El ministro de Industria, Héctor Gómez, anunció ayer en un evento de Sernauto, la patronal de fabricantes de componentes para automoción, que la tercera convocatoria del Perte del Vehículo Eléctrico y Conectado (VEC) tendrá una dotación de 1.200 millones de euros. Gómez destacó que su departamento adelantará la gestión de ese Perte VEC III a principios de 2024 para seguir atrayendo proyectos de producción de baterías y de la cadena de valor del vehículo eléctrico, entre los que están los planteados por el grupo Stellantis para sus instalaciones de Zaragoza.

El titular de Industria apuntó que la idea es agotar los casi 1.400 millones de la segunda convocatoria para avanzar ya en la tercera, en la que la mayor parte del monto total, unos 1.000 millones, serán préstamos que provendrán de la adenda aprobada por la Comisión Europea al plan de recuperación español.

En cuanto al Perte VECII, el Ministerio ultima una nueva resolución provisional que, según ha podido saber este diario, contiene fondos destinados a iniciativas presentadas por Stellantis. Este grupo no recibirá toda la cantidad que ha solicitado a Industria, que según fuentes del sector estaría entre los 150 y los 200 millones de euros, si bien aún queda pendiente lo que pueda obtener de la tercera convocatoria para poder cumplir sus planes, que pasan por la creciente electrificación de todos sus centros productivos.

Con la ayuda concedida en este Perte VECII, más la que pueda recibir a Stellantis en el siguiente paquete de este Proyecto estratégico para la recuperación y transformación económica (Perte), así como otros apoyos públicos posibles (entre ellos los incentivos regionales que pueda aportar Aragón), la candidatura de Zaragoza para hacerse con la tercera fábrica de baterías que la multinacional estaría proyectando en Europa se hace aún más fuerte. Una candidatura en la que juegan a favor otros factores importantes, entre ellos la trayectoria de la planta de automóviles de Figueruelas, con índices de calidad y productividad probados, la reciente firma de un convenio colectivo con los sindicatos que garantiza la paz social hasta 2027 y el hecho de que la factoría aragonesa esté ensamblando ya en la actualidad dos modelos eléctricos –las versiones enchufables del Opel Corsa y del Peugeot 208–, a los que se unirá en las cadenas de montaje un tercero en el segundo trimestre de 2024, el Lancia Ypsilon.

A favor de Zaragoza juega también su localización geográfica, con cercanía a los puertos de Barcelona, Valencia y Pasajes, así como la disponibilidad de terreno en el entorno de la factoría de Figueruelas, que a sus ventajas tradicionales ha unido recientemente una fuerte apuesta por la instalación de fuentes de energía renovable para autoconsumo.

Los apoyos de las administraciones son siempre importantes en los planes de construir fábricas de baterías que tienen los grandes grupos automovilísticos. Así se puso de manifiesto en el caso de la gigafactoría del grupo Volkwagen, a la que optó Zaragoza y que finalmente fue adjudicada a Sagunto, en Valencia, e incluso en el otro proyecto en el que competía Aragón, el del grupo indio Tata, finalmente adjudicado al Reino Unido.

Lo mismo ocurrió en el caso de los tres proyectos anunciados ya por Stellantis para Europa. Uno de ellos está en Francia, en Bily-Berdau Dovrin, una fábrica que ya ha sido inaugurada, y los otros dos se están llevando a cabo en Alemania (ubicado en Kaiserslautern) y en Italia (en Térmoli). El grupo, en todo caso, no ha realizado ningún anuncio oficial sobre la cuarta fábrica, aunque su consejero delegado, Carlos Tavares, sugirió en abril pasado que esta podría ubicarse en la Península Ibérica.