El sofá es, probablemente, una de las partes más importantes de una vivienda, pues es raro encontrar a alguien que no disfrute procrastinando en este mueble. No obstante, para que el noble arte de no hacer nada y posponer las tareas sea más satisfactorio conviene tener un sofá impoluto y libre de ácaros, manchas y bacterias.

Aunque en algunos casos pueden quitarse las fundas con facilidad y meterlas a la lavadora, hay algunos modelos de sofá que no pueden desmontarse, por lo que la limpieza debe hacerse 'in situ'. Para ello, no es necesario recurrir a productos de limpieza especiales, puesto que existen remedios más eficaces que te ayudarán a tener un sofá digno de una revista de decoración.

Con bicarbonato. Con un litro de agua, una cucharada de bicarbonato y otra de jabón se puede crear un mejunje antimanchas perfecto. Solo necesitaremos una esponja para aplicar la mezcla en las manchas localizadas. Para evitar sustos, se puede aplicar la mezcla en la parte posterior del sofá para comprobar que la tela no se daña o cambia su color.  Con percarbonato de sodio. Este compuesto, derivado del carbono, se puede diluir en un litro de agua caliente y aplicar sobre las manchas, notando sus resultados en unos 10 minutos. Como el caso anterior, conviene probar la mezcla en una parte no visible del sofá y esperar un tiempo a ver el resultado final.  Con un limpiador a vapor.  Aunque este método requiere mayor inversión, pues toca comprarse el aparato, el vapor seco que produce permite una limpieza profunda sin necesidad de usar químicos. La alta temperatura disolverá manchas y malos olores, además de mantener impoluto el color de tu sofá. Esta herramienta se puede emplear para limpiar otras partes de la casa, como las ventanas o los armarios. Puestos a limpiar, y teniendo en cuenta que la ciencia afirma que esto nos hace más felices, también puedes recurrir a estos trucos para mantener impecable la mampara del baño, para lucir unos electrodomésticos siempre nuevos o para recuperar el parqué y la tarima del suelo.