ECONOMÍA

El impacto en los mercados de dos años de guerra en Ucrania

Dos analistas aragoneses explican la evolución de las bolsas y el petróleo desde inicio de la invasión rusa y las previsiones para este año.

Vista del parquet de la Bolsa de Madrid con los paneles del índice Ibex 35.
Vista del parquet de la Bolsa de Madrid con los paneles del índice Ibex 35.
Vega Alonso del Val/EFE

Este fin de semana se han cumplido dos años desde el comienzo de la invasión rusa de Ucrania. El 24 de febrero de 2022 supuso el inicio de la guerra que todavía sacude al país que sirve de frontera entre Rusia y Europa. El número de civiles fallecidos se eleva a 10.300 personas a las que hay que sumar los 31.000 soldados ucranianos muertos en combate, según la primera cifra oficial que ha dado el presidente Volodimir Zelenski coincidiendo con el aniversario, aunque otras fuentes la multiplican por cinco. Más de 6,5 millones de personas han tenido que huir de sus casas.

Junto al impacto en las vidas de todo un país se produjo el económico en el resto de países del entorno. La guerra supuso un terremoto en la economía europea ya que Rusia era hasta entonces el principal suministrador de gas natural. El temor al desabastecimiento durante los dos primeros inviernos, la subida de la inflación impulsada por los precios de la energía y la necesidad de reajustar la economía desestabilizó los mercados. Todavía han quedado huellas en el crecimiento económico como la reducción de la producción industrial en el conjunto de Europa, para recortar costes energéticos en las empresas y ganar competitividad. La Unión Europea (UE) sigue luchando contra la inflación, ahora más controlada, con subidas de tipos de interés que han reducido los presupuestos familiares atados a hipotecas variables referenciadas al euríbor.

Dos años después de la guerra, dos analistas relatan cómo se ha ido "descontando" el efecto Ucrania y las perspectivas de las bolsas este año.

Óscar del Diego, director Técnico y de Análisis de Ibercaja Gestión.
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'El mercado se acostumbra pronto a la guerra' (Óscar del Diego, director Técnico y de Análisis de Ibercaja Gestión) 

Lamentablemente (o afortunadamente, según se mire) el mercado se acostumbra demasiado rápido a los conflictos bélicos. El precio del crudo se disparó hasta 126 dólares/barril, pero ha vuelto al rango de 70-90 dólares y no ha caído más gracias a los recortes de producción de la OPEP+ (también en su día EE. UU. redujo sus reservas estratégicas para limitar el ascenso del precio). El petróleo ruso, que acababa en Europa en su mayoría, ha seguido fluyendo en buena parte hacia China e India; y muchas veces lo hemos acabado comprando refinado. En otros mercados que duplicaron su precio en la primavera del 2021 como el trigo, el precio ha vuelto a niveles de 2020; es decir, como si nada hubiese pasado.
Lo que sí que se nota, sobre todo en Centroeuropa, es la falta del gas ruso, que llegaba por gaseoducto a precios muy interesantes. No hay problemas de abastecimiento, pero a los precios internacionales mucha industria de la zona no es rentable y el consumo industrial de Alemania, por ejemplo, seguía hasta hace poco en niveles de -20% con respecto al consumo pre-guerra. La economía europea en su conjunto ha tenido peores datos de crecimiento que otras zonas geográficas, y Alemania destaca por su mal comportamiento, pero es difícil de separar el efecto de la guerra del resto de cosas que han sucedido (tipos, China, Oriente Medio, etc.).
La alta valoración y las exigentes previsiones de beneficios para este 2024 nos hacen ver poca recorrido al alza en los próximos meses.
En cuanto a las previsiones de los mercados para 2024 debería ser un buen año para la renta fija y un año de transición para la renta variable. En el primer caso, el exigente punto de partida tras el 'rally' desde octubre se ha corregido en buena parte en estos dos primeros meses del año y desde aquí, aprovecharíamos para alargar duraciones y diversificar las cartera hacia renta fija privada de alta calidad crediticia. Los momentos de corrección los vemos como oportunidad de compra. En renta variable, el mercado ha seguido subiendo en este inicio de año y los indicadores técnicos y de posicionamiento están en niveles todavía más elevados de los que presentaban en diciembre. La alta valoración y las exigentes previsiones de beneficios para este 2024 nos hacen ver poca recorrido al alza en los próximos meses. Tampoco vemos bajadas muy importantes, pero siempre existe el riesgo de una recesión. En conjunto, vemos mejor binomio rentabilidad-riesgo para la renta fija.

Guillermo Santos Aramburo, analista y socio de iCapital.
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'Del riesgo geopolítico al interés económico' (Guillermo Santos Aramburo, iCapital) 

El riesgo geopolítico está siempre en la mente de los inversores. Cada noticia de Oriente Medio es fuente de preocupación y, normalmente, de tensión. Las elecciones estadounidenses, por otro lado, se divisan ya como algo inminente (noviembre-24) e incierto. Sin embargo, el conflicto en Ucrania, enquistado después de dos años, ha dejado de ser portada en los medios. Solo cuando realmente hay un incremento grave de enfrentamientos, o Putin eleva el tono y se teme una potencial escalada en el uso de armas (Rusia es sinónimo de peligro nuclear), los analistas nos recuerdan que hay un conflicto en esa zona del mundo, tan lejana geográficamente pero tan cercana humanamente.
¿Quién sale beneficiado y quién perjudicado por este conflicto? Los beneficiados fueron los productores de petróleo y empresas ligadas a esa industria, sobre todo en una primera fase (no olvidemos que en la primavera del 2022 el precio del Brent llegó a superar los 120 dólares). Otra parte muy favorecida es sin duda la industria armamentística de EE. UU. Los dirigentes de este país conocen bien lo que es la presión de los "lobbys" de uno de los sectores más fuertes de su economía: el de las armas. Los votos y las ayudas económicas para las campañas electorales nunca están de más, amén de aprovechar, a falta de guerras en otras zonas del mundo, una coyuntura bélica como la de Ucrania. Las exportaciones de 'shale oil' y gas licuado de EE. UU. también fueron, y todavía lo son en buena medida, impulsadas en el viciado marco del conflicto. Hace no mucho los buques gaseros parecían un Mr. Marshall revivido cuando llegaban a los puertos españoles.
Los perjudicados, qué duda cabe, son los ciudadanos. No solo los de Ucrania, sino también los rusos. Se les asocia con un clima bélico insoportable y se les limita, muchas veces de manera injusta y financieramente inútil, el acceso fluido al sistema económico y a las entidades que lo mueven, desde bancos hasta emisores de bonos.
Cuando Rusia invadió Ucrania en 2022 se produjo un fuerte 'shock' geopolítico. El precio de los futuros sobre el crudo se disparó y las bolsas europeas cayeron un 8% en pocos días. La inflación voló en Occidente por la subida de los combustibles y del precio de los cereales (Ucrania se encuentra entre los principales productores y exportadores mundiales de maíz, trigo y cebada). Todo se ha absorbido desde hace ya varios trimestres, excepto la angustia y el dolor de la gente que padece el conflicto en sus calles.

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