Ricos que acumulan dinero y pobres que sobreviven en la miseria: la desigualdad va a más

Oxfam International ha publicado un informe en el que denuncia la existencia de esta brecha y propone medidas para reducirla.

Diferencias económicas abismales. En las imágenes de la izquierda, arriba, el ‘skyline’ de Singapur, ciudad-estado con elevado nivel económico, y abajo, la cumbre de Davos, que reúne a políticos y empresarios con gran poder. A la derecha, fotografías de dos países muy pobres: Haití, en América, y Bangladesh, en Asia.
Diferencias económicas abismales. En las imágenes de la izquierda, arriba, el ‘skyline’ de Singapur, ciudad-estado con elevado nivel económico, y abajo, la cumbre de Davos, que reúne a políticos y empresarios con gran poder. A la derecha, fotografías de dos países muy pobres: Haití, en América, y Bangladesh, en Asia.
Efe / Reuters / Gian Ehrenzeller / EPA /Efe

Desde el año 2020, y durante los primeros años de esta década, la riqueza conjunta de los cinco hombres más ricos del mundo se ha duplicado con creces. Durante el mismo periodo, la riqueza acumulada de cerca de 5.000 millones de personas a nivel global se ha reducido. 

La ONG Oxfam International da cuenta de esta realidad en su informe ‘Desigualdad S. A.’, publicado en días pasados para hacerlo coincidir con la celebración del Foro económico de Davos, en Suiza, que reúne a los dirigentes políticos y empresariales con más poder en el mundo.

"Si cada uno de los cinco hombres más ricos del mundo gastase un millón de dólares diarios, les llevaría 476 años agotar su riqueza conjunta", denuncia Oxfam. Siete de las diez empresas más grandes del mundo, apunta también, tienen un director general milmillonario o a un milmillonario como su principal accionista. 

Y otro dato: a nivel mundial, los hombres poseen 105 billones de dólares más de riqueza que las mujeres, una diferencia que equivale a más de cuatro veces el tamaño de la economía estadounidense.

El informe de Oxfam sostiene que el mundo es "maravilloso para una reducida minoría" mientras que es "cruel para la inmensa mayoría de las personas". Aunque admite cosas que se hacen bien, es muy crítico con la "creciente desigualdad" que se ha generado de modo global en la última década, marcada entre otras cosas por los tres años en los que sufrimos una pandemia mundial, mientras siguen sucediéndose conflictos bélicos en distintos puntos del mundo, se ha producido una crisis del costo de la vida y estamos ante lo que denomina un "colapso climático".

Cada una de estas crisis, recoge el texto, "ha ensanchado la brecha, no tanto entre los ricos y las personas que viven en la pobreza, sino entre una minoría de oligarcas y la inmensa mayoría de la población mundial".

Este informe –que se puede complementar con su ‘filial’, un estudio concreto en la materia sobre España– expone, dice Oxfam, "la elección crucial a la que nos enfrentamos: debemos elegir entre una nueva era de supremacía de una élite millonaria, controlada por monopolistas y financieros, o un poder público transformador basado en la igualdad y la dignidad".

En la columna vertebral del informe ‘Desigualdad S. A.’ de Oxfam está la "profunda relación" que desde su punto de vista existe entre "el fuerte aumento de la riqueza de los milmillonarios y el aumento del poder empresarial y monopolístico". Los beneficios de las grandes empresas, sostiene, enriquecen directamente a sus accionistas, a costa de las y los trabajadores y de la inmensa mayoría de la población. Por ello concluye que "las personas ricas no solo son las mayores beneficiarias de la economía global, sino que también ejercen un control notable sobre ella".

Oxfam lamenta que los Gobiernos hayan cedido poder en beneficio de los monopolios, multinacionales de todos los sectores entre las que hay muy pocas, asegura, que sigan correctamente los criterios denominados ASG, es decir, ambientales, sociales y de gobernanza corporativa.

Del aumento de la concentración en los mercados, el informe destaca que a nivel global, entre 1995 y 2015, 60 empresas farmacéuticas se han fusionado en 10 gigantes mundiales, conocidas como las ‘Big Pharma’. Dos multinacionales son propietarias de más del 40% del mercado mundial de semillas, reseña asimismo. Las grandes empresas tecnológicas, conocidas como las Big Tech, dominan el mercado, suscribe antes de recordar que tres cuartas partes del gasto mundial en publicidad ‘online’ se destinan a Meta, Alphabet y Amazon, y más del 90% de las búsquedas en internet se realizan a través de Google.

Un poder que crece

"Los monopolios aumentan el poder de las empresas y de sus propietarios en detrimento del resto de la población", incide el informe. "Organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) coinciden en que el poder de los monopolios va en aumento y que ello contribuye a la desigualdad", añade a continuación. "Los márgenes de beneficio promedio de las grandes empresas se han disparado en las últimas décadas, mientras que desde 2021 su poder monopolístico en muchos sectores altamente concentrados les ha permitido coordinarse de manera implícita para subir los precios y aumentar así sus márgenes, lo que se ha manifestado en las enormes subidas de precios en los sectores de la energía, la alimentación y el farmacéutico".

En el capítulo español de ‘Desigualdad S. A.’, Oxfam Intermón denuncia que el 53,8% del valor de la riqueza en España se concentró en 2022 en manos del 10% de la población, y un 22,4% en las del 1% más rico, mientras que el 50% de los hogares más pobres apenas acapararon el 7,8% del total nacional y vieron reducida su riqueza neta promedio.

Tres pasos para controlar el poder

Revitalizar el Estado, regular el sector privado y reinventar el sector empresarial son los ‘tres pasos prácticos’ que el informe de Oxfam apunta que hay que dar para contrarrestar los excesos que están generando los monopolios de compañías que dominan el mundo.

"Un Estado fuerte y eficaz es el mejor baluarte contra el poder empresarial", señala el texto. "Es un proveedor de bienes públicos;un creador y diseñador de mercados; un corrector de las deficiencias del mercado, y un propietario y operador de empresas comerciales nacionales, que en el año 2018 representaron hasta el 40% de la producción nacional en todo el mundo".

Por estas razones, dice el informe, los Gobiernos deben "garantizar los servicios públicos que combaten la desigualdad, como la sanidad, la educación, los servicios de provisión de cuidados y la seguridad alimentaria". También deben invertir en transporte público, energía, vivienda, infraestructuras, apunta, y mejorar la transparencia y la rendición de cuentas, entre otras cosas.

Cuando habla de regular el sector privado, el informe reclama también al poder político frenar los excesos empresariales y evitar injusticias en las cadenas de suministro. "Pueden aprender de los recientes casos antimonopolio en Estados Unidos y Europa, y de las lecciones de la historia sobre cómo se abordó con éxito la concentración de riqueza". También deben poner fin, dice Oxfam, al monopolio sobre el conocimiento0, "democratizando el comercio y poniendo fin al abuso de las normas de propiedad intelectual (por ejemplo, por parte de las grandes farmacéuticas sobre los medicamentos) que impulsan la desigualdad".

Apoyo a los trabajadores

Pide el informe, asimismo, "dar poder a los trabajadores y trabajadoras y a las comunidades" y señala que las empresas "deben pagar salarios dignos y comprometerse a garantizar la justicia climática y de género". Yatiza: "El pago de dividendos y la recompra de acciones deben prohibirse hasta que esto se haya garantizado".

Oxfam reivindica también que se apoye, proteja y aliente a los sindicatos y que se garanticen los derechos de las mujeres. Por otro lado, recomienda que se aumente "drásticamente" los impuestos a las empresas y a los ricos, lo que incluye "un impuesto permanente sobre la riqueza" y otro también sobre los beneficios extraordinarios.

"Los gobiernos pueden utilizar su poder para reinventar el sector privado y dotarlo de un nuevo propósito", apunta el informe al hablar del tercer paso práctico que cree que hay que dar.

Quienes están al frente de las instituciones deben, según Oxfam International, "utilizar todo su poder para crear y promover una nueva generación de empresas que no antepongan los intereses de sus accionistas". Las empresas competitivas y rentables, indica, "no tienen por qué estar encadenadas por la codicia de sus accionistas".

El informe, finalmente, solicita apoyo financiero a empresas justas. En ese sentido, dice que los Gobiernos "pueden utilizar los impuestos y otros instrumentos económicos para priorizar modelos de negocio justos".

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