Históricamente, en el depósito número 12 de Bodegas Lan (D. O. Calificada Rioja) se guardaban los vinos que sobresalían por sus cualidades organolépticas, los preferidos por los propietarios de la bodega. De ahí derivó el nombre de esta referencia, D-12, que ya va por su novena edición con la añada 2015 y que salió hace unas semanas, a finales de 2018.

Así que es un vino que tiene altas pretensiones y que las viene alcanzando siempre, lo que es más meritorio si tenemos en cuenta que no es un producto caro, pues se vende en torno a doce o trece euros. Se elabora mayoritariamente con uvas de tempranillo y un 2% de mazuela, procedentes de una selección de cepas de unos 20 años de edad, ubicadas en un pago de cuatro hectáreas en Laguardia (Rioja alavesa) y cepas de 30 años de edad originarias de dos parcelas de Haro (Rioja Alta).

Tiene una crianza de 12 meses en barricas nuevas de roble americano procedente de los Apalaches (65%) y roble francés de los bosques de Chateauroux y Loches (35%). Duelas seleccionadas de grano extrafino y secadas de forma natural durante 36 meses para conseguir una madera fina y elegante, que se integra a la perfección con el vino.

Llevado a la copa, presenta un color cereza picota intenso con el ribete bastante violáceo, que denota que su juventud sigue prácticamente intacta. En nariz es complejo e intenso, con frutas rojas, regaliz, matices de cacao, pastelería y ahumados, combinados con aromas de fruta roja en licor con toques florales, principalmente de violeta. En la boca es amplio, elegante y sedoso, con una acidez muy rica y bien equilibrada con los demás matices del vino. Tiene un final largo y persistente. El precio recomendado es de 12,5 euros y es un buen compañero de platos en los que hay carnes rojas y mejor a la brasa, ahumados, platos especiados y quesos curados.

Ir al suplemento de gastronomía