mismo tiempo que el resto de la ciudadanía.

"Es un hombre libre y respeto su decisión", dijo Macron en Copenhague tras un encuentro con el primer ministro danés, desde donde lanzó que espera contar ahora "de otra forma" con el compromiso de Hulot. "Me ha gustado trabajar con él. La determinación del Gobierno a seguir el camino de esta transición ecológica es total", aseguró por su parte Philippe a la prensa.

De momento, el mediático ecologista no parece dispuesto a seguir poniendo rostro al "Make our planet great again" (Haz nuestro planeta grande de nuevo) de Macron, cuyo plan medioambiental quedó hoy especialmente huérfano para el resto del mandato.

La oposición aplaudió su despedida y saludó la figura de un hombre íntegro cuya partida representa, para el líder la extrema izquierda, Jean-Luc Mélenchon, "la descomposición de la 'macronía'".

Su dimisión muestra la "traición de un poder que ha abandonado toda referencia al progresismo y a la ecología", censuró el Partido Socialista en un comunicado en el que se sumó a la alerta del exministro sobre el modelo de desarrollo, la causa que Hulot ha dado por perdida.

Presentador de televisión dedicado en cuerpo y alma a la divulgación del deterioro medioambiental desde la década de 1980, Hulot, tras veinte años de escarceos políticos aconsejando a distintos gobiernos, este martes se rindió al anunciar su decisión con la voz entrecortada y al borde de las lágrimas.

Algunos ya previeron que acabaría dimitiendo: Mélenchon le dio seis meses y el expresidente François Hollande, que en un libro se refirió al carácter egocéntrico del ecologista ya que "solo se interesa por él mismo", auguró este verano que la decisión llegaría tarde o temprano.

Hulot se va con un par de batallas ganadas, especialmente la retirada del proyecto del aeropuerto de Notre Dame des Landes, que los gobiernos anteriores habían defendido durante años, o la inclusión en el primer artículo de la Constitución, en lugar del 34, de los términos medioambiente, clima y biodiversidad.

Sin embargo, la firma del tratado de libre comercio con Canadá, la postergación del cierre del 50% de las centrales nucleares, el retraso en la prohibición del herbicida glifosato o la autorización para importar cientos de miles de toneladas de aceite de palma como biocarburante contribuyeron a la decepción del ministro.

Pese a su insistencia en defender a Macron y a Philippe, por los que dijo sentir "una profunda admiración", su portazo supone un fuerte golpe al presidente en plena "rentrée".

Después del escándalo de su guardaespaldas, Alexandre Benalla, imputado tras hacerse pasar por policía y agredir a varios manifestantes en una marcha, la popularidad de Macron no remonta, lo que se suma a un contexto económico marcado por la reducción del crecimiento y la falta de efecto de las medidas tomadas hasta ahora.

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