Cómo deshacerse del polvo... definitivamente

Erradicar estas partículas en suspensión, que están formadas, en general, por escamas de piel animal, arena, restos de insectos y suciedad corriente, es más fácil de lo que parece.

Trucos para que el polvo desaparezca de casa.
Trucos para que el polvo desaparezca de casa.
Pixabay

Con la llegada del verano, las ventanas de los hogares pasan más horas al día abiertas. Este es el motivo por el que, durante la época estival, las viviendas registran una mayor acumulación de polvo. Estas partículas en suspensión están formadas, en general, por escamas de piel animal -en las viviendas donde hay mascotas-, arena, restos de insectos y suciedad corriente.

Para conseguir que desaparezca de las distintas estancias de la casa, es importante llevar a cabo determinadas rutinas de limpieza y tener en cuenta algunos trucos que evitarán que se amontone en el suelo y sobre los muebles.

Adiós plumero, hola microfibra

Para no trasladar el polvo de un lugar a otro, lo ideal es deshacerse del típico plumero y apostar por un paño de microfibra. Este material atrapa las partículas en suspensión como si fuera un imán haciendo que desaparezcan.

De arriba a abajo

El sentido común marca esta regla. A la hora de limpiar el polvo, lo aconsejable es retirarlo de los aparatos más altos -como lámparas o estanterías superiores-, e ir bajando por niveles para evitar que los rincones ya limpios vuelvan a ensuciarse.

La aspiradora, un gran aliado

Aunque no es uno de los electrodomésticos más queridos, la aspiradora es un gran aliado en la lucha contra el polvo. Utilizándola tan solo una vez a la semana, el resultado será inmejorable. Para conseguir el acabado perfecto, es necesario hacer especial hincapié en tapicerías y tejidos, como las alfombras, cortinas, almohadas, colchones, peluches y sofás.

La importancia del felpudo

Además de ser el encargado de recibir a los habitantes e invitados de la casa, el felpudo sirve como depósito del polvo que se ha arrastrado hasta el hogar desde la calle. Para que no entre en casa, lo mejor es sacudirse los pies antes de cruzar la puerta y evitar pasear con los zapatos por las estancias de la vivienda. Eso sí, lo recomendable es aspirarlo, al menos, una vez a la semana.

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