Heraldo del Campo

Soplan aires de protesta agraria desde el corazón de Europa

Los agricultores alemanes y franceses se han echado a las carreteras para mostrar su rechazo no solo a las políticas de sus respectivos gobiernos sino también a las que llegan desde los despachos de Bruselas. Mientras, en España, las organizaciones agraria evalúan la posibilidad de seguir los pasos de sus colegas europeos.

Una columna de tractores se dirige a Berlín para mostrar su rechazo a las políticas agrarias de su Gobierno y de la UE.
Una columna de tractores se dirige a Berlín para mostrar su rechazo a las políticas agrarias de su Gobierno y de la UE.
EFE/EPA

El sector primario de Alemania y Francia, pero también en Holanda, en Austria o en Rumanía, ha comenzado el año en las carreteras. Los agricultores y ganaderos han sacado sus tractores a las calles, han colapsado las autopistas y han llegado hasta el mismo corazón de las principales capitales europeas. Quieren mostrar así su total hartazgo con las políticas –y el impacto que estas tienen en sus bolsillos– de sus respectivos países. Pero también dirigen su ira hacia los órganos de Gobierno de la UE, "por el maltrato" que los agricultores y ganaderos comunitarios dicen sentir por parte de la Comisión. 

Al Ejecutivo comunitario le reprochan unas estrategias "demasiado verdes y medioambientalistas" que implican al campo pero que no han escuchado la voz de sus profesionales y una "asfixiante" burocracia que les obliga a pasar más tiempo entre papeles que en su actividad principal, es decir, en la producción de alimentos.

El vendaval de movilizaciones que recorre Europa no pasa desapercibido en el campo español, en general, y el aragonés, en particular, donde comienzan a soplar aires de protesta. Sus representantes no pierden de vista el rumbo de estas tractoradas y aunque las organizaciones agrarias aseguran que sobran los motivos para estar en las calles, reconocen que hay matices que diferencian las reivindicaciones alemanas de las españolas. 

Van, sin embargo, lanzando avisos. No hay todavía un calendario de acciones. No hay prisa, pero no faltan ganas. De hecho desde los órganos de máxima representación de COAG –a la que pertenece la aragonesa UAGA–, de Asaja y de UPA (ambas con activa presencia en la Comunidad), ya se avanza que a mediados del mes de febrero abordarán la posibilidad de "una decisión conjunta" que les lleve en unidad de acción a tomar las carreteras a lomos de sus tractores.

Están convencidos además de que la proximidad de las elecciones al Parlamento Europeo, el próximo mes de junio, contribuye a caldear el ambiente, porque al complicado momento que le está tocando vivir a los agricultores y ganaderos españoles se suma también el creciente malestar que generan las políticas comunitarias, en especial por las muchas obligaciones y limitaciones que imponen, sin alternativa alguna, el Pacto Verde o la Ley de la Restauración de la Naturaleza.

Hay también voces que advierten que las imágenes de las tractoradas europeas, aunque impactantes, no son nuevas. Voces que insisten en que la protesta agrícola es habitual en el sector porque los agricultores y ganaderos –aunque no se puede generalizar– viven al límite de la rentabilidad por dos motivos que se repiten en el tiempo, el incremento de los costes y unos precios que no aumentan al mismo ritmo.

Y hay voces que consideran además que "España no es Francia ni Alemania", que las organizaciones agrarias tienen en nuestro país una "importante cultura de negociación" y que existe además un Ministerio específico para el sector que en muchas ocasiones ha recogido sus reivindicaciones. Pero advierten, eso sí, que hay caldo de cultivo y "el estallido se puede producir en cualquier momento".

Movilizaciones de agricultores y ganaderos alemanes a las puertas de Berlín.
Movilizaciones de agricultores y ganaderos alemanes a las puertas de Berlín.
EFE

El estallido de la cólera agrícola en Alemania tiene que ver con el reajuste presupuestario al que se ha visto obligado el Gobierno de coalición para reducir su déficit después de que a mediados de noviembre el Tribunal Constitucional de aquel país sentenciara que fue ilegal una reasignación económica realizada por el Ejecutivo durante los años 2021 y 2022. Un ajuste que ha metido la tijera en las subvenciones agrícolas eliminando las ventajas fiscales y subvenciones a la maquinaria agrícola y al gasóleo profesional.

No es el único motivo. Es la gota que ha colmado el vaso, porque la lista de reivindicaciones del sector, primero en Alemania, después en Francia e incluso en Polonia y Rumania, es larga y no solo lleva como destinatario el gobierno respectivo de cada país sino también, y especialmente, la Comisión Europea.

Por eso, son muchas las voces del sector que advierten que es más que probable el contagio de estas tractoradas a España, donde a pesar de que el Ministerio amagó con ‘copiar’ medidas como la eliminación del gasóleo profesional, terminó por echar marcha atrás, consciente de que, "si esta ayuda desaparece, se inundarán las carreteras de tractores", coinciden en señalar los responsables de las organizaciones agrarias aragonesas (UAGA, Asaja, Araga y UPA).

Lo señala también Eduardo Moyano, ingeniero agrónomo, sociólogo especialista en temas de acción colectiva, articulación de intereses e implementación de las políticas agrarias, y profesor jubilado del CSIC, que advierte que "si en España se suprime esa bonificación, tendremos un problema como el de Alemania".

Pero, en su análisis sobre las multitudinarias (e incluso agresivas) protestas que recorren el corazón de Europa, Moyano destaca algunos matices. "No son una novedad. Si repasamos la historia del sindicalismo agrario en distintos países europeos encontramos que brotes de protesta y conflictividad ha habido siempre", señala el experto. Destaca que unas veces han tenido más repercusión y otras han pasado desapercibidas y reconoce que si ahora tiene un mayor impacto ver cómo miles de tractores colapsan las autopistas o llegan hasta la Puerta de Brandenburgo en Berlín es "porque vivimos con una inmediatez extraordinaria y cualquier acontecimiento, aunque sea algo habitual en un sector, lo convertimos en una novedad".

Si la movilización agraria forma parte de la cultura del sector es "porque los agricultores y ganaderos viven siempre en una situación de mucha presión, al límite de la rentabilidad de sus explotaciones y, además, su trabajo es muy duro y estresante", señala Moyano, que deja claro que habla en general porque esta actividad es muy heterogénea y son también muchos los profesionales "super tecnificados" que no están en las calles porque no lo están pasando tan mal.

El momento es complicado, pero, en su opinión, las causas de las actuales tractoradas no difieren mucho de los motivos que las han provocado en otras ocasiones. "La protesta agrícola ha estado siempre caracterizada por dos causas: la elevación de los costes de las materias primas frente a unos precios de las producciones que no suben al mismo ritmo", señala Moyano. A ello se suma que, si bien es cierto que las ayudas de la PAC llegaron para mitigar ese "desajuste crónico", su paulatina reducción en los últimos años, hace que "no sean suficientes" para asegurar la rentabilidad de las explotaciones.

Hay más, insiste este ingeniero agrónomo. Ahí está el impacto de la guerra de Ucrania, el disparatado incremento de inputs, como los fertilizantes y los carburantes, o los problemas en las cadenas de suministro "que se van a agravar todavía más con el bloqueo en el mar Rojo", afirma.

Y por si todo esto no fuera suficiente para esos agricultores "al límite", Moyano añade otra causa que explica cómo el malestar del sector se ha extendido como una mancha de aceite por toda Europa. "Hay determinadas decisiones políticas que a veces no son muy acertadas", explica el experto. Entre ellas destaca aquellas relacionadas con la transición ecológica, "elaboradas con una mentalidad urbana que no piensa en los efectos que pueden tener sobre los agricultores". Y como ejemplo recuerda la eliminación del gasóleo profesional en Alemania, que ha provocado la encendida ira de los agricultores en aquel país, o las pretensiones europeas de terminar con pesticidas y herbicidas como el glifosato sin haber alternativa para los agricultores. "Todo eso –advierte– se traslada a la calle en forma de movilizaciones".

¿Y en España?

Mientras en Alemania, Francia, Polonia o Rumania, el hartazgo se ha hecho visible en multitudinarias manifestaciones, el sector agrario español mantiene una calma tensa. Las organizaciones agrarias no pierden de vista el rumbo de las tractoradas alemanas o francesas. Reconocen que comparten muchas de las reivindicaciones de los agricultores y ganaderos de dichos países, aunque también condenan actitudes de los manifestantes franceses bloqueando el tránsito de los camiones españoles por las carreteras del país vecino e incluso tirando sus mercancías. Y sus representantes, aunque aún no tienen previsto un calendario de movilizaciones, no descartan que el malestar del sector europeo se haga visible también en las carreteras españolas.

"En España, en el año 2018 y 2019 hubo grandes manifestaciones, precisamente, con el lema ‘Agricultores al límite’. O sea, que las tractoradas que estamos viendo ahora en Alemania y Francia o que hemos visto en Holanda ya la vimos hace unos años en España", señala Moyano. Eso no quiere decir, insiste el ingeniero agrónomo y sociólogo, que no se vuelvan a repetir. Muestra, sin embargo, sus dudas. Primero porque "hay que tener en cuenta que movilizarse tiene un coste para los agricultores, que no pueden estar todo el día con los tractores en las carreteras", explica.

Añade, además, que en España hay una notable diferencia, ya que "aquí continúa existiendo un Ministerio de Agricultura específico", que en otros países se ha desmantelado fusionando las políticas agrarias con ministerios de Transición Ecológica o de Medio Ambiente o de Territorio. "Mientras el Gobierno español y el Ministerio de Agricultura siga siendo receptivo y sensible a los problemas de los agricultores, creo que la protesta en España no va a adquirir las dimensiones que ha tomado en otros países", afirma Moyano, que considera que el hecho de que los representantes del sector dispongan de un interlocutor directo "facilita las cosas porque canaliza el conflicto". 

De este escenario menos conflictivo tienen también mérito las organizaciones agrarias, porque, según el exprofesor del CSIC, "tienen cultura de la negociación y de la concertación social". De hecho, insiste en que COAG, Asaja y UPA "se han caracterizado históricamente por no ser organizaciones radicales, ni antisistema sino que están sentadas en la mesa de negociación con el Ministerio, donde han conseguido avances importantes".

Pese a todo, Moyano deja bien claro que eso no quiere decir "que mañana mismo pueda haber un estallido de protestas". De hecho, reconoce que motivos no le faltan al sector y que son numerosas las reivindicaciones que los agricultores españoles comparten con sus colegas franceses y alemanes, sobre todo aquellas que ponen el foco en la UE, ya que las políticas comunitarias son "bastante trasversales". Y advierte que si en España se suprime el gasóleo profesional, "tendremos un problema como el de Alemania".

Protesta de los agricultores franceses.
Protesta de los agricultores franceses.
EFE

UAGA: "Si no hay apoyo decidido al sector, estaremos en las calles"

El máximo representante de UAGA-COAG, José María Alcubierre, quiere dejar claro que hay un detalle que explica la masiva respuesta en las calles de los agricultores franceses y alemanes, más cuando se protesta contra las políticas europeas. En ambos países, todos los perceptores de la PAC son cotizantes a la Seguridad Social Agraria. "En España hay 650.000 perceptores y de ellos solo 200.000 cotizan en dicho régimen", explica Alcubierre, que añade que el detonante de las movilizaciones tiene que ver con las limitaciones impuestas a las ganaderías.

"Aquí se están haciendo los deberes, pero si no se articula el diálogo y medidas entre el sector y la Administración para hacer un desarrollo completo que no rompa a agricultores y ganaderos, tendremos un problema más que grave", advierte el secretario general de UAGA, que señala que su organización va a seguir muy de cerca "la evolución de las políticas y cómo cada administración cumple con el sector". De ello dependerá su respuesta en las calles, en las estará "aunque exista una ley mordaza".

Asaja: "Esperamos que las protestas no tarden en llegar"

El secretario general de Asaja-Aragón, Ramón Solanilla, explica que la organización agraria mira con "mucha atención" la evolución de las tractoradas en Alemania, Francia, Holanda o Austria y se muestra confiado en que "este tipo de movilizaciones no tarden mucho en llegar a España". De hecho, explica que en el próximo mes de febrero la organización aragonesa llevará una propuesta a la junta directiva de Asaja nacional para elaborar un calendario de protestas porque cree que "es necesario y urgente" programar la presencia del sector en las calles de toda España. Unas protestas cuyas reivindicaciones se encaminarán hacia el Ministerio y la Comisión Europea. Al primero por la tardanza en repartir las ayudas de la sequía que tanto necesita un sector "totalmente descapitalizado". Y al Ejecutivo europeo para recordarle el malestar que están generando sus normativas y estrategias más medioambientalistas "en las que no se ha tenido en cuenta al sector", pero también para denunciar los acuerdos con terceros países que suponen una "competencia desleal".

Araga: "Lo raro es que no hayamos salido ya a las carreteras"

Para Araga es extraño que los agricultores españoles no hayan tomado el mismo camino que sus homólogos en Alemania. "Estamos cien veces peor que ellos", asegura su presidente, Federico Lorente, que reconoce, sin embargo, que el Gobierno central no se atreverá a eliminar el gasóleo profesional –la gota que ha colmado el vaso del hartazgo del sector germano– "porque sabe que si lo hace, habrá protestas multitudinarias".

Aún así, Araga pondrá la situación sobre la mesa la posibilidad de organizar medidas de presión en la junta directiva que se celebrará en la primera semana de febrero. Unas movilizaciones que enfocan hacia el Ministerio de Agricultura, al que acusan de "echar migajas al sector para mantenerlo callado", de exigir una burocracia excesiva que está "volviendo locos a los agricultores" y al que le reprochan la tardanza en recibir las ayudas por la sequía o las complicaciones para acceder a los créditos bonificados. Unas exigencias que no llegarán, sin embargo, hasta el consejero aragonés del ramo porque "solo lleva cuatro meses en el cargo".

UPA: "Se está utilizando al campo con fines políticos"

Lo primero en lo que insiste el secretario general de UPA en Aragón, José Manuel Roche, es que es necesario desvincular la problemática del sector agrario europeo del conflicto político. "No me gustaría que se esté utilizando al sector primario por determinadas ideologías políticas para hacer presión sobre los gobiernos", explica. Porque asegura que las dificultades que arrastra el sector son "endémicas, vienen de atrás y no ha habido ni una sola corriente política que haya atajado los problemas", pero reconoce que ahora "hay mucho descontento e incertidumbre" en el sector. Lo esta provocando los altos costes, el impacto de los conflictos geopolíticos y "por supuesto unas políticas europeas que valoran más el componente medioambiental que el agrario".

Se muestra convencido de las protestas que ahora invaden las autopistas europeas llegarán también a España. Y lanza un aviso a navegantes. "Si, como ha sucedido en Alemania, al Gobierno central se le ocurre suprimir el gasóleo profesional, la decisión hará saltar todas las alarmas en el sector".

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión