El Papa invoca la paz y la seguridad en un mundo "azotado por vientos de guerra"

Pide una solución negociada de dos Estados para Israel y Palestina y recuerda las dificultades en Siria, Venezuela y la península coreana.

El papa Francisco, udrante la tradicional bendición Urbi et Orbi, en el Vaticano
El Papa invoca la paz y la seguridad en un mundo "azotado por vientos de guerra"
Efe

El Papa ha invocado la paz y la seguridad en un mundo "azotado por vientos de guerra" y con un modelo de desarrollo "caduco", al tiempo que ha recordado especialmente a todos los niños cuya infancia fue robada, "obligados a trabajar desde una edad temprana o alistados como soldados mercenarios sin escrúpulos".

Francisco también ha tenido palabras, durante el tradicional mensaje de Navidad, para los niños "cuyos padres no tienen trabajo y con gran esfuerzo intentan ofrecer a sus hijos un futuro seguro y pacífico" y aquellos "cuya infancia fue robada, obligados a trabajar desde una edad temprana o alistados como soldados mercenarios sin escrúpulos".

También se ha detenido en la situación de tantos niños "obligados a abandonar sus países, a viajar solos en condiciones inhumanas, siendo fácil presa para los traficantes de personas".

"En sus ojos vemos el drama de tantos emigrantes forzosos que arriesgan incluso sus vidas para emprender viajes agotadores que muchas veces terminan en una tragedia", ha considerado.

Francisco ha vuelto a aprovechar su mensaje de Navidad para recordar la violencia que se vive en el mundo al hacer un repaso de los pueblos que están siendo golpeados por algún tipo de conflicto violento como Tierra Santa, Siria, Irak, Yemen, Burundi, República Democrática del Congo, República Centroafricana, Nigeria, Somalia, Sudán del Sur, Ucrania, Myanmar, Bangladesh, la península coreana o Venezuela.

"Vemos a Jesús en todos los niños de aquellas zonas del mundo donde la paz y la seguridad se ven amenazadas por el peligro de las tensiones y de los nuevos conflictos", ha advertido.

El Pontífice ha hecho balance del año 2017, como es habitual, y ha empezado su análisis de la situación geopolítica nombrando la región de Oriente Próximo donde se sigue sufriendo "por el aumento de las tensiones entre israelíes y palestinos".

El obispo de Roma ha pedido oraciones para que se reanude "el diálogo" y se ha mostrado favorable a alcanzar "una solución negociada, que permita la coexistencia pacífica de dos Estados dentro de unas fronteras acordadas entre ellos y reconocidas a nivel internacional". "Que el Señor sostenga también el esfuerzo de todos aquellos miembros de la Comunidad internacional que, movidos de buena voluntad, desean ayudar a esa tierra martirizada a encontrar, a pesar de los graves obstáculos, la armonía, la justicia y la seguridad que anhelan desde hace tanto tiempo", ha subrayado.

Asomado al balcón de la Logia central de la basílica de San Pedro para la tradicional bendición 'Urbi et Orbi' (A la ciudad y al mundo) - que solo es impartida por el Papa el día de su elección, en Navidad y en Semana Santa, ha recordado también la guerra de Siria. "Que la amada Siria pueda finalmente volver a encontrar el respeto por la dignidad de cada persona, mediante el compromiso unánime de reconstruir el tejido social con independencia de la etnia o religión a la que se pertenezca" ha reclamado.

Igualmente, se ha referido a Iraq, "que todavía sigue herido y dividido por las hostilidades que lo han golpeado en los últimos quince años", pero también Yemen "donde existe un conflicto en gran parte olvidado, con graves consecuencias humanitarias para la población que padece el hambre y la propagación de enfermedades".

Francisco también se ha detenido en el continente africano donde ha lamentado la situación de los niños que sufren "en Sudán del Sur, en Somalia, en Burundi, en la República Democrática del Congo, en la República Centroafricana y en Nigeria".

Asimismo, ha pedido oraciones "para que en la península coreana se superen los antagonismos y aumente la confianza mutua por el bien de todo el mundo". También ha puesto en evidencia su confianza para que en Venezuela "se pueda retomar un diálogo sereno entre los diversos componentes sociales por el bien de todo el querido pueblo venezolano".

Por otro lado, ha recordado a los niños que, junto con sus familias, "sufren la violencia del conflicto en Ucrania, y sus graves repercusiones humanitarias".

Finalmente, ha hecho mención de su viaje a Myanmar y Bangladesh y ha pedido a la comunidad internacional que "no deje de trabajar para que se tutele adecuadamente la dignidad de las minorías que habitan en la Región".

"Jesús conoce bien el dolor de no ser acogido y la dificultad de no tener un lugar donde reclinar la cabeza. Que nuestros corazones no estén cerrados como las casas de Belén", ha concluido.

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