Las víctimas de la Verdad Suprema, entre el alivio y el dolor

El ataque perpetrado con gas sarín en el metro en Tokio el 20 de marzo de 1995 dejó 13 muertos, decenas de personas quedaron en estado vegetativo y 6.300 resultaron intoxicadas.

El ataque con gas sarín en el metro en Tokio se perpetró el 20 de marzo de 1995
Las víctimas de la Verdad Suprema, entre el alivio y el dolor
Afp

Familiares de las víctimas de los atentados perpetrados por la secta Verdad Suprema en Japón en los 90 recibieron con alivio las ejecuciones del líder y fundador, Shoko Asahara, y seis de sus seguidores, llevadas a cabo hoy, después de 23 años del ataque.

"Me siento aliviada", confesó Kiyoe Iwata a la cadena pública NHK, quien perdió a su hija mayor en el ataque perpetrado con gas sarín en el metro en Tokio el 20 de marzo de 1995, en el que murieron 13 personas, decenas quedaron en estado vegetativo y 6.300 resultaron intoxicadas.

Para Yoshiyuki Kawano, cuya esposa y suegra también se vieron afectadas por el mismo ataque, la ejecución del carismático gurú le ha reportado alivio pero recuerda que "todavía hay familias que están sufriendo por su estado de salud, el caso no ha terminado", manifestó.

La esposa de Yasutoshi Koibuchi murió en el ataque que la secta llevó a cabo, también con gas sarín, en Matsumoto, un año antes, y que mató a ocho personas, caso sobre el que Koibuchi aseguró que "faltan muchos detalles por revelar".

Además, a este viudo le preocupa que nuevos grupos sectarios que han surgido después de Verdad Suprema "pueden provocar que vuelva a pasar lo mismo".

"Ha sido lamentable que hayan tardado tanto porque mientras ya han fallecido los padres de mi marido que murió en el atentado", expresó la representante de un grupo de 160 víctimas dedicado a reconocer sus derechos, Shizue Takahashi, en una rueda de prensa.

Takahashi tuvo que esperar años hasta poder recibir una compensación después de que su marido muriese mientras trataba de apartar bolsas que contenían el gas letal en la estación de Kasumigaseki.

Por el momento, se han concedido 2.342 millones de yenes (19 millones de euros) a unas 5.000 víctimas, cerca del 76 % del total, desde que el 20 de marzo del 1995 Japón viviese uno de sus días más trágicos desde la II Guerra Mundial.

Un año después del suceso, la Verdad Suprema fue declarada en bancarrota, gracias a los esfuerzos del grupo de Takahashi, pero, a pesar de que en EEUU y la Unión Europea está considerada como una organización terrorista, en Japón todavía no se ha ordenado su disolución lo que les ha permitido subsistir bajo el nombre de "Aleph" y se dedican al budismo y al yoga, según sus responsables.

La ejecución del líder Shoko Asahara (cuyo nombre real es Chizuo Matsumoto) y de otros seis miembros de la secta son las primeras de las 13 que ya están confirmadas para realizarse y desde el atentado, los tribunales han procesado a unos 190 miembros del grupo y emitido cinco condenas de cadena perpetua.

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