Un envite, seis concursantes, una decena de pruebas y un enemigo común: el chile

Tres de los cinco participantes pasaron a la gran final, en la que se disputarán una visita a la bodega de Viñas del Vero.s.

Algunos de los participantes se disponen a ingerir una jeringuilla de chile.
Algunos de los participantes se disponen a ingerir una jeringuilla de chile.
Toni Galán

Seis concursantes. Una decena de pruebas. Y un enemigo común: el picante. El bar Entresabores celebró el pasado jueves la primera ronda del concurso Pica Zaragoza, un formato eliminatoria al más puro estilo americano. ¿El funcionamiento? Sencillo. Los valientes –o inconscientes– participantes debieron ingerir cinco mililitros de una suerte de zumo de chile. Y aguantar. Pudieron retirarse en cualquier momento. Pero nadie quiso ser el primero.

A pesar de que la afluencia de gente no fue la esperada –"igual se pensaban que iban a beber salfumán", bromeó Abraham Losa, ideólogo del certamen–, el concurso se celebró como si de una verdadera fiesta entre amigos se tratase. Tres de ellos pasaron a la gran final, que tendrá lugar el 28 de junio. En ella, se disputarán una visita a la bodega de Viñas del Vero con los seis mejores de los próximos dos jueves.

Las expresivas caras de los participantes describen con precisión lo que fue el concurso.

Las expresivas caras de los participantes describen con precisión lo que fue el concurso. Toni Galán

Sudores, tosidos o lloros aparte, la media docena de osados mantuvo el tipo con elegancia. El antídoto del vaso de leche fue objeto de miradas tentadoras en distintas ocasiones, pero, impertérritos, los participantes retrasaron varias rondas el momento de degustar el bálsamo que supone la caseína, una proteína presente en los lácteos que rodea la molécula de la capsaicina –responsable del picor– y la neutraliza. Su ingesta o la de cualquier otro alimento –o, por supuesto, escupir, supusieron la eliminación.

Una adicción

Al tratarse de la primera de las rondas, los brebajes, servidos en jeringuillas, estuvieron compuestos por los chiles proporcionados por Latastienda, hervido con una pequeña parte de aceite para ser más untuoso. Aunque en la final deberán ingerirlo puro, fresco, a mordiscos.

No tuvieron problemas en superar la primera de las catas, el peperoncino. Tampoco en la segunda ni en la tercera. "Cuanto más pruebas, más quieres. El picante es una adiccción", se atrevió a decir uno de ellos con los ojos húmedos. Para sorpresa de muchos, las rondas se sucedieron sin derrotado hasta la sexta, la del bhut jolokia rojo, en la que sucumbió el primero de los seis. Y en la siguiente, la del naga morich, uno más. En la octava, la del bhut jolokia rojo, a las puertas del ardiente carolina reaper, se retiró la única concursante femenina. Los tres valientes volverán a verse las caras en la gran final.

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