Susana Remacha: "Dirigir una fábrica de coches es un reto que me está encantando"

Nacida en Zaragoza en 1974, dirige la factoría de automóviles de Stellantis en Villaverde (Madrid). Participó en el ‘Día de la mujer y la ciencia’ en el colegio Sansueña.

Susana Remacha, directora de la fábrica de Stellantis en Villaverde (Madrid), en el colegio Sansueña de Zaragoza.
Susana Remacha, directora de la fábrica de Stellantis en Villaverde (Madrid), en el colegio Sansueña de Zaragoza.
Guillermo Mestre

¿Qué ha supuesto para usted dirigir una fábrica de coches?

Me está encantando porque me gusta mucho comunicarme con los equipos. Intento siempre involucrarlos porque la realidad es que un operario puede hacer su tarea solo, un supervisor ya necesita ayuda, un gerente más y yo necesito muchísima. Me gusta que estemos todos alineados con algo común. La de Stellantis en Madrid es una planta más pequeña que la de Zaragoza, lo bueno es que al ser menos estamos los mismos para todo y es más fácil alinearnos. Está suponiendo un reto que me está encantando.

¿Se preparaba para una tarea de este tipo cuando estaba trabajando en la planta de Figueruelas?

No. Fue inesperado. Ninguno de los cambios en mi carrera ha sido preparado. Lo que pasa es que cada vez vas cogiendo más retos y más responsabilidades de forma natural. De supervisora, al frente de 36 personas y gestionando un área pequeña, se da un crecimiento natural hasta el momento en el que me toca dirigir una fábrica. Hay cosas que son más fáciles para mi, llevo toda la vida en la manufactura, eso lo conozco bien, pero hay áreas que controlo menos. He aprendido mucho de recursos humanos, de gestión financiera, de logística. Entonces he seguido creciendo más, cada día aprendiendo algo nuevo.

Aún es poco común que una mujer dirija una fábrica, sobre todo de automóviles. ¿Por qué?

Todo está en la base. Cuando empecé ingeniería, de 111 personas que estábamos en primero no había más de 15 mujeres. Mi hermana pequeña ya estudió ingeniería ocho años más tarde que yo y la foto había cambiado un poco.

¿Por qué estudiar ingeniería?

A mi me encantó cuando en unas jornadas en Ibercaja una chica contó que con la ingeniería podías hacer de todo. Ella trabaja en hacer puentes, pero dijo todo lo que se podía hacer. Podías dirigir una fábrica, trabajar en bioingeniería, hacer coches, dedicarte a las estructuras. Y yo pensé: Esto me gusta. Es como un reto constante. Y ya hay mujeres supervisoras, más mujeres estudiando ingeniería en la universidad. Es cierto que para las mujeres hay una fase que es muy difícil, que es la época de la maternidad, es difícil nos pongamos como nos pongamos, justo en el periodo en el que más se puede crecer profesionalmente. Pero todo es querer en la vida. Reconozco que yo siempre he tenido mucha ayuda, pero la fábrica pone muchas cosas para ayudarte y al final, para adelante. Creo que hay pocas mujeres directoras porque había pocas ingenieras.

¿Hay que sembrar la inquietud desde que son niñas?

Sí, desde esas etapas. A las niñas les tiene que apetecer ser ingenieras. En clase (en Sansueña, con motivo del ‘Día de la mujer y la ciencia’) cuando preguntaba todo el mundo levantaba la mano. En mi época dudo que lo hubiesen hecho. Hay que sembrar, ponerles la semillita de la ciencia. Las mujeres, les repetía, podemos estudiar todo lo que queramos.

En la fábrica le está tocando introducir más los coches eléctricos. ¿Muchos cambios?

Yo hice el lanzamiento en Zaragoza del último Corsa en 2019. En Madrid, cuando llegué, ya se había lanzado el Citroën C4. El coche eléctrico es una maravilla, ahora lo que hay que hacer es conseguir que se venda más.

Las baterías que se ensamblan en los coches que hacen en Madrid se envían desde Zaragoza.

Sí, en el mismo taller que lancé en Zaragoza. El plan de futuro es que cada planta tenga su taller de baterías porque cada vez vamos a hacer más coches eléctricos, pero ahora utilizamos las de Zaragoza.

¿Cómo ve el futuro de la automoción?

Coches siempre vamos a necesitar. Yo soy optimista, tenemos que adaptarnos a lo que el mercado pide. Si pide eléctricos, los hacemos. Hay que adaptarse a las necesidades de los clientes, al medio ambiente y siendo flexibles. Cuanto más flexibles seamos y más rápido nos adaptemos mejor nos irá. 

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