Combatir la desaceleración

En todos los balances sobre la economía en 2018 se destaca que ya no se crece como en los últimos años y que así seguiremos en 2019. Pero no son pocos los que trabajan para combatir esa realidad. Hay muchos proyectos en el horizonte. En Aragón, por ejemplo.

La economía española sigue creciendo, pero a un ritmo menor.
La economía española sigue creciendo, pero a un ritmo menor.

En todos los resúmenes sobre la evolución de la economía en 2018 y las proyecciones sobre lo que nos espera en 2019 se insiste en que hemos entrado ya en una ineludible fase de desaceleración. Es decir, que la época de ‘vacas gordas’ ha concluido, porque aquello de registrar incrementos del producto interior bruto (PIB) superiores al 3% ha quedado definitivamente atrás. Los expertos apuntan, pese a todo, que la evolución de la economía (en España, en Aragón) seguirá siendo positiva y que hay que huir de alarmismos porque crecer por encima del 2% y hacerlo con tasas superiores a la media europea no es un escenario precisamente negativo.

Las tensiones comerciales derivadas de acciones políticas proteccionistas, el ‘brexit’ de nunca acabar con consecuencias que aún no somos capaces de calibrar y las subidas de tipos amenazan con frenar la actividad económica en ese contexto internacional en el que cada vez trabajan más compañías españolas en general y aragonesas en particular. Cualquiera que exporte o importe debe tener muy en cuenta estos escenarios para poder equilibrar su cartera en función del acceso que tiene a determinados mercados, siempre que sea capaz de no poner todos los huevos en la misma cesta, una situación ideal que no siempre está al alcance de todas las empresas.

¿Y el Gobierno, qué hay del Gobierno? Las empresas -como los sindicatos, como los ciudadanos- lo que quieren siempre es estabilidad. Saber que las reglas del juego están claras para actuar en consecuencia y planear estrategias con cierta visión de futuro. Seguridad jurídica, en definitiva, pero también sensibilidad a la hora de afrontar los problemas.

En su balance sobre la actividad industrial en España en 2018, el sindicato Comisiones Obreras hablaba de «un año perdido» y entre sus críticas apuntaba que algún ministerio tomó decisiones que impactaron negativamente en la siderurgia, la minería, el naval, el sector eólico y la automoción. En este último caso, gestionando rematadamente mal -lo apuntaron también en UGT- el anuncio de que se prohibirá la fabricación de vehículos de combustión desde 2040 sin haber hablado antes con el sector y en un tono muy poco conciliador.

CC. OO., por otro lado, también deriva responsabilidades en su balance sobre la situación de la industria en el país a la clase empresarial, a la que achaca la «escasa dimensión» de las compañías, su bajo nivel de internacionalización y su escasa apuesta en I+D+i.

De estas y otras carencias bien sabemos en Aragón, donde la atomización empresarial es más notoria, si cabe, que en otras comunidades autónomas, con la reducida presencia de compañías de mediano tamaño. La apuesta por la innovación, por su parte, sigue estando lejos de ser generalizada, aunque tengamos algunos buenos ejemplos de lo contrario.

En el último número de su revista ‘Economía Aragonesa’, Ibercaja valora que el crecimiento de la región siga superando al de España y al de la zona del euro, que el sector servicios y el constructor están tomando el relevo ante el deterioro de una parte de la industria, que las ventas minoristas crecen más que la media nacional y que siga cayendo la tasa de paro. Los expertos de la entidad reconocen también la desaceleración y la pérdida de dinamismo de la producción manufacturera, pero su visión general es más optimista que pesimista.

En ese contexto hay que reseñar la existencia de un buen número de proyectos de futuro que servirán para combatir esta desaceleración económica que padecemos. Los hay en automoción, con un nuevo Opel Corsa en 2019 que genera gran ilusión; en el sector agroalimentario, con Bon Área y otras muchas empresas locales con potentes inversiones; en energía eólica, con varios parques en construcción... Razones todas ellas de peso para dar la bienvenida a 2019 con buenas, aunque prudentes, expectativas. Feliz Año.