Tiempo de torrijas cuaresmales

Quedan pocos días para la Semana Santa, temporada por excelencia para el consumo de estos lamineros bocados

Torrija caramelizada de La Nueva Karambola.
Torrija caramelizada de La Nueva Karambola.
Almozara

Llevamos ya tres semanas de Cuaresma, periodo en el que la tradición cristiana más reciente aconseja comer torrijas, aunque en los últimos tiempos el consumo de este laminero bocado se circunscribe más estrictamente a la Semana Santa.

En realidad, según los historiadores del comer y del beber, la vinculación entre las torrijas y la Semana Santa no va más allá del siglo XIX y se debe, fundamentalmente, a que sus humildes ingredientes son perfectamente compatibles con los preceptos de la vigilia.

Otra creencia muy extendida, la de que es una preparación típicamente española, dista mucho de ser realidad. Como apunta el sabio gastrónomo Francisco Abad Alegría en su reciente libro 'En busca de lo auténtico', las torrijas que se hacen hoy en día ya las describía Marco Gavio Apicio en el siglo I después de Cristo.

Durante siglos, fueron alimento de pobres, un producto barato que ayudaba a recargar fuerzas mediante dos alimentos básicos (pan y leche) y al alcance de muchas personas. Por eso mismo, y porque desde muy antiguo se creía que el consumo de leche estimulaba la secreción de la leche materna, fue un alimento recurrente entre las mujeres que daban a luz.

Según afirman desde el restaurante madrileño Montes de Galicia, a principios del siglo XX perdieron parte de su vinculación religiosa y empezaron a ser habituales en las tabernas madrileñas acompañadas por una copa de vino.

Otros países tienen su versión particular de la torrija: el  'pain perdu' francés, las 'rabanadas' portuguesas o las 'french' toast de los americanos. Queda claro que es que un prodigio culinario al alcance de todo el mundo y que en la práctica moderna ha recibido múltiples versiones por parte de los cocineros, como la receta que ponemos a continuación.

Enate Gewürztraminer Dulce.

Y como último apunte, un consejo para el maridaje. En este caso, les recomendaría hacerlo siguiendo los criterios de afinidad y elegiría alguno de los excelentes vinos dulces que se elaboran en Aragón: bien uno de garnacha de los que salen de las bodegas de la D. O. Cariñena o Campo de Borja o también algún dulce de uva gewürztraminer de Somontano, como el que hacen en Bodega Enate.

Una receta de torrija caramelizada

Esta receta es del restaurante zaragozano La Nueva Karambola y forma parte del menú que presentó en el recientemente celebrado XIX Certamen de Restaurantes-Premios Horeca.

Ingredientes: pan brioche, leche, canela en rama, canela en polvo, cáscara de limón, cáscara de naranja, azúcar y helado de vainilla.

Elaboración: poner a hervir la leche en un recipiente con una rama de canela, la cáscara de limón y la de naranja. Cuando llega a hervir, se apaga el fuego y se deja enfriar. Entretanto, quitar la corteza del pan brioche y cortarlo en forma de rectángulos de unos dos centímetros de ancho.

Introducir el pan en la leche para que se empape y poner las porciones en una rejilla para que pierda el exceso de líquido. Meterlas, acto seguido, en el horno unos tres minutos a 180 grados centígrados para que se sequen. Espolvorear con azúcar y canela la parte superior de las torrijas y quemarlas con un soplete. Para hacerla más ligera y atractiva, se puede acompañar de una bola de helado de vainilla.

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