Heraldo del Campo

Pastoreo controlado para un paisaje menos árido

Un estudio mundial señala los impactos de la actividad ganadera en las zonas áridas y la importancia de controlar el aumento de animales para mantenerlas.

Un estudio en el que participa la Universidad de Zaragoza analiza el efecto del pastoreo en las tierras más secas.
Un estudio en el que participa la Universidad de Zaragoza analiza el efecto del pastoreo en las tierras más secas.
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El aumento de la intensidad del pastoreo, es decir del número de cabezas de ganado, tiene un impacto diferente en función de la aridez de algunas zonas. Por ello, en las zonas más áridas, en las que las temperaturas son más altas, es necesario controlar los incrementos de ganado ya que un aumento desmedido de cabezas podría conducir a una degradación del ecosistema, un fenómeno que no se produce en las zonas menos áridas, donde las temperaturas son más bajas.

Esta es una de las conclusiones a las que ha llegado el proyecto Biodesert (ERC-Consolidator Grant), una iniciativa pionera a nivel mundial en la que ha participado Hugo Saiz Bustamante, investigador María Zambrano en el Departamento de Ciencias Agrarias y del Medio Natural de la Escuela Politécnica Superior de Huesca y miembro del Instituto de Investigación en Ciencias Ambientales (IUCA) de la Universidad de Zaragoza. Su labor ha consistido en la coordinación del muestreo global de vegetación, así como en la recopilación, verificación y homogeneización de los datos vertidos por todos los grupos de investigación que conforman este proyecto.

"Lo que hemos hecho es medir y estandarizar cómo afecta el incremento de cabezas de ganado a diversos parámetros como la fertilización del suelo, la cantidad de forraje, la fijación de carbono o el control de la erosión. En función de los resultados obtenidos determinamos los efectos como positivos o negativos. Todo ello en zonas en las que ya hay ganado existente. No se han analizado zonas en las que se incorporarían animales por primera vez", explica Hugo Saiz, quien destaca que nada de esto hubiera sido posible sin la colaboración de cientos de científicos de todo el mundo. "La conservación del medio ambiente es una prioridad y con la colaboración de todos podemos hacer mucho, como indica este estudio", añade.

Pionero en el mundo

Asimismo, el estudio, cuyos resultados se han publicado en la revista Science, concluye que en las zonas de mayor biodiversidad tanto vegetal como animal, los efectos de aumentar la intensidad del pastoreo suponen "en general" beneficios para el suelo.

Los hallazgos de este estudio son de gran relevancia para lograr una gestión más sostenible del pastoreo, así como para establecer acciones efectivas de gestión y restauración destinadas a mitigar los efectos del cambio climático y la desertificación en las zonas áridas del planeta. En otras palabras, los resultados sugieren que la respuesta de las zonas áridas al cambio climático puede depender de cómo las gestionemos localmente.

El pastoreo es una actividad humana que sostiene a cientos de millones de personas, particularmente en las zonas áridas de la Tierra, que alcanzan hasta el 40% de la superficie del planeta y en las que habitan no solo una de cada tres personas, sino que también albergan a la mitad del ganado. Pese a su trascendencia, este estudio es pionero en el mundo debido a su procedimiento. "Es la primera vez que se ha hecho una medición real en campo y se han obtenido resultados reales y comparables de diversos lugares del mundo", recalca el investigador.

El proyecto ha contado con más de un centenar de colaboradores para estudiar un total de 326 ecosistemas áridos en 25 países, desde Australia a Namibia, de seis continentes. También se han analizado pastos en Aragón, en concreto en las zonas de Belchite, Mediana de Aragón y el área de Leciñena.

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