expectativas económicas

Los directivos aragoneses creen que, si no hay sobresaltos inesperados, “2023 no va a ser un año malo"

"Sorprendidos" por el crecimiento de la economía en 2022, mejoran sus perspectivas económicas para el presente ejercicio, pero advierten del incierto escenario y muestran preocupación por la elevada inflación subyacente, por el déficit público crónico y el desajuste entre la oferta y la demanda laboral.

Fernando Rodrigo, presidente de ADEA, y Diana Marchante, secretaria general, durante la presentación del barómetro de opinión.
Fernando Rodrigo, presidente de ADEA, y Diana Marchante, secretaria general, durante la presentación del barómetro de opinión.
ADEA

No quieren lanzar un mensaje de optimismo sobre la evolución de la economía durante este año, pero los directivos aragoneses se muestran “menos pesimistas” que lo que estaban a mediados de 2022. Reconocen que el escenario continúa marcado por una “enorme incertidumbre”, pero reconocen que la resistencia mostrada por la economía durante el pasado año les ha dado una “agradable sorpresa” con un crecimiento superior al 5% que nadie esperaba ni había predicho. Y con el “mayor margen de confianza” que ha generado el incremento del PIB, auguran que, si no hay nuevos sobresaltos y acontecimientos inesperados, “2023 no va a ser un año malo”.

Así lo ha señalado este viernes Fernando Rodrigo, presidente de la Asociación de Directivos y Ejecutivos de Aragón (ADEA) durante la presentación de los resultados del Indicador de Opinión correspondientes al segundo semestre de 2022, un barómetro que recoge, a través de una la opinión de los directivos aragoneses acerca de diferentes aspectos de la coyuntura económica, así como sus previsiones para próximos meses.

Rodrigo ha matizado, sin embargo, que a pesar de la mejora de las expectativas, existen preocupaciones entre este colectivo. La principal, ha señalado, es la inflación, y especialmente la subyacente, que, a pesar del descenso de los precios de la electricidad y el gas, continúa en niveles altos, aunque ha reconocido que “cabe pensar en que se vaya produciendo una cierta moderación de este indicador”. Porque si esto sucede, ha señalado, se relajaría también la política monetaria y existiría una financiación más contenida, ya que el actual incremento de los tipos de interés está siendo un problema para la ciudadanía en general, pero también para las empresas.

“Los directivos creen que el endurecimiento de las condiciones crediticias puede haber tocado techo”, señaló el presidente de ADEA. Lo reflejan también los datos del barómetro de opinión, que refleja que si en segundo semestre de 2022 el 43,4% de lo encuestados consideraba estables las facilidades para la obtención de financiación, ese porcentaje se eleva al 60,9% en la estimaciones para el primer semestre de este año. También se reduce el porcentaje de los que consideran que empeora, pasando del 47,2% al 30,3%.

Cuando se les pregunta por la evolución de la plantilla, los directivos apenas varían las previsiones realizadas en el segundo semestre de 2022 y las estimaciones para los seis primeros meses de 2023. Se mueven entre el 73,3% y el 71,3% cuando hablan de una evolución estable, pierde un punto los que consideran que mejora y se pasa del 16,2% al 18,5% quienes responden que va a empeorar. Pero, ha explicado Rodrigo, “son ligeramente peores pero no malas y avanzan que no se prevén ajustes en las plantillas”.

La evolución de las ventas, tanto en el interior como en el exterior, hablan también de ligeras mejorías, especialmente cuando se habla de exportaciones. Porque si el 9,4% de los directivos aragoneses estimaba un avance en el comercio exterior en los seis últimos meses del año anterior, ahora son un 14,3% los que creen que estas ventas mejoraran en el primer semestre del año. Y así sucede también cuando se pregunta sobre la evolución de la economía de Aragón en general. Prácticamente el mismo porcentaje –un 73% frente a un 73,5%– augura que mantendrá una senda estable. Se reduce del 22,5% al 19,5% los que estiman que empeorará y se eleva del 4,5% al 7% los que auguran una mejora.

Preocupaciones que continúan

A pesar de que se ha rebajado el nivel de pesimismo, existen “circuntancias que continúan preocupando”, ha señalado el máximo responsable de la asociación, que ha situado en primer lugar “el elevado déficit público crónico”. Para Rodrigo, se entiende que durante la pandemia el Estado tuviera que incrementar sus gastos para rescatar a las familias y a las empresas. Pero, ha advertido, “no es comprensible que 2022 sea un año récord”.

También genera incertidumbre entre los directivos la empleabilidad. ¿Cómo es posible que haya cerca de 60.000 parados en Aragón cuando las empresas no podemos cubrir los puestos de trabajo que ofertamos”, se ha preguntado el presidente de ADEA, que ha renglón seguido ha detallado las causas que explican, según este colectivo, dicha circunstancia.

Por un lado, ha señalado Rodrigo, quizás suceda que las estadísticas del paro no reflejan la realidad en un país en el que existe “mucha economía sumergida”. Por otro, ha destacado que los directivos no cuestionan la utilidad de la renta de subsistencia, pero ha explicado que consideran que debería existir “un mayor control” porque sucede, ha asegurado, que muchos ciudadanos se conforman con estos ingresos y no realizan una búsqueda activa de empleo. Y, sobre todo, ha insistido, se hace imprescindible un ajuste entre la oferta y la demanda, en el que “hay mucho trabajo por hacer” y en el que tienen que implicarse las empresas, los distintos ciclos formativos, la universidad y la administración.

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