Caracolada solidaria en el zaragozano Colegio Corazonistas

Los fondos recaudados son para el equipamiento de la residencia de ancianos de Pina de Ebro.

Preparando los caracoles para sacarlos al comedor
Preparando los caracoles para sacarlos al comedor
Aránzazu Navarro

Se comieron todos los caracoles. Y más que hubiese habido, como se acostumbra a decir, ya que el éxito de la caracolada solidaria celebrada el pasado domingo en el Colegio Corazonistas de Zaragoza fue un rotundo éxito. La convocaba la Fundación Pina de Ebro, con el apoyo de Slow Food, con el objetivo de recaudar fondos para ayudar al equipamiento que posibilite la apertura de la residencia de ancianos de Pina de Ebro.


Se sirvieron unas 500 raciones de caracoles entre los comensales que llenaron el comedor acondicionado en el colegio y entre los que se las llevaron para degustarlos en casa. Se sirvieron en dos elaboraciones: caracoles en pil pil de longaniza, acompañados de ajoaceite de patata, y caracoles en fritada de verduras con jamón.


También se prepararon unos 2.000 deliciosos buñuelos de borraja, que se sirvieron sobre crema de calabaza asada, para abrir el ágape. Después de los platos de caracoles llegó una suculenta caldereta de ternasco y se cerró el almuerzo con un refrescante sorbete de borraja con dados de fruta natural. Hubo también agua, pan y vino de la tierra. Después, aún hubo quien se animó a disputar unas partidas de mus para alargar la sobremesa y la tarde del domingo.


José María Gamón, coordinador de la convocatoria, estaba muy satisfecho del balance final, pues se logró el doble objetivo de que el público respondiese y de que todo el mundo disfrutase de los platos que se prepararon bajo la dirección del cocinero y profesor Luis Berzosa, quien contó con la colaboración de alumnos de las escuelas de hostelería de Guayente y de Miralbueno.


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