Ser un hobbit no casa bien con la innovación

Francisco Román, presidente ejecutivo de Vodafone España, y Carlos Barrabés, presidente de Barrabés Internet, dieron ayer una de cal y otra de arena al auditorio que fue a escuchar sus intervenciones, en la jornada organizada por la APD (Asociación para el Progreso de la Dirección). El almuerzo-coloquio versaba sobre 'Diálogos para la innovación: estrategia permanente para la empresa' y tanto Barrabés como Román se esforzaron por desterrar el tópico que asegura que en España se innova menos que en los países de nuestro entorno, que estamos en inferioridad de condiciones para afrontar los retos que se presentarán a medio plazo. Pero también pintaron un mundo complejo, que cambia continua y rápidamente, cada vez más dependiente de las tecnologías, al que habrá que saber adaptarse para sobrevivir. «El mundo que viene no es para todo el mundo», dijo Barrabés, en una afirmación que sonó bastante apocalíptica.

Por lo que se refiere a la capacidad de innovación del país, Román aseguró que «en España se innova bastante, pero tenemos una manera de ver la vida, un cierto fatalismo, que nos hace desarrollar un carácter más conservador. Somos como hobbits que se crían en su comarca, viven allí, se forman allí, creemos que como en nuestra comarca, no vamos a estar en ningún sitio... Y tenemos que cambiar nuestra actitud individual: viajar, abrir puertas y ventanas». Por otra parte, apuntó la desconexión de la empresa y sus productos con el mercado: «Los españoles tenemos buena preparación, somos creativos, pero no somos buenos en marketing, no sabemos 'vendernos'».

«La actitud innovadora es emprendedora -mantuvo, por su parte, Barrabés- y en España existe esa actitud, pero muchas veces está frustrada por el entorno. Tenemos que creer en nosotros mismos, en nuestro potencial. A los españoles, y no digamos a los aragoneses, nos encanta fustigarnos».

Frenos

Como frenos de la innovación, el presidente de Vodafone citó el miedo al fracaso, el miedo (la negación) al cambio y los localismos. Barrabés se inclinó por dos, fundamentalmente: los dueños de las empresas (en los casos de las pymes) y la burocracia (cuando se trata de grandes compañías). «Cuando una empresa es innovadora -opinó Barrabés- lo es culturalmente».

Por su parte, Román defendió que «la innovación tiene mucho que ver con la confianza. Lo más fértil es crear un entorno, un clima, donde se dé, de verdad, confianza, donde el fracaso sea parte del aprendizaje». «Si la innovación es aquello que te hace diferente, que te da un diferencial sobre los demás -dijo Barrabés- lo que te hace diferente es descubrir que en tu empresa no tienes ejecutivos, sino intraemprendedores. No está el mundo como para no comprometerse». Barrabés se mostró crítico con la manera como se financia la innovación: «La innovación precisa de ideas, talento y dinero. De los tres factores, el más difícil de hallar, el más escaso, es el talento. No es buena idea distribuir recursos públicos financiando muchas ideas en muchos sitios porque el talento no va a ser disperso, va a estar concentrado y es ahí donde hay que poner dinero».