PIONERO. Juan Carlos Marín, fundador de la empresa aragonesa Ayanet, fue uno de los pioneros en la región en impulsar una empresa en ese sector que hoy denominamos TIC (tecnologías de la información y las comunicaciones). Es lo que en inglés llaman IT y que desde hace bastante tiempo se denomina nuevas tecnologías, aunque muchas de ellas ya no lo sean tanto. En sus orígenes, lo que había era informática, aunque con el impulso de internet ya nos metíamos en la «sociedad del conocimiento». De todo esto sabe mucho Marín, que creó Ayanet en 1985 con Rafael Auría como una compañía de informática clásica, pero que fue ampliando su actividad hacia los servicios avanzados a empresas. En 2004, con 60 trabajadores y una facturación de 4,4 millones de euros, se definía de manera genérica como una empresa especializada en soluciones integrales de gestión. Marín se retira ahora después de un largo periplo con más alegrías que penas y lo hace después de recibir el reconocimiento del clúster de tecnología aragonés Tecnara.

EL PREMIO. El fundador de Ayanet fue galardonado con una ‘T de Tecnara’ el pasado miércoles en un evento en Zaragoza al que asistieron entre otras autoridades el presidente del Gobierno de Aragón, Jorge Azcón;la vicepresidenta segunda y consejera de Economía, Mar Vaquero, y la alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca. El clúster que preside hoy Félix Gil (Integra) destacó al premiarlo que «su vínculo con Tecnara ha sido constante desde su contribución a la creación de la entidad precursora del clúster, la Asociación de Empresas de Informática de Aragón, de la que fue presidente». «Por sus propios méritos ocupa el puesto de presidente de honor de Tecnara», apuntaba el clúster, que destacaba cómo promovió en Ayanet las líneas de negocio dedicadas a la empresa y especialmente a la industria agroalimentaria.

LA VENTA. En septiembre pasado, Marín informó de la adquisición de un 85% de Ayanet TIC por parte del grupo francés Gaïana, especializado en el desarrollo de software agroalimentario (vino y bebidas espirituosas, horticultura y agricultura). La operación ha permitido a la firma con sede en Burdeos entrar en España y crecer más en el sur de Europa, Italia y Portugal incluidos. «Somos almas gemelas tanto en producto como en mercado; ellos están especializados en bodegas y licores y nosotros nos centramos más en cereal y forrajes», explicó Marín al valorar una transacción que permite que Ayanet mantenga su identidad, sus producciones y su plantilla y tendrá acceso a mercados de la mano de Gaïana. Fuera de la operación quedaron Ayanet RH(Recursos Humanos) y Ayanet CN(Centros de Negocios).

UN APRENDIZAJE. Juan Carlos Marín ha vivido a lo largo de su carrera un sinfín de anécdotas y ha cosechado éxitos y fracasos. En un reportaje publicado en este periódico en noviembre de 2005 sobre decisiones equivocadas de directivos aragoneses dio cuenta de una de ellas. En 1995, relató, estaba entrando en España Navision, que como agente de IBM se dirigió a Ayanet para hablar de la posibilidad de que esta fuera su distribuidora en Aragón. Marín envió a unos técnicos sin dar tanta importancia a la oferta y con sus informes decidió no entrar. Su competencia lo hizo y arrasó. Era «un tema estratégico» y él no estuvo ahí. «Me equivoqué», admitió, aunque luego recuperó el tiempo perdido.