Siete de cada ocho municipios de Aragón tienen más hombres que mujeres

A pesar de que en el conjunto de Aragón viven 17.732 mujeres más que hombres, las características del mundo rural han propiciado que en los pueblos predominen los segundos.

Imagen de archivo del municipio turolense de  Toril y Aasegoso, que cuenta con 25 habitantes: 20 hombres y 5 mujeres
Imagen de archivo del municipio turolense de Toril y Aasegoso, que cuenta con 25 habitantes: 20 hombres y 5 mujeres
Heraldo.es

Hablar de despoblación y de brecha de género en el mundo rural es tratar el mismo tema. Según los últimos datos disponibles, del 1 de enero de 2019, del Instituto Nacional de Estadística (INE), 212 municipios no alcanzan los 100 habitantes, mientras que el número de empadronados en las capitales de provincia no para de crecer. Unos datos que, según la Federación de asociaciones de mujeres rurales (Fademur) en Aragón, son consecuencia del “éxodo rural de las mujeres”, que dejan las localidades más pequeñas en busca de oportunidades en las ciudades. “En términos generales, si las mujeres dejan algunos territorios por falta de empleo la población total de esa zona a medio plazo disminuye”.

De esta forma, nos encontramos con que en tan solo 1 de cada 8 municipios aragoneses viven más mujeres que hombres (en 93 localidades, de las 738, es mayor el número de mujeres), a pesar de que en el conjunto de Aragón hay 17.732 mujeres más: 645.498 hombres y 663.230 mujeres. Esta brecha de género en la Comunidad es más acuciante, incluso, que en el conjunto de España donde dos de cada ocho localidades tienen más mujeres que hombres. “Las características del mundo rural aragonés definen esta situación”, explican desde Fademur. “En nuestros pueblos, cada vez las oportunidades son menores y el mundo agrario y ganadero se encuentra masculinizado”. Y es que tan solo un 9,2% de las mujeres ocupadas en el medio rural se dedica a la agricultura, frente al 21,1% de los hombres. Pero no solo eso, sino que la tasa de ocupación femenina en el medio rural es de 42,8%, frente al 50,2% nacional. “Las mujeres suelen ocupar más trabajos en el sector servicios y estos empleos en el mundo rural son escasos”, apuntan desde Fademur.

Si analizamos los datos por provincias, esta brecha se acrecienta. En Teruel, de los 235 municipios que contempla el INE, tan solo 27 tienen más mujeres que hombres. Asimismo, en ese dato se constata el éxodo rural femenino, pues las localidades con mayor población, como Teruel y Alcañiz, se encuentran entre las que el número de mujeres es mayor.

De la misma forma, la provincia de Zaragoza muestra esta realidad: las poblaciones en las que el número de mujeres gana al de hombres son 36, frente a los 302 municipios que hay en dicha zona. Con Zaragoza capital a la cabeza, las ciudades con mayor población, como Alagón, Calatayud, Tarazona, Tauste y Utebo, se encuentran entre esas 36.

En Huesca, la situación no es diferente: solo en 30 localidades, de los 201 municipios, las mujeres superan en número a los hombres. Huesca, Barbastro y Jaca, tres de las zonas con mayor población, se hayan entre dichas 30.

Estos datos se han ido consolidando en los últimos 20 años, conforme la mujer se ha ido incorporando al mercado laboral, ya en que en 1998, según el INE, la situación era distinta en Aragón, y el número de mujeres en el mundo rural se encontraba más equilibrado frente al de los hombres. Las mujeres han buscado sus oportunidades y, en el campo, no las han encontrado, ya que tan solo 10.300 son titulares de explotaciones agrarias en Aragón frente a los 35.158 hombres que sí lo son.

Asimismo, según el informe Panorama de la Educación, realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el 45% las mujeres de 25 a 34 años tienen estudios superiores frente al 36% de los hombres en España. “El tener una carrera universitaria, haber salido a estudiar, motiva en gran parte el éxodo a las grandes poblaciones”, aclaran. De igual modo, desde Fademur indican que el hecho de que “la mujer opte por las oportunidades de la ciudad es uno de los principales motivos de la despoblación y del envejecimiento poblacional, ya que si ellas se marchan, el asentamiento de familias desciende y, con ello, la natalidad”.

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