El embutido de cabra, una producción única en el Pirineo que se elabora en Jaca

Bajo la denominación Atarés, los ganaderos María Ángeles Baldovín y Sergio Ascaso han decidido recuperar la longaniza y el chorizo de cabra que se había perdido en los últimos años.

Tanto la longaniza como el chorizo se elaboran en los viveros agroalimentarios de Adecuara.
Tanto la longaniza como el chorizo se elaboran en los viveros agroalimentarios de Adecuara.
Cabritos Val d'Oroel

Con pasión e ilusión por el mundo rural. Así nació hace cuatro años la firma Cabritos Val d'Oroel, ubicada en Atarés, una pedanía de la localidad oscense de Jaca, dentro de los viveros agroalimentarios de Adecuara, pertenecientes al grupo Leader. Con esas mismas ganas sigue su andadura este negocio que día a día demuestra que no tiene límites. Ahora, los artífices, María Ángeles Baldovín y Sergio Ascaso, se atreven sacando al mercado longaniza y chorizo de cabra, unos productos casi únicos en España, ya que solo se pueden encontrar en otras dos empresas de Extremadura y Andalucía.

"Se trata de un producto exclusivo de la zona, -explica Baldovín-. Ahí es donde reside el secreto de la gran acogida que está teniendo entre compradores particulares y hosteleros". Estos embutidos tan característicos, que empezaron su fase de pruebas en abril, se han comenzado a comercializar este pasado mes de junio, y están triunfando allí donde los presentan. Por el momento, se producen unas 250 unidades al mes, aunque la intención de ambos es aumentar el mercado y que llegue a las tiendas de alimentación o carnicerías.

La idea surgió tras visitar muchas ferias. "Fue una forma de diversificar nuestro producto y de cerrar el círculo, dado que para la elaboración de este embutido se utilizan las cabras más mayores, las que ya no crían o aquellas que no son fértiles".

Ahora, tras una gran acogida en el mercado de Jaca-Pirineos, Baldovín y Ascaso recorrerán otros puntos de Huesca y del sur de Francia, como la Feria de Otoño de Biescas o la de Lourdes en la región francesa de Occitania, para dar a conocer este producto que despierta la curiosidad de los compradores. "Quizás en el proceso de elaboración de estos embutidos no fuimos conscientes de lo que podría sorprender este producto", asegura Baldovín, quien añade que, en otra época, formaban parte de la gastronomía cotidiana, ya que "en todas las explotaciones del Pirineo que tenían cabras se aprovechaba su carne para elaborar estos productos".

La idea nació con la voluntad de recuperar esta costumbre que se ha perdido y como una forma de ofrecer al público un nuevo producto, que ha sido posible, en parte, gracias a la venta directa, sin tener que contar con intermediarios.

"Sano y sabroso"

Asimismo, según apuntan estos ganaderos afincados en la localidad oscense, tanto el chorizo como la longaniza que elaboran "no son empalagosos y son muy digestivos, pues a pesar de ser embutido, la carne de cabra es tan jugosa que no necesita casi tocino". Además, "es apto para todos los gustos, pues tiene un sabor fuerte, pero no tanto como el embutido de caza". Por este motivo, ambos atestiguan que es un producto "muy sano, por la poca grasa que contiene, y muy sabroso, debido a se trata de una carne muy exquisita".

En esta experiencia gastronómica también se muestra como un plus la forma de criar a las cabras, puesto que lo hace "de una forma natural". Bajo la denominación Atarés, los productos con los que cuesta Cabritos Val d'Oroel se presentan como un "embutido local, hecho para elaborar y vender en esta zona".

"Comenzamos nuestra andadura como una forma de vivir en un entorno que nos enamoraba y de defender el mundo rural, -atestiguan- pero ahora se ha convertido en algo más, tenemos en la mente nuevos proyectos y productos que despierten la curiosidad de los compradores".

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