El alza de los precios sigue presionando el bolsillo de los consumidores y no es una situación exclusiva de España. La inflación en la zona euro alcanzó en agosto una cifra récord del 9,1% en promedio, dos décimas más que en julio, según publicó la agencia oficial Eurostat.

La inflación subyacente, que excluye alimentos y energía y, por tanto, es considerada como la más persistente, también alcanzó un récord del 4,3%, tres décimas más que en julio. Este dato es precisamente el que más preocupa al Banco Central Europeo (BCE), que además se mantiene varios pasos por detrás de la Reserva Federal (Fed) estadounidense en el ritmo de endurecimiento de la política monetaria. En su última reunión, el organismo sorprendió con una subida récord de 75 puntos básicos en los tipos de interés. Y tras los últimos datos conocidos, muchas voces apuntan ya a un movimiento igual en octubre, a pesar de que el mismo pueda entorpecer la recuperación económica.

El mercado viene anticipando desde hace tiempo ese escenario, tal y como evidencia la evolución de indicadores como el euríbor a 12 meses, que en los últimos días ha vuelto a coger carrerilla situando este viernes su cotización diaria en el 2,263%.

Hace apenas una semana estaba en el 1,903%. Y a principios de año cotizaba todavía en negativo, en el -0,5%. ¿Conclusión? El euríbor vuelve a niveles de 2009 y los hipotecados deben hacer frente al mayor encarecimiento de sus préstamos en las últimas décadas. Y todo apunta a que así seguirá de aquí a final de año, al calor de una política monetaria de los bancos centrales que se antoja cada vez más agresiva.

Si se tienen en cuenta las once sesiones hábiles de septiembre, la media mensual se queda en el 2,016%. Y todo apunta a que el mes terminará por encima de esa barrera del 2%, un nivel que no se veía (en media mensual) desde diciembre de 2011 y que supera con creces el 1,249% del pasado agosto. El golpe para los hipotecados que ahora tengan que revisar sus cuotas respecto a hace un año será brutal. Aunque depende mucho del momento de la firma del préstamo, en el caso de una hipoteca media, contratada en agosto de 2021, de 150.000 euros a 25 años y a un interés de euríbor más un 1,5%, la cuota podría encarecerse en torno a unos 118 euros mensuales. Ni más ni menos que 1.421 euros al año.

Esta situación puede desbaratar por completo el presupuesto de muchas familias -sobre todo las de menores rentas- y que, de paso, amenaza con echar por tierra el firme control de la morosidad que la banca ha logrado mantener durante los últimos años de pandemia, gracias también a las medidas adoptadas por el Gobierno para proteger a hogares y empresas del golpe de la crisis.

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Un plan de salvamento

En este escenario, los sindicatos han comenzado a presionar para la creación de un fondo de ayudas a los hipotecados que no puedan hacer frente a su préstamo. UGT presentó ayer su propuesta, que afectaría a personas con ingresos totales inferiores al salario medio en España o aquellas consideradas vulnerables.

Estos colectivos tendrían que demostrar que el pago mensual de la hipoteca en su vivienda habitual supera el 30% de sus ingresos mensuales. Solo así podrán acceder a una prestación que duraría 12 meses.

El sindicato citado estima que unas 340.000 hipotecas podrían beneficiarse de un fondo que tendría que estar dotado con unos 650 millones de euros para cumplir sus objetivos. ¿Cómo se financiaría? Para el sindicato, lo ideal sería que se emplease parte de los 1.500 millones de euros que el Ejecutivo de coalición espera recaudar al año con el el nuevo impuesto a la banca.