125 años de chardonnay en Somontano

Bodegas Viñas del Vero celebró una cata vertical de sus varietales por esta efeméride.

Equipo de Viñas del Vero presente en la cata: José María Salas, Leticia Sánchez, José Ferrer, Amparo Cuéllar y Diego Mur.
Equipo de Viñas del Vero presente en la cata: José María Salas, Leticia Sánchez, José Ferrer, Amparo Cuéllar y Diego Mur.
Eduardo Bueso

Cuando hablamos de uvas en nuestro territorio, en muchas ocasiones solemos hacer mención a las autóctonas y a las foráneas. Incluimos en este último grupo algunas francesas, como chardonnay, merlot y cabernet sauvignon. Pues bien, resulta que estas tres importantes variedades en todo el universo vinícola llevan en Somontano más tiempo del que nos parece. En 1893, hace ahora 125 años, y huyendo de la plaga de la filoxera que asolaba la campiña francesa, llegó a esta comarca oscense la familia Lalanne, procedente de Burdeos, que trajo consigo esas tres uvas.

Todas las vides fueron plantadas sobre pie americano, con el fin de evitar la acción de esa plaga de insectos. Hoy en día se han adaptado perfectamente al clima y la tierra del Somontano. ¿No se han ganado ya la consideración  de autóctonas?

En el caso de la chardonnay, considerada la uva reina de las variedades blancas porque se adapta muy bien en todas las zonas vitivinícolas del globo, estuvo sobreviviendo en Somontano durante todo el siglo XX, pero "dormida", en opinión de José Ferrer, gerente y director técnico de Viñas del Vero, bodega que ha aprovechado esta efeméride para presentar en Zaragoza, la semana pasada, la nueva añada del varietal de chardonnay en un acto en el que el propio Ferrer dirigió una cata vertical de algunas de las añadas más significativas de los VdV Chardonnay. Y la uva "despertó", precisamente, cuando los responsables de esta bodega se dieron cuenta, a partir de 1986, año de su fundación, de las posibilidades que tenía la chardonnay en la zona.

Un terruño singular

Con el fruto de la vendimia de 1990, Viñas del Vero elaboró su primer monovarietal, que con el tiempo se convirtió en uno de los vinos más representativos de la joven D. O. Somontano y en un referente de la variedad en el panorama vinícola nacional. Así quedó demostrado en la cata de las siguientes añadas: 2017, 2016, 2014, 2007, 2004, 2001 y 1998. En cada una quedó patente la huella del clima de cada año y la complejidad que aporta la tierra de la partida en la que están las 54 hectáreas de chardonnay que tiene la bodega, en La Almunieta barbastrense. Quedó claro por qué es un blanco que da prestigio a Viñas del Vero y a Somontano, ya que es un vino que mantiene el alma pese al implacable paso del tiempo.

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