El puente de Huaquillas acoge cientos de venezolanos que intentan huir a Perú

A medianoche entrará en vigor el requisito del pasaporte para acceder a territorio peruano.

Una mujer venezolana sostiene su pasaporte a la espera de cruzar el paso fronterizo entre Ecuador y Perú.
El puente de Huaquillas acoge cientos de venezolanos que intentan huir a Perú
Efe

El puente internacional de Huaquillas, en el sur de Ecuador y fronterizo con Perú, se ha convertido en lugar de concentración de cientos de venezolanos que intentan cruzar la frontera antes de esta medianoche, cuando entrará en vigor el requisito del pasaporte para acceder a territorio peruano.

Tras haber abandonado su país, y haber cruzado Colombia y Ecuador, su objetivo es llegar a Perú y Chile, en busca de mejores condiciones de empleo, aunque por ahora hacen filas para tramitar el cruce de la frontera con sus documentos de identidad.

Y es que muchos de los que están allí, apuran las gestiones con el objetivo de cruzar cuanto antes a Perú, algo que les resultará más complicado desde mañana, sábado, con la entrada en vigor del requisito de presentar el pasaporte.

Muchos llegaron a Huaquillas en autobuses facilitados por autoridades ecuatorianas y se espera que la afluencia al lugar aumente con el paso de las horas.

En el Centro Binacional de Atención de Frontera (Cebaf) de Huaquillas, su administrador, Juan Carlos Peñaherrera, mantiene una coordinación estrecha con diferentes instituciones para la puesta en marcha de un "plan de contingencia" con el que atender la situación creada por la aglomeración de venezolanos.

"Se supone que va a venir bastante gente porque es el último día en que los venezolanos podrán pasar sólo con la cédula, porque a partir de las cero horas del sábado, en Perú ya les pedirán el pasaporte", comentó a Efe Peñaherrera.

A esa ciudad fronteriza, en los últimos días, "están llegando periódicamente autobuses con los venezolanos" y hoy se prevé que haya entre 1.500 y 3.000 emigrantes, añadió el funcionario tras indicar que en otras épocas la afluencia por ese paso limítrofe es "muchísimo menor".

El Ministerio de Salud, relató, ha dispuesto una atención permanente, de "24 horas con siete médicos; mientras la Cruz Roja Ecuatoriana tiene dos psicólogos" y personal para actuar en caso de alguna emergencia.

El Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) ha instalado en el lugar carpas para atender a los niños con juegos que incluso funcionan como una guardería, en caso de que sus padres tengan que dejarlos por efectuar trámites, añadió Peñaherrera.

De momento, dijo, no se han presentado dificultades y todo transcurre "en orden".

El responsable político (representante del Ejecutivo) de Huaquillas, Carlos Tamayo, destacó la actitud solidaria de los habitantes de esa jurisdicción, que han colaborado en la atención a los venezolanos.

Los ecuatorianos "también vivimos el tiempo de emigrar a otros países y de Huaquillas salieron muchos (durante la crisis económica de 1998), por eso acá hay un corazón generoso", apuntó Tamayo en declaraciones a Efe.

Como ejemplo, citó la actitud de gente que ha colaborado para elaborar comida y ofrecer a los venezolanos. "No es mucho, un arroz con pollo o un chocolate con un sandwich", agregó.

"La generosidad de la gente" se ha convertido en la constante en Huaquillas, añadió el responsable político, que no duda en calificar de "hermanos y, sobre todo, seres humanos" a los venezolanos que ahora les ha tocado el turno de emigrar.

En los patios aledaños y en las calles circundantes del puesto de fronterizo, muchos venezolanos han improvisado asientos con las maletas de equipaje para descansar y esperar el turno para tramitar su paso a Perú.

Uno de ellos rompió a llorar desconsolado cuando un ecuatoriano se acercó a él para ofrecerle un plato de comida y un abrazo.

Asimismo, el hijo pequeño de una familia de emigrantes venezolanos lloraba por la fatiga del recorrido de casi doce horas en autobús para cruzar Ecuador de norte a sur. Varios voluntarios intentaban ayudar a la madre a sosegar al menor hasta que, con risas y cantos, lo lograban.

Un joven venezolano, cansado del trajín, se levantó para mostrarse contento ante el objetivo de las cámaras que intentaban grabarle y dijo: "Tengo que salir feliz, porque llevo a Venezuela en mi corazón".

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