Los apicultores, a punto de movilizarse por los bajos precios

El sector pide que en el etiquetado se especifique el origen de la miel con el objetivo de dar valor a su producto y hacer frente a las importaciones.

Un apicultor revisa la situación de sus colmenas en una explotación cercana a Fraga.
Un apicultor revisa la situación de sus colmenas en una explotación cercana a Fraga, en una imagen de archivo.
Patricia Puértolas

“En los últimos diez años, el aumento de las importaciones de la miel a España ha tenido un crecimiento exponencial de un 109%. En el año 2009, se importaron 15.269 toneladas y en 2017, 31.871”. Así expone UAGA-Aragón, en su revista, el incremento al que tienen que hacer frente los apicultores, haciendo, asimismo, hincapié en una investigación de la Unión Europea en el que se especificaba que “un 20% de las importaciones de miel no respeta los estándares de calidad europeos”. Ante esta problemática, los apicultores piden que en el etiquetado se especifique el origen de la miel, como recientemente se ha hecho con la leche. 

“No hay grandes operaciones, nos queda el mercado más pequeño que valora la calidad de nuestro producto”, explica Pedro Loscertales, representante del sector en UAGA-Aragón y apicultor en Huesca. “Es la ruina, no entendemos nada”, añade. Y es que como específica muchos apicultores españoles tienen un buen almacenamiento de bidones a los que no pueden dar salida en el mercado. “En Aragón, al menos por esa parte, tenemos más suerte, ya que las explotaciones son más pequeñas y digamos que no nos arruinamos tanto, porque además los operadores más locales ponen en valor nuestra miel”.

La Comunidad aragonesa cuenta con 1.558 explotaciones apícolas con un total de 118.298 colmenas. “Durante los últimos años, estábamos observado que el número de colmenas crecía por la atracción de esta profesión y por el aumento del consumo de miel, pero las numerosas importaciones han hecho que muchos se hayan visto obligados a dejar el sector”, apunta Loscertales. “Y el verdadero problema es que no cumplen con los estándares europeos de calidad, ya que en muchas ocasiones, la miel que principalmente viene de China no es miel”. Pero no solo el país asiático es el responsable de las importaciones, sino que también han incidido otros mercados de América del Sur, como los de Argentina o Uruguay.

Y no solo con el objetivo de dar valor al producto y diferenciarse, sino de dar una información adecuada al consumidor, los apicultores reclaman que en la etiqueta se especifique de dónde proviene la miel. “Hasta ahora la aplicación de la Directiva 2001/110/CE de la Miel en España, modificada por la Directiva 2014/63/UE, permite a los operadores etiquetar mieles con menos del 1% de miel de la UE como ‘mezcla de mieles UE-no UE’, sin indicar, además, los países en los que las mieles fueron recolectadas”, explican desde el sindicato COAG-UAGA. Por este motivo, los apicultores ya han anunciado que se movilizarán con la finalidad de que los gobiernos atiendan sus reclamaciones.

Una campaña irregular, “sin precios”

Este año, que en cuestión de producción, según apuntan desde UAGA, “aunque ha sido irregular en Aragón, podría haberse considerado dentro de la normalidad, tras tres años desastrosos, el hecho de no tener precios porque los grandes operadores no compran”, ha echado a perder las posibles buenas perspectivas. “A nivel global, no ha sido un buen año; y en España tan solo Valencia y una parte de Andalucía, han tenido una campaña excelente -aclara Loscertales-. Por este motivo, los no precios de este año no tienen explicación”.

“En Aragón, hemos estado entre los 10 kilos por colmena”, atestigua David Rocafull, representante del sector de UAGA-Aragón y apicultor de Foz de Calanda. Además, añade: “no solo hemos tenido que pelear contra la tendencia bajista de los precios, es que además la varroa (un ácaro que desde mediados de los 80 lleva trayendo problemas a los apicultores ya que mata o hiere a las crías, principalmente) sigue teniendo una gran incidencia en las colmenas, a pesar de los tratamientos que aplicamos”. “La trashumancia de otras comunidades autónomas ha hecho que sean más virulentas”, asegura Loscertales.

Las lluvias desde marzo han ayudado a la proliferación de las abejas y, por ello, ambos explican que este año han estado bien nutridas. “Eso no significa que sea la panacea, las bajas temperaturas, por ejemplo, hace que muchas de ellas mueran”, afirma Loscertales. “También el abejaruco, un pájaro que se instala a finales de primavera en la ribera de los ríos se las come, -agrega Rocafull-. Tenemos que hacer frente a muchos problemas, aunque al menos de momento no tenemos nidos de avispa asiática”.

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