Francisco Román: "Hay que conectar el progreso económico con el progreso social"

El presidente de la Fundación Seres, un directivo de largo recorrido, participó en el 6º congreso de Responsabilidad Social de Zaragoza. Aquí desgrana su ideario humanista.

Francisco Román, presidente de la Fundación Seres y expresidente de Vodafone España, el jueves pasado en Zaragoza.
Francisco Román, presidente de la Fundación Seres y expresidente de Vodafone España, el jueves pasado en Zaragoza.
Raquel Labodía

La Responsabilidad Social Corporativa o Empresarial avanza, pero a veces parece que lo hace por ‘buenismo’, para contrarrestar la idea de que las empresas no tienen corazón. ¿Cuánto hay de ‘buenismo’ y cuánto de realidad?

Es una muy buena pregunta, aunque compleja, porque las cosas no tienen una sola cara. ¿Por qué digo esto? Lo primero es que es una respuesta imprescindible a la situación, y eso es lo más importante. Vemos qué es lo que ocurre en el mundo, que está sujeto a unos factores de presión. De los más nuevos yo veo que uno es el riesgo de colapso ecológico y otro la disrupción tecnológica. Eso hace que haya un desafío para toda la sociedad que exige respuestas globales. En ese entorno cambiante y de enorme presión las empresas no pueden ser ajenas y, de hecho, no lo son. Las empresas tienen que ser conscientes de que su interacción con el entorno les reporta impactos positivos y negativos. Ese es el origen de la responsabilidad social, el diálogo constante con los grupos de interés para comprender ese entorno y dar una respuesta.

¿Las empresas están ahí entonces por interés?

Claro, pero eso es legítimo. Si me voy a un esquema muy grande yo diría que todos debemos actuar contra el cambio climático. ¿Porque es bueno para todos? Sí, pero lo importante aquí es pensar en el largo plazo y saber que un enfoque colectivo de interés común es positivo para todos. Entonces es legítimo para las empresas. ¿Qué ocurre entonces? Que a las empresas se les está pidiendo más desde todos los grupos de interés. Hoy se lo reclaman los clientes. Estos castigan fuertemente a una empresa que no cumpla con este tipo de cosas. El talento también va más a empresas que tienen un propósito, que tienen una misión. Los inversores van exigiendo cada vez más ese enfoque de largo plazo, que quiere decir sostenibilidad, que quiere decir responsabilidad. ¿Así que es ‘buenismo’ o es real? La vida se compone de muchas cosas y lo fundamental es que hay que dar respuestas a las condiciones del entorno.

Hablamos mucho ahora de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la agenda 2030 de la ONU. ¿Es un paso más allá en la RSC, una vuelta de tuerca?

Es, sobre todo, las primera respuesta global orquestada, con líneas de actuación para todos. Esto es muy importante, porque por ejemplo los Objetivos del Milenio tenían más foco en los países más pobres, lo cual era importante y necesario. Pero entendiendo que ahora tenemos un desafío global es importante que tengamos un marco de respuesta global. Y eso son los ODS, con los que llevamos tres años.

Se está resaltando mucho ahora lo de empresa humana, como si tuviésemos mala conciencia. En el último congreso nacional de APD, en el que usted participó, ese fue el lema. ¿No es obvio que la empresa tiene que ser humana puesto que está formada por personas?

En Barcelona yo empecé diciendo que si una empresa no es humana entonces para qué quieres una empresa. ¿Se destaca ahora por mala conciencia? No lo sé, yo creo que se habla de empresa humana porque vivimos unos tiempos de cambio en los que la disrupción tecnológica es fundamental y eso nos lleva a preguntarnos por lo esencial, y lo esencial es que las personas son las que hacen las empresas y las personas son los destinatarios de los fines de las empresas. Necesitamos empresas más fuertes y más sanas para tener una sociedad más sana y más justa.

La disrupción tecnológica abre brechas, pero también venimos de una crisis en la que muchos ricos se han hecho más ricos aún y los pobres, más pobres. ¿Por eso hay que reforzar más esta idea?

Ese es un mensaje fundamental. Tenemos una necesidad de una mayor igualdad. Es decir, hay que conectar el progreso económico con el progreso social, o el progreso social con el progreso económico.

El profesor Antón Costas habló de eso en el congreso de APD de Barcelona.

Sí, Antón Costas habló muy bien, y ahora me referiré a eso. Uno de los desafíos para este progreso social es que el progreso económico vaya aumentando la desigualdad creando divisiones difíciles de digerir porque no son nimias. Decía Antón Costas que las sociedades más avanzadas en derechos y en prosperidad son las que han crecido más o menos en el marco de libre empresa y entornos democráticos. Ahí la base es un contrato social donde debe haber oportunidades para todos. Si no somos capaces de generar oportunidades para todos esa base se va rompiendo y creamos una sociedad frágil, lo cual es malo para todos, una tensión que es inasumible. La reducción de la desigualdad, la reducción de las brechas, debe ser un objetivo prioritario de toda la responsabilidad social.

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