entrevista

Marta Gastón: "En este escenario de policrisis la incertidumbre sigue imperando"

La consejera de Economía del Gobierno de Aragón habla de su gestión en una crisis que «no llegó al Apocalipsis» y valora la creación de empleo y la llegada de inversiones.

Marta Gastón, consejera de Economía, Planificación y Empleo del Gobierno de Aragón, en su despacho.
Marta Gastón, consejera de Economía, Planificación y Empleo del Gobierno de Aragón, en su despacho.
Guillermo Mestre

Concluye ya su segunda legislatura como consejera de Economía. ¿Ha sido esta más productiva que la primera?

Han sido completamente distintas. La primera legislatura, aparte de sentar los cimientos para cuanto creíamos que era importante hacer en materia económica, ese dinamismo, ese pulso que necesitaba nuestra región, esa puesta en valor de los activos y recursos con los que contábamos de antemano y que necesitaban un impulso, sobre todo para el crecimiento empresarial, para la atracción de inversiones y por tanto también por efecto inducido para generar empleo, vino a continuación con una segunda legislatura marcada por hechos y acontecimientos que no esperábamos que formaran parte de nuestra agenda.

La covid-19.

La pandemia ha condicionado económicamente todos estos años y después, cuando creíamos que ya veíamos la luz, llegó la invasión rusa de Ucrania y ha sido la incertidumbre la que ha acompañado todo el devenir económico en esta segunda legislatura. Por lo tanto, no cabría equiparar sino que habiendo puesto y sentado las bases en la primera legislatura, en esta hemos podido seguir desplegando todo cuanto iniciamos, aprovechando la experiencia obtenida en la primera.

La pandemia fue un mazazo que hizo temer una crisis que quizás no se prolongó tanto. ¿Lo ve así?

Cabe decir que aquí estamos, que no nos hemos hundido, que no ha llegado el Apocalipsis ni nada parecido. Han pasado tres años de la aprobación del confinamiento y desde el inicio, el parón de la actividad, la pelea por incluir en aquellos servicios esenciales a la mayor parte de nuestra actividad industrial, fue una constante seguida de los ERTE, de las dificultades de muchísimas empresas ya no solamente por la inactividad sino porque estaban asfixiadas, necesitaban oxígeno porque tenían que continuar pagando. Fue algo que no olvidaremos, un aprendizaje forzoso. Recuerdo que todas las mañanas tenía los datos de paro, de contagios y de muertes, tener salud y economía a la vez con datos actualizados generaba una dualidad que en todas las administraciones nos daba a elegir para priorizar. Lo tuvimos muy claro: sin dejar de lado la economía lo primordial era la salud.

El PIB se desplomó.

El fortalecimiento, la diversificación de nuestra economía, ese peso del PIB industrial que ronda el 22% mientras que en el resto de España está entre el 17% y el 18% hizo que aún sufriendo el duro mazazo de la pandemia nuestra caída en el PIB fuera mucho menor que la de la media nacional. Fue esa diversificación, esa apertura de la economía y el compromiso de nuestras empresas el que permitió esta menor caída. Fue más suave pero caímos, no somos una isla, y eso hay que verlo con perspectiva para comprobar que en la época postcovid cuando hemos visto los crecimientos hay que valorar también el papel de nuestro tejido empresarial.

Decía que no llegó el Apocalipsis, una afirmación que repitió en varias ocasiones el año pasado.

En la presentación del proyecto del Centro de Talento escuché a Raymond Torres decir que hemos adoptado un concepto con cierta naturalidad, que es el de policrisis. Mencionaba lo del Apocalipsis para trasladar mi opinión, que no parecía ser la norma de todo lo que se decía: que nos íbamos a hundir, que era el último verano y que todo iba a estar fatal.

Hablamos del verano de 2022.

Sí. Con la confianza en nuestro tejido productivo era de las que decía que no iría todo tan mal. No quiere decir eso que de una forma generalizada fuese a ir miel sobre hojuelas y todo el mundo fuese ya a repuntar económicamente, pero de ahí al Apocalipsis hay un paso. Ahora mismo, en este escenario que denomino de policrisis, las causas, las razones, son distintas, pero la incertidumbre sigue imperando. Cuanto vemos es un escenario de una inflación que baja, pero no al ritmo que desearíamos. Aragón con un IPCdel 5,9%, un 7,5% en el subyacente, nos coloca ya por debajo de la española.

Tasas de inflación aún altas.

El ritmo de bajada es mayor que la media nacional pero sigue siendo elevado. Son los alimentos la causa, con los combustibles, pero los costes energéticos han sido moderados por la acción y la medida que a nivel europeo se consiguió con esos topes al gas. Fruto de todo este escenario cuanto tenemos en la actualidad es unos tipos de interés marcados por el Banco Central Europeo para contener de una forma directa la inflación.

Y hay más frentes abiertos.

Confiemos en que con todas las medidas que se están tomando vaya disminuyendo la inflación hasta llegar a la normalidad. Pero pese a que la incertidumbre siga imperando, hay algo que sigo poniendo en valor como primer factor fundamental distintivo de la anterior crisis de 2008, que el empleo sigue respondiendo. Los datos de paro no tienen nada que ver con los de entonces, ha habido una herramienta fundamental que ha llegado para quedarse que son los ERTE. Antes que cerrar empresas o tener que echar a su plantilla a la calle cuentan con esta herramienta.

Sin embargo, en Aragón hay casi 60.000 desempleados.

58.290 en febrero, y como seguimos los datos diariamente podemos augurar que cuanto viene por delante en marzo sigue siendo positivo. Estos datos de paro no los veíamos desde 2008. Y lejos de comparar con 2008, cuando hablábamos de la covid vimos cómo el paro aún con los ERTE aumentó significativamente, entonces esa comparativa sin tener en cuenta el parón de la pandemia nos remonta a 2008, a los tiempos de la Expo. Cuando además nos vamos a la otra medida que es la afiliación a la Seguridad Social, el empleo que realmente se genera es de récord. Luego el empleo funciona.

Más de 58.000 es aún un número alto. No es para celebrarlo.

No. El hecho de que hubiera uno o dos no sería un motivo para celebrar. Cuando hablamos de que el paro baja obviamente estamos hablando en comparativa. Cabe celebrar. Es que tuvimos una cifra que superaba los 91.000 parados cuando entramos en el Gobierno en 2015. Lo que cabe reconocer no solamente es que mucha gente ha encontrado empleo sino que gracias al empuje de nuestro tejido empresarial se ha creado empleo. Siendo una cifra alta de paro, choca con la realidad de muchas empresas que trasladan que tienen huecos por ocupar y que muchos puestos no se cubren.

¿Por qué no se cubren, no son los sueldos atractivos?

No es solo una causa. Está claro que los parados inscritos en el Inaem no responden a las necesidades de cualificación de las empresas en Aragón, un tema que se replica en el ámbito nacional. Hay problemas de cualificación, formación y recualificación.

En estos años han traído importantes inversiones, pero también ha habido algún fracaso.

La fábrica de baterías de Volkswagen. Estaba todo preparado para que se materializara. Si debía primar la eficiencia empresarial no parece que fuera la decisión más acertada, pero las empresas son muy libres de decidir dónde realizan sus inversiones. Viéndolo de manera positiva, nos hizo ganar experiencia.

Si la decisión de ubicar el proyecto en Sagunto (Valencia) y no en Zaragoza no fue de eficiencia empresarial, ¿fue entonces política?

No puedo apostar por nada. El proyecto aquí estaba en puertas de ser realidad. Trabajamos codo con codo con la empresa. Teníamos la convicción de que saldría adelante. Lo que puedo asegurar ahora es que Aragón tendrá una fábrica de baterías para automóviles.

¿Será del grupo Tata?

Hay varias posibilidades. A lo largo de estas dos legislaturas hemos ido aprendiendo, poniendo en valor todos nuestros activos, entre ellos los logísticos. En 2015 la marca Plaza era un despropósito por los casos judiciales y hemos conseguido que ir a Plaza sea atractivo, que más empresas quieran instalarse ahí. Para suelo logístico también hemos puesto en valor otras plataformas, como Zuera. Nuestro desarrollo logístico cuenta además con otro recurso importante, que es el gran potencial que tenemos en energías renovables.

¿Instalará Tata esa nueva planta de la que habla?

De todo lo publicado nada ha salido del Gobierno de Aragón. Nosotros no hacemos partícipes a nadie de las negociaciones que realizamos. Es un sello que llevamos por delante. Las decisiones las toman las empresas y ellas hacen los anuncios.

¿Negocian con otras empresas proyectos de este tipo?

Trabajamos en varias líneas, con gran empeño desde 2018. Fuimos los primeros en hablar ya de instalar fábricas de baterías con los chinos, ahí estuvo el origen del proyecto de Volkswagen. Desde entonces nos posicionamos bien.

¿Y con Stellantis?

Con Stellantis la relación es fluida, hablamos todas las semanas.

¿Han cuantificado la inversión y el empleo generado por todos los nuevos proyectos?

Cuantificar el 100% es complicado, pero con la declaración de interés autonómico desde 2015 se han cerrado 56 proyectos, con 4.625 millones de euros de inversión y más de 17.000 empleos.

¿Habrá más anuncios antes de las elecciones?

Eso depende de las empresas. Son ellas las que deciden cuándo hacen los anuncios.

¿Hay proyectos cerrados?

Sí. Si por nosotros fuera, anunciaría uno hoy mismo. El anuncio es muy importante, hay mucho trabajo detrás. Anunciarlo es importante porque cuando lo hace una empresa eso atrae el interés de otras. La presentación de un proyecto a los medios es un escaparate para la comunidad autónoma.

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