“Con la revolución 4.0 la estabilidad será una ilusión, pero no hay que tener miedo”

El consultor Fernando Botella, que presenta hoy su nuevo libro en Zaragoza, insiste en que no hay que temer la robotización del mercado laboral, pero advierte que la escuela no ha evolucionado y no está preparando a los potenciales trabajadores para las profesiones del futuro.

Fernando Botella, autor del libro 'Bienvenidos a la revolución 4.0'
Fernando Botella, autor del libro 'Bienvenidos a la revolución 4.0'
Heraldo.es

Todas las revoluciones inquietan y frente a ellas, y a lo largo de la historia, el ser humano siempre ha mostrado sus reticencias y resistencias. Sucede también con la nueva era digital, tecnológica, de inteligencia artificial y robots que ahora llega. Se le puede esperar con los brazos abiertos, demostrando que se quiere aprender de ello, crecer con ello y asociarse con lo que esta por venir, o se puede mostrar oposición y resistencia a los cambios, pero lo mejor “acoger la tecnología para poder elegir qué de ella podemos sacar de provecho para los humanos que son los que tenemos que seguir estando en el centro en el futuro”.

Es el argumento que utiliza el consultor Fernando Botella para explicar que si ha elegido como título ‘Bienvenidos a la revolución 4.0', para su publicación es porque quiere transmitir un mensaje positivo ante un escenario que no está exento de razones para el miedo, pero al que hay no hay otra opción que adaptarse y tomar como ejemplo ese proverbio chino que dice ‘cuando llega el viento algunos construyen muros y otros levantan molinos’. Una publicación que Botella presenta esta tarde a las 19.00 en Ibercaja Patio de la Infanta en un acto en el que estará acompañado por la nadadora y campeona paralímpica Teresa Perales y por el neurólogo Javier López del Val.

Botella reconoce que aunque a lo largo de la historia la humanidad ha pasado por numerosas revoluciones, la actual tiene dos diferencias esenciales. “Es muy igual a todas en el sentido de que tiene que ver con un cambio de mentalidad, pero se diferencia en primer lugar porque hay que comprender la exponencialidad del cambio, el tiempo en el que todo cambia no es en línea recta, la estabilidad es una ilusión, la gente no va a tener un trabajo estable, no va a tener una pareja estable, no va a vivir en una casa estable, es una ilusión que va a desaparecer”, dice Botella, que añade otra peculiaridad a la revolución 4.0. Se trata del manejo del dato, ese que hasta ahora hacía inteligente al ser humano y que ahora exige concentrar esa sabiduría fuera de uno mismo “en una especie de exocerebro”. Pero este problema puede convertirse en una oportunidad, porque, señala Botella, si lo hacemos bien “es una ayuda para potenciar la capacidad de gestionar información y poder evolucionar y seguir siendo sabios”

Este experto consultor quita hierro a la robotización del mercado laboral. “Los robot no han venido a quedarse en todas las profesiones”, señala, para detallar que las máquinas se ocuparán, según la teoría de las tres D por sus siglas en inglés, “de las tareas peligrosas, las aburridas y las sucias, aquellas que las personas no quieran hacer”. Y, asegura Botella, que no es verdad que vayan a sustituir a la creatividad humana, porque el robot está para imitar lo que las personas crean, aunque destaca que eso que se ha llamado ‘transhumanismo’ y que tiene mucho que ver con la unión entre la tecnología y la robótica con lo humano, es lo que va a permitir que sigamos evolucionando.

Impuestos a los robots

Se muestra, sin embargo, partidario de que los robots y todos los desarrollo digitales deberían pagar impuestos en el futuro. Por dos razones. “Si no somos capaces de legislar, la tecnología podrá con nosotros”, explica en primer lugar Botella, que detalla que el problema no es que un coche pueda ir sin conductor, “eso ya está resuelto”, el problema es que no tenemos carreteras adecuadas para que eso suceda. Un problema “importante” que los políticos deberían plantearse cuanto antes y que, en opinión de este consultor, “podrían comenzar a recoger en sus programas electorales ahora que vienen las elecciones”. Además, explica, “dado que el ser humano tiende a tener más tiempo de ocio, que no quiere decir de vagueza, mientras la producción las lleven las máquinas, que las máquinas paguen por lo que producen y mantenga socialmente a aquellos que lo necesitan, entre ellos a la tercera edad” y entre ellos a la tercera edad.

En su opinión, hay que quitarse el miedo, aprender y prepararse para un futuro en el que el 65% de los niños que actualmente estudian primaria trabajarán en profesiones que hoy en día no existen. El problema, advierte Botella, “lo que realmente debería darnos miedo y preocuparnos” es que “seguimos preparando a esos niños para profesiones como las actuales”. Para ilustrar su argumento señala que si comparamos un quirófano de ahora de cualquier gran hospital de una ciudad española con lo que había hace 50 años, “la diferencia es espectacular”, pero “si entras en una escuela de ahora y otra del siglo pasado hay tan poca diferencia que lo dice todo, la educación no se ha transformado a la velocidad que lo ha hecho la sociedad”. Las que si se van adaptando son las empresa, explica Botella, aunque unas mejor que otras, pero lo cierto es que las que no lo hagan, desaparecerán, advierte este experto, que insiste en que “en esto no hay medias tintas”.

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