River Hall: fusionando a la mesa tradición y la última tecnología

Este restaurante zaragozano del grupo Aura lucha por ser un referente de la alta gastronomía.

Los hermanos Igor e Iván Acedo, en el restaurante River Hall
River Hall: fusionando a la mesa tradición y la última tecnología
Agencia Almozara

Dentro del complejo Aura, el restaurante River Hall es algo así como su mejor escaparate, el proyecto de I+D, el escenario donde la alta gastronomía se hace un hueco para recordar que Aura es mucho más que un lugar donde celebrar bodas y grandes eventos en el centro de Zaragoza. 


Son ya dos años los que River Hall lleva afinando esta propuesta en la planta cuarta del complejo, en un comedor con capacidad para 40 comensales desde el que se tiene una visión panorámica que abarca desde el Pilar al recinto de la Expo. De entrada, el escenario impresiona porque, además, desde el restaurante se puede acceder a un espacio exterior con césped artificial donde las vistas todavía mejoran. 


Conseguir ser un referente de alta gastronomía no es una tarea sencilla y tal vez resulta más complicado si, como es el caso, el que tira del carro es un complejo donde en una semana de temporada alta de enlaces nupciales pueden comer 1.500 personas. En cualquier caso, Rubén Lario, chef de River Hall, y Manel García, como responsable de cocina del grupo, junto a todo su equipo, lo están intentando. 


Medios y ganas no les faltan y la mayoría de las recetas que se incluyen en los tres menús que son el escaparate de este trabajo (ejecutivo, de lunes a viernes, 35 euros; degustación, 48 euros, y gastronómico, 68 euros) así lo demuestran. Les gusta jugar con la ilusión y con el "engaño" en el plato, combinando la fusión del producto y el recetario tradicional con el aliño de las nuevas tecnologías. 


El menú ejecutivo es el que de alguna forma invita a la primera aproximación a esta cocina por un precio cerrado. En él se incluye un trampantojo en forma de huevo que realmente no es lo que perciben los ojos. La apariencia, con sus puntillas, lo sugiere, pero la yema es una esferificación de calabaza; la clara, un carpaccio de vieira y las puntillas son de chipirón, adornado todo ello con aceite de carabinero. En boca, el contraste de sabores y texturas es potente y más allá de las ganas de sorprender se nota que hay criterio en la elección de los ingredientes. Siguiendo con esta idea de jugar al despiste, en otro de los menús se ofrece un falso tomate que se concreta en un peculiar gazpacho


Dos señas de identidad más de River Hall son la preocupación por el producto y su mejor tratamiento posible y el concepto de que la gastronomía es un ejercicio en permanente evolución. Por ejemplo, los cilindros de foie sobre coca de hojaldre y brotes verdes y acidulados acompañan el recorrido del restaurante prácticamente desde sus inicios, pero atendiendo a esa idea de darle una vuelta a todo, han evolucionado. Ahora el plato se asienta sobre una falsa focaccia, fina y crujiente, que en boca es una explosión de sensaciones. 


Mirando al producto, al solomillo chateaubriand le sacan todo el partido asándolo entero para luego cortarlo y atemperarlo. Nada que ver con una elaboración vuelta y vuelta a la plancha. Y a la hora de trabajar los pescados se apunta alto: corvina, mero… de lo mejorcito del mar. Que luego lleguen o no los reconocimientos en forma de premios o estrellas ya es otra historia.

?River Hall

Avenida de Ranillas, 7. Zaragoza.

Teléfono 976 525 480

Horario: de 13.30 a 16.00 y de 21.00 a 23.30. Domingos tarde, cerrado.


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