¿Frenazo económico?

El temor a una desaceleración que ya se vislumbra amenaza los buenos datos de crecimiento de los últimos años en España. Aragón va mejor, pero hay incertidumbre en el horizonte. No se prevé, eso sí, una crisis como la desatada entre 2007 y 2008.

Los expertos avisan de los riesgos que generarán una desaceleración de la economía
Los expertos avisan de los riesgos que generarán una desaceleración de la economía
Víctor Meneses

No advierten las empresas aragonesas –no ahora, al menos– esa desaceleración económica de la que se habla con insistencia en las últimas semanas. El producto interior bruto (PIB) español no aumenta ya a tasas por encima del 3% y son muchos los expertos que avisan de los negativos efectos de la guerra comercial que protagonizan Estados Unidos y China en la economía mundial. El Fondo Monetario Internacional (FMI) fue muy tajante en los mensajes emitidos durante su reciente cumbre con el Banco Mundial en Bali (Indonesia). La escalada proteccionista preocupa cada vez más y sus consencuencias acaban llegando por efecto de la globalización a economías de todo el mundo. Con más dureza a aquellas dependientes de capital exterior.

Expertos consultados días atrás por este diario apostaron por situar el escenario actual en su justo término. «Si estamos refiriéndonos a lo que pasó en 2007, las circunstancias no son esas», aseguró el catedrático del departamento de Análisis Económico de la Universidad de Zaragoza, Marcos Sanso, quien prefirió definir la situación que se avecina como «fase descendente del ciclo». El profesor se refiere a la fase final de un periodo de ‘vacas gordas’ que sin embargo, consideró Guillermo Santos Aramburo, analista y socio de iCapital, «podría durar aún de 12 a 24 meses más, aunque perdiendo fuerza progresivamente».

Quizás es esa inercia de crecimiento la que nos permite en Aragón mantener un optimismo que no se ve en otras comunidades autónomas. El último Indicador de Confianza Empresarial Armonizado (ICEA), publicado el pasado miércoles por el Instituto Nacional de Estadística (INE), recoge una caída del 1,7% en relación con el trimestre anterior y se sitúa en su peor nivel desde el año 2013, pero apunta a Aragón como la única autonomía en la que los empresarios mantienen la confianza de cara al cuarto trimestre del año.

En esta visión positiva de las cosas pesa, sin duda, la buena marcha de un sector clave en la comunidad autónoma como es la automoción, en gran medida por la positiva situación coyuntural de la fábrica de automóviles de Opel en Figueruelas. Con cuatro vehículos distintos en sus cadenas de montaje desde el principio del año (el Corsa, el Mokka X, el Crossland X y el Citroën C3 Aircross), la factoría prevé superar este año las 440.000 o 445.000 unidades ensambladas, una cifra no conocida en los últimos diez años. Y para 2019, según apuntó recientemente Antonio Cobo, director general de Opel España, habría expectativas de igualar el récord de la planta, 485.857 coches, registrado en 2007. A esto se suman las buenas expectativas que genera la producción de un nuevo Corsa desde 2019 y la versión eléctrica de este modelo desde 2020.

No obstante, como dicen siempre en Opel, hoy en el grupo francés PSA, al final todo dependerá del mercado, y este podría verse muy afectado por una desaceleración que se muestra de modo más evidente en el conjunto de Europa que en España. Y no hay que olvidar a dónde se dirige cerca del 75% de nuestras exportaciones.

En la segunda gran multinacional con presencia en Aragón, el grupo de electrodomésticos alemán BSH, saben mucho de esto. El director general de la filial española de la compañía que incluye a la marca Balay, Fernando Gil Bayona, lo reconoció el pasado martes tras la celebración de un acto en la Universidad de Zaragoza. «Nuestra facturación podría ser ligeramente decreciente este año», admitió tras recordar la importancia que la exportación tiene para fábricas como las de Montañana y La Cartuja. Este año, auguró, «habrá más mercados en decrecimiento que en crecimiento», si bien quitó hierro al tema al señalar que «este es un hecho natural y hay que verlo sin angustia».

La buena marcha de empresas como Opel y BSH, así como la de muchas del sector agroalimentario y otras de servicios ha hecho que la economía aragonesa esté creciendo por encima de la media nacional. El departamento de Economía del Gobierno de Aragón señalaba hace unos días que a la luz de los datos recogidos hasta ahora el PIB de la comunidad autónoma crecerá un 3,1% en 2018 frente a al 2,7% previsto para España. Un dato positivo que la consejería valora sin olvidar que hay riesgos en el horizonte que llaman a la prudencia. Entre ellos cita la incertidumbre de Cataluña, dadas las estrechas relaciones comerciales de ambas regiones, y otras de ámbito más global como la ralentización del crecimiento europeo, el precio del petróleo o el proteccionismo.

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